En Venezuela, patria bolivariana, roja-rojita, tenemos el privilegio de ser testigos de lo inesperado, de lo real maravilloso, del acontecimiento: la Historia no termino, como pregonaba Fukuyama, en aquel merengue posmoderno llamado "El Fin de la Historia", en el que el funcionario del pensamiento imperialista afirmaba que se había llegado a un consenso mundial sobre la "realidad objetiva", representada por el capitalismo posindustrial y la democracia liberal, en el que era prácticamente inviable reconsiderar la narrativa emancipadora socialista, supuestamente “muerta y enterradita” con el colapso del bloque soviético.
A finales de los noventa, ya no había nada ideológico a que temerle...
Sin embargo, no había comenzado el nuevo siglo que los neoconservadores pretenden llamar “americano”, es decir, estadounidense, cuando, en un subyugado país de la periferia, considerado por el Imperio como “un aliado tradicional e incondicional”, llega a la Presidencia de la República Hugo Chávez Frías….y lo que vendría después cuestionaría el supuesto inevitable devenir del Pensamiento Único en todos los órdenes de la vida.
La llegada de la revolución bolivariana puso en duda, pues, la existencia misma de tal
Consenso, primero tímidamente, y luego, arrolladoramente, hasta el punto que hoy abundan las matrices mediáticas que señalan que la democracia es un peligro…cuando se suponía que era parte del consenso mundial sobre el Nuevo Orden Mundial.
Hay que estar bien enajenado para creer que la Democracia, aquella forma de Gobierno menos mala, según Churchill, o "el Gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo" de Abe Lincoln, es un peligro político.
No tardaron en surgir manipulaciones locas de la realidad histórica, en las que los pensadores del establishment nos aseguran que Hitler fue un producto de la Democracia, con la única intención de llevar a los incautos a la arbitraria conclusión de que el abominable nazi fue un demócrata…conclusión a la que solo se puede llegar mintiendo.
A principios del siglo XXI, un “insignificante” país, al norte del sur, se atrevió a desafiar al Imperio arrogante, soberbio.
A principios del siglo XXI, un pueblo cansado del yugo oligarquico-imperial se atrevió a pensar por si mismo. Un pueblo decidió escoger como Presidente a una persona con la voluntad real para generar los cambios que se necesitan, quizás desde su misma fundación como República.
A principios del siglo XXI, un pueblo se atrevió a decir que ya no cree en la promesa –trampa para tontos- de un supuesto paraíso que habría de construir el capital transnacional a cambio de trabajo semiesclavo, destrucción de la soberanía nacional y sus instituciones y la más absoluta alienación.
A principios del siglo XXI, un pueblo decidió no creer más en el relato de la Democracia Representativa.
Si no, ¿qué es lo explica el alto grado de movilización política y entrega con la que Pueblo de Venezuela ha acompañado los esfuerzos del Presidente Hugo Chávez por bajar de las nubes, por objetivar, las palabras bonitas que están plasmadas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela?
El alto grado de apoyo del pueblo venezolano a la revolución bolivariana indica, obviamente, que no han desaparecido las condiciones objetivas para las transformaciones políticas y económicas que siempre han necesitado nuestros pueblos.
Y digo nuestros pueblos porque estos cambios son un reclamo histórico no solo de Venezuela, sino de toda América Latina.
Así como en nuestros países la exclusión de las mayorías ha sido una constante histórica en todos los órdenes de la vida, el liderazgo que hoy asumen algunos hombres y mujeres como interpretes de la insatisfacción popular, también lo es. Por la misma razón que los pueblos los necesitan para su liberación, los Hugo Chávez, los Fidel Castros, los Evo Morales, los Daniel Ortegas, los Rafael Correas, los Kirchners, los Lula Da Silvas, nunca fueron y nunca serán vistos con simpatía por las oligarquías lacayas del Imperialismo extranjero.
Es que ha sido una constante histórica. Quien tiene privilegios luchara a muerte por defenderlos. Recordemos el odio de la oligarquía y los intelectuales de café, de derechas e izquierdas, eurocéntricos todos, hacia el gobierno nacionalista y popular del General Perón, la repulsiva complicidad de las oligarquías guatemaltecas contra el “comunista” Jacobo Arbenz, la demonización del gobierno de Bishop en Granada, por citar algunos ejemplos de lideres nacionalistas latinoamericanos, también llamados populistas con cierto dejo de desprecio, por los historiadores del establishment colonizado y dependiente.
De una cosa podemos estar seguros: Las oligarquías entienden por interés nacional la sumisión vergonzosa a los dictados yankees, el patrioterismo barato y fragmentador de la América Latina, y el uso del Estado los mas altos fines…de sus cuentas en los países llamados Primer Mundistas, a pesar de la caída del Muro de Berlín..y la eliminación sistemática de todo movimiento popular y todo liderazgo nacionalista y pro latinoamericano….
Por ello, el Gobierno patriota y nacionalista del Presidente Hugo Chávez Frías no puede esperar otra cosa que ataques de toda naturaleza, ataques mezquinos de la canalla autóctona y extranjera, bien alineadita con el Consenso de Washington en lo económico, y con el Nuevo Siglo Americano en lo político.
No estoy diciendo nada novedoso, pero es que, a veces, le entra a una como tristeza al oír en la calle a compatriotas de la oposición perder el sentido común, como ocurrió recientemente con el anuncio del congelamiento de nuestros activos por parte de la empresa Exxon Mobile, en contra de PDVSA, que fue presentado mediáticamente como un embargo por los intelectuales oposicionistas, quienes aprovecharon para proclamar con gran alegria, el falso "quiebre técnico" de nuestra empresa petrolera.
Alegrarse de los ataques mediáticos de todo tipo que recibe nuestro país, e incluso, llegar a preferir la invasión extranjera son muestras de cuán alienadas están las mentes de muchas de estas personas, que son capaces de decir cualquier cosa, así atente contra nuestra soberanía, con tal de no dejar escapar la más mínima idea que pudiera, remotamente, significar un cuestionamiento al sistema capitalista, no vayan a convertirse, los conciudadanos oposicionistas, por extraño sortilegio, en chavistas.
yurlenron@hotmail.com