Parecía que siempre había existido, pero ya cuando los suramericanos, o los americanos en general, u otros grupos étnicos, han demostrado que son tan capaces como los europeos, era absurdo que ese sentimiento permaneciera. No obstante, la ridícula superioridad salió a flote una vez que la mascara cayó.
Con lo anterior me refiero a la nueva Ley de inmigrantes aprobada por el Parlamento europeo en días recientes. Sobre esta reglamentación les presento mis consideraciones a continuación.
1) Los inmigrantes sin papeles reciben igual trato que los criminales. Si representan un peligro, porque se pueden escapar, serán encarcelados en un período que va de seis a doce meses mientras se procesa su deportación. Esto es una medida para crear pánico en quienes emigran a otro país con el único propósito de buscar mejores condiciones de vida, ya que podrían correr el riesgo de que se les separe de sus hijos.
La norma causa tanto temor que los mismos residentes legales estarán paranoicos de ser presos por alguna razón ajena a su voluntad.
2) ¿Por qué esa Ley no se aplicó cuando, en el pasado, por ejemplo, aquí en Venezuela, en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, con la apertura petrolera, inmigraban europeos a tierras suramericanas o centroamericanas? Más bien, ellos fueron bien recibidos y se le agradeció su aporte al país que los acogió aún cuando, en su mayoría, el nivel escolar de los mismos era de la escuela primaria y se educaron, por cierto, en este territorio.
3) La Ley en cuestión terminará siendo para los europeos el cuchillo que va a su propio pescuezo. Los jóvenes ocupan el último lugar en la pirámide que registra gráficamente cómo está conformada la población, tal como ocurre con los franceses. Entonces, qué pasará después de algunos años.
Igualmente, los inmigrantes no legalizados realizan trabajos por menos salario. Ellos no podrían pagar lo justo a europeos, o por lo menos se las verán negras para hacerlo. Y qué decir de la llamada fuga de talentos. La misma se verá disminuida. Habrá que pensarlo dos veces antes de lanzarse a la aventura por más estudios superiores que se posean, debido a que, por alguna circunstancia no prevista, se podría recibir el trato de un delincuente.
4) La mencionada Ley es una gran lección para nosotros que caímos en el error de privilegiar a los inmigrantes extranjeros. No obstante, como de los golpes se aprende, de ahora en adelante, por más duro que suene, deberíamos aplicar aquello de que el foráneo indocumentado que viene de Europa es ciudadano de segunda o tercera categoría, para ver si les gusta una cucharada de su propia medicina.
La Ley aprobada por el PE es un retroceso para esas naciones que hablan de desarrollo y de democracias ideales. Es también muestra de racismo, o intolerancia, por el simple hecho de creerse superiores olvidando las etapas difíciles por las que los europeos atravesaron y de las que no están exentos de revivir por las crisis mundiales que se avecinan.
Con la normativa legislativa ya se sabe quién es quién, puesto que hasta los derechos de los niños se pisotean por una prepotencia malsana que pone en evidencia la miseria humana de algunos.
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