Nada es más triste en la historia de la humanidad y de los pueblos que cometer los mismos errores reiterativamente, porque esta conducta indica o debilidad, o torpeza o subyugación. Han pasado apenas 35 años de la barbarie cometida por el imperio norteamericano en Chile contra Salvador Allende y pretenden repetir exactamente el mismo guión en Bolivia y reeditar las fechorías cometidas en Venezuela en el 2002, como lo hicieron en Kosovo y más recientemente en Georgia. Así lo confirman los documentos desclasificados del Departamento de Estado yanqui. La misma barbarie, los mismos procedimientos, las mismas tracalerías.
Estos hechos históricos serían suficientes para expulsar afrentosamente los embajadores de cualquier país que intente desestabilizar la democracia de quien le ha dado acogida. La noticia insólita de la expulsión de los embajadores yanquis en Bolivia y Venezuela ha dejado paralizados los estamentos del poder imperialista. Jamás imaginaron que pueblos empobrecidos y subyugados inveteradamente fueran a levantar las banderas de la soberanía y de la dignidad. Donde antes se arrogaban el poder político tras las fachadas de democracias mermadas, ha surgido el valor del honor de la patria.
Para mayor afrenta, los medios de comunicación universal han enfatizado las expresiones del Presidente Chávez poco habituales en el lenguaje diplomático, para descalificarlo. Allá estarán intentando limpiarse la inmundicia, no de lo que les dijo el Comandante Chávez sino de la vergüenza de haber sido pillados en plena fechoría, conspiradores de oficio, contra la democracia de pueblos que intentan reconstruir la patria de que carecíamos.
Para intentar contraatacar el escarnio atragantado, propalan mentiras refritas que más que argumentos parecen desesperos de quien carece de razones.
La Jornada de México, El Espectador de Bogotá y Le Monde de París reseñan lo ocurrido con diferentes titulares pero con contenidos idénticos emanados de la oficina del vocero de la Casa Blanca, en este caso la de la casa de la insidia y la mentira. Dicen los titulares de estos periódicos del día 13 de Setiembre, respectivamente: “E.U. expulsa embajador de Venezuela”; “Venezuela y Bolivia llevan las de perder en lío con E.U.”; “Tensiones Diplomáticas entre Estados Unidos y Venezuela”. El contenido de la información procede del mismo personaje de la casa de la insidia y la mentira además de una organización bipartidista denominada Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.
Los tres diarios reproducen el dictado de la Casa Blanca para propalar el infundio de que Chávez y Venezuela financian a las guerrillas narcotraficantes de las FARC, en lo que están implicados dos personajes de la inteligencia del Estado venezolano; dicen que Chávez financió la campaña electoral de la Presidenta de Argentina; que Chávez y Evo Morales actuaron así por pura debilidad de sus gobiernos; que el único derrocamiento que persiguen los conspiradores gringos es el derrocamiento de la pobreza. Por ningún lado aparecen mencionadas las maniobras para la desestabilización de las democracias de Bolivia y Venezuela.
La posición política del gobierno venezolano sobre la guerrilla en Colombia, sus esfuerzos por el intercambio humanitario y la paz en ese país hermano son soslayados para deslizar la mentira del apoyo a las FARC. Se les nota demasiado la intención torcida de reactivar la tensión fronteriza entre Colombia y Venezuela. El financiamiento de las actividades subvertidoras del orden democrático venezolano, el entrenamiento en Europa del Este de brigadas de choque y de violencia de “estudiantes universitarios” que pretenden “incendiar a Caracas” parecieran inexistentes para los fabricadores de calumnias y mentiras del gobierno gringo.
Basta ya de parapetos y subterfugios de las Embajadas gringas en América Latina. Va llegando la hora del respeto a la soberanía y la dignidad. La carencia de autoridad moral del gobierno estadounidense, fehaciente en la invasión y la masacre continuada contra el pueblo de Irak y justificadas con mentiras flagrantes ponen en ridículo a la Embajada yanqui. Todavía está fresca la sangre y el dolor del pueblo chileno masacrado con el concurso, el financiamiento y la burla del gobierno yanqui. Olvidan que Venezuela cambió, que ha nacido una conciencia, creciente, de amor y respeto por los valores patrios y que América del Sur es otra y que jamás se repetirá la historia oprobiosa de subyugación y humillación ante el imperio norteamericano.
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