Parece que en Suramérica los ataques van por turno justo desde que los mandatarios de tendencia progresista han asumido las presidencias de los países de este lado del mundo que hace rato dejó de ser el patio trasero de Norteamérica. Unos meses atrás fue el Gobierno de Venezuela el que recibió más golpes que una piñata.
Lo último que vivimos fue lo de la Exxon, la empresa petrolera extranjera. En este momento cuando podemos respirar aliviadamente, porque lo de las computadoras de Reyes da risa, Bolivia sufre fuerte arremetidas con el referendo separatista. A continuación les presento mis impresiones sobre esta situación.
1) El propósito de separación de algunos en la provincia de Santa Cruz no obedece a una razón sensata. Se resume en que un grupo que se cree privilegiado no acepta ser gobernado por Evo Morales debido a su origen indígena. Es casi lo mismo que ocurre aquí cuando una minoría no termina de digerir que Chávez, por sus rasgos que delatan su procedencia afrodescendiente, esté ocupando la silla presidencial desde 1999.
2) Se trata simplemente de puro racismo. Esto se manifiesta en la actitud de odio hacia la población con rasgos indígenas que es víctima de los más crueles maltratos e insultos aun cuando la misma desciende de los grupos nativos que estaban asentados ahí antes de los períodos de conquista y colonización, con lo que se concluye que esa tierra es de ellos.
3) En ese propósito de independencia sólo hay ambición y egoísmo. Apoderarse de las riquezas que ofrece el referido territorio para obtener más beneficios económicos sin que les importe la fractura de esta nación. Por ende, la noción de patria brilla por su ausencia.
4) Esos que llaman ignorantes a la mayoría de la población boliviana han demostrado ser más ajenos a valores esenciales que aquéllos que les inspiran desprecio a estos seres que por alguna razón patológica se creen superiores.
5) No es casual que primero haya sido Venezuela en la lista de los atacados. Luego, Ecuador con la matanza al campamento de las Farc en que se violó su espacio. Ahora, Bolivia. Ya podemos inferir quien será el próximo, Brasil o Argentina. Bastaría hacerse la pregunta: ¿quién o quiénes pierden con la unión del Sur a través de estos gobiernos de tendencia socialista cuando la concesión de la base militar de Manta vence el próximo año? Con base en lo anterior, el blanco de ataque ya no es sólo Venezuela sino también sus aliados o todo aquel que se asuma una conciencia de libertad que repercuta en su desarrollo tanto social como económico sin que el segundo aspecto anule al primero, tal como ocurría antes de la llegada del socialismo, con sus ligeras variantes, a tierras sureñas.
Cambiando el tema, recientemente, en compañía de dos profesores universitarios de la universidad Alejandro de Humboldt, Oscar Pino y Magali Duarte, visité el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, del Ministerio del Poder Popular de Relaciones Exteriores. Ahí nos obsequiaron la revista Política exterior y soberanía, año 3, número 8, enero-marzo; un trabajo impecable realizado por este prestigioso instituto que comentaré en la próxima ocasión en este espacio.
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