Si de ser caraduras se trata, la autodenominada “clase política” chilena está dando lecciones a nivel de postgrado.
El Senado, el ex presidente Ricardo Lagos, el ex presidente Eduardo Frei Jr., la Presidenta de la República, han juntado en esta media semana lo mejor de su repertorio para dar un recital de tonos menores que dan para un libro de antología a la pequeñez y la falta de moral política.
Vamos de a poco.
El Senado pasó, de un momento a otro, de ser un hemiciclo de señores y señoras graves y reposados a ser una vitrina del histerismo colectivo, motivado por la opinión de un mandatario extranjero que no hizo nada nuevo. Sólo repitió lo que todos los chilenos sabemos desde hace diecisiete años. Que el Senado está compuesto mayoritariamente por un grupo de políticos cuyo origen en la actividad se gestó a la sombra, bajo la capa protectora o gracias a la chequera siempre abundante del dictador Augusto Pinochet, ya cadáver.
¿Quién, salvo ellos, puede dudar que fueron en su momento cómplices sino autores o promotores de la violación de los derechos humanos? Estuvieron con los golpistas, ya sea por acción o por omisión. Y el golpismo, el fascismo a la chilena no se expresó sólo el once de septiembre del setenta y tres como quieren patentar algunos. El fascismo actuó impúdicamente hasta el último día de su gloria y luego simplemente, al igual que el nacismo alemán o que el franquismo español, se mimetizó y se enquistó en las democracias renacientes, emponzoñándolas con su hediondez totalitaria.. Las palabras del Presidente Chávez tocaron la pústula del apestoso y lo indujeron al grito desesperado. Sin embargo, a pesar de su descontrol, los senadores sólo lograron hacer más evidente que habían quedado “en pelotas” ante el mundo.
Otro que también baila cueca es Ricardo Lagos. Salió de La Moneda como dueño del mundo. El más inteligente, el menos corrupto, el que tenía verdadera autoridad. Sin embargo, a un año de su salida, no sólo ha quedado en evidencia, por la vía de los hechos, la debilidad de los cimientos éticos en que estaba basado su gobierno, sino que también se ha comprobado que no sólo estaba rodeado de ladrones. El mismo tomó las riendas de varios de los escándalos politico – financieros, para luego ver, desde su cúpula, cómo sus seguidores caían uno tras otro en manos de la justicia, librándole de todo mal. Luego le ha tocado a su sucesora en el cargo recibir todos los efectos de las erradas y antojadizas políticas públicas de quien, con doctorado en dureza facial, ahora aparece intentado dar lecciones al Presidente Chávez de cómo ser un buen mandatario. Y, una vez más, se equivoca en el intento. Dice Lagos que le “encantaría que todos (los países) tuvieran lo que tiene Hugo Chávez: la chequera,” porque “así las cosas serían más fáciles”. Triste aspiración la de Lagos, toda vez que muchos de los líos judiciales y la evidente falta a la probidad pública en su gobierno se debió al manejo fraudulento de la chequera que tuvo. Da escalofríos pensar en lo que haría Lagos y sus seguidores con la chequera del Presidente Chávez.
No menos denso estuvo esta semana el ex presidente Frei, actual presidente del Senado. Incapaz de gritar, cacarea. Le advierte a Hugo Chávez que "no tenemos por qué aceptar la intervención de ningún presidente en nuestro país", mientras él forma parte de un partido que ha hecho una campaña constante de hostigamiento no sólo al presidente venezolano, sino también al gobierno y pueblo de Cuba. Es de público conocimiento que la democracia cristiana continental tiene sangre en el ojo. Chávez es su principal enemigo. La revolución bolivariana expulsó a sus socios caraqueños y evidenció el escandaloso robo que por décadas impulsó la DC venezolana, hundiendo a la gran mayoría de ese pueblo en la miseria, mientras una pequeña elite gobernante gozaba de los beneficios de la mafia política que controlaba las exportaciones de crudo. El diablo vendiendo cruces. Frei, fiel a su papel en la vida. Las luces de la inteligencia no son lo suyo.
Para poner la guinda de la torta, la Presidenta Bachelet no podía fallar. Ante las cámaras de los medios de toda América, con tal de quedar bien con sus socios democristianos y aplacar la histeria de la derecha, actúa como una muchacha malcriada y le hace gestos de chiquilla despechada a un presidente Chávez que la mira como con ganas de decirle algunas cosas pero se contiene por caballero más que por presidente. Tenemos los chilenos un grupito de dirigentes que están como para encargo.
Lo bueno de esto no tiene que ver necesariamente con Chile. Sucede que todas las imprecaciones de los políticos criollos caen en tierra seca. Ejemplos como los de Venezuela y su impecable demostración de liderazgo y de procedimiento democrático o, más recientemente, el de Ecuador, donde la DC (¡¡era que no!!) también ha sido políticamente reducida a una pandilla de mafiosos despechados. Ahí el Presidente Correa obtiene un 85 % de respaldo para la Constituyente y por estos lados hay todavía algunos que quieren dar lecciones de democracia desde un país donde el sistema electoral es una burla a la voluntad soberana, y donde una elite impuesta desde los oscuros tiempos de la dictadura, se ha apoderado del concepto de autoridad para mantener su poder espurio.
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