Ahí viene la plaga", dicen en Miami

"Como decía aquella canción de Celia: acá no hay cama pa' tanta gente"
La propuesta de cuatro diputados estadounidenses de darles estatus de exiliados políticos a los venezolanos que se vayan a Estados Unidos huyendo del malvado "rrrrégimen" comunista disparó muchas alarmas en Miami.

"Come-aquello, esto no me está gustando", se oyó decir en las tertulias del veleidoso exilio cubano en la Pequeña Habana. "Como decía la canción de Celia, acá no hay cama pa' tanta gente, caballero".

Esa gente sabe mucho de negocios y rápidamente sacó sus cuentas. Ellos han tenido la exclusividad en el negocio vermicular, pero si les meten los venezolanos en ese mismo nicho del perseguido político, ya no será un monopolio sino un duopolio.

En la organización rabiosamente no gubernamental Venezolanos Voluntarios con Bush (VVB), la actitud de los cubanos miameros ha causado un profundo desconcierto. La secretaria de Festejos, Ña Magda, relató que luego de la propuesta de los diputados, varios cubanos "me hicieron el fó en un cóctel" (ella siempre dice cóctel, con acento en la o, porque es muy fina).

Otro grupete cambió descaradamente la conversación al verla. Estaban cuchicheando y cuando ella se acercó se pusieron a hablar dizque de los Marlins y hasta le preguntaron si conocía a Miguel Cabrera.

"Nada, pero yo me he enterado de lo que dicen porque sé leer los labios a la distancia y tengo oído de venado -dice Magda, a punto de sollozar-. Dicen que somos unos intrusos y que estamos allá porque queremos vivir de las dádivas gringas. Y también dicen que lo que nos ha pasado a nosotros no se compara con lo que les ocurrió a ellos, que ellos llegaron allá flotando en tripas de llanta de camión y nosotros llegamos en primera clase de American Airlines".

Ña Magda admite que la conducta de algunos miembros de la VVB en el exilio no ha sido la mejor propaganda para la tesis de que el dictador Chávez les confiscó sus propiedades y los dejó con una mano adelante y otra atrás. "Tengo que reconocerlo, aunque me duele, muchos viven allá una vida de botarates igual que cuando iban de fin de semana a comprar bagatelas y decíamos ta' barato. Sólo salen del mall cuando van a hablar al canal 42".

Mientras tanto, en altos círculos del "rrrrrégimen" bailan en una pata con la propuesta y están ligando que la aprueben, a ver si se finalmente se marchan los que tienen ocho años amenazando con irse. "Yo quiero ver si en Gringolandia se van a calar a Cabeza e'motor", desliza, con expresión sarcástica una diputada, quien recuerda lo que una vez le comentó un funcionario cubano, tras darse una vuelta por el Sambil. "El gran problema de ustedes es que tienen que hacer la revolución pero con Miami adentro".



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Clodovaldo Hernández


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