Primero fue el fracaso en política exterior del 2001. Sí… el tan ordeñado por Bush 9/11 que en vez de servir como alerta para revisar y remediar la política deplorable de EEUU con los pueblos del Oriente Medio, tan solo proveyó al gobierno de Bush con un casus belli así como una raison-d’etre tanto para la construcción de un imperio por los neoconservadores como para el saco económico de la nación por una elite carente de escrúpulos. Ahora vemos los resultados de reemplazar una “llamada a la razón” por una “llamada a las armas”.
Y por si lo tragedia en política exterior hace siete años no bastase, y si el tratar de reparar relaciones con una buena parte del mundo no fuese de por si suficiente, aquí nos viene una detonación nuclear anunciando la quiebra económica de EEUU, lo que probablemente llegue a ser la madre de todas las quiebras. Sobreviviremos el impacto, de eso no cabe duda, pero fuera de la elite y una pequeña “afluentocrácia”, el resto de nosotros, probablemente el 85 al 90 por ciento de la población, de hecho ayudaremos a redefinir a esta nación como Esclavos Unidos de América.
¡Dame Capitalismo, o dame Muerte! Esa parece ser la consigna monótona en EEUU que años atrás reemplazara a aquella otra de Patrick Henry: ¡Dame Libertad, o dame Muerte! Esa libertad que ha ido perdiendo lustro y que ha terminado color dinero-mate dado el albedrío proporcionado a la avaricia y a la glotonería. Y así es, según nuestro capitalismo ha ido aumentando como expropiador, avaricioso, cruel y rapaz, nos han ido lavando los sesos hasta el punto que lo aceptamos con resignación. Es nuestro país, nuestra forma de vida… y la voluntad de Dios que acatamos aquí en la tierra. Los norteamericanos hemos racionalizado la supresión de dos pecados capitales, insistiendo que el número sea cinco y no siete. Al fin de cuentas… ¿no es acaso la avaricia la base del capitalismo, y el consumismo (glotonería) nuestro metro de medir tanto el bienestar como el éxito en esta sociedad de hoy?
Nos estamos dando cuenta, y con rapidez, que nuestro cacareado “sueño americano” está metamorfoseando en una pesadilla económica, enfrente de nuestras narices. Otra época dorada en EEUU que desaparece; esta vez quizás para nunca mas regresar, ya que nuestra nación ya no aparece ante el resto del mundo como país dominante.
Hace una semana, cuando el Lunes Negro de Wall Street encendía las luces de todas las plazas mayores del país, la prensa parecía especular sobre el estado económico de la nación, algo que hasta ahora ha preferido barrer bajo la alfombra, reportando tan solo lo que se les decía en la línea de propaganda mantenida por la Casa Blanca y el Banco Central, estos dos siempre en complicidad subconsciente.
Ahora, tras una semana de confusión y la comparecencia de un “caballero blanco”, un garantizador de ultimo recurso que casi siempre termina siendo “un caballo de Troya”, aunque los rumores permitieran que el índice Dow cerrase la semana como empezó. Durante el fin de semana se reunieron las mentes contaminadas del congreso, la no muy brillante camarilla de expertos que tiene Bush y ese increíble grupo del Banco Central que hace años ha sabido el estado verdadero de la economía, su caos; todos ellos para “confabular” un programa salva-economía que pudiera costar al ciudadano hasta $700.000 millones. Y el ciudadano que no es sino un cero a la izquierda en esta republica que se las gasta de democrática – un chiste cruel – tomamos las cosas con calma, quizás con algo de remordimiento por nuestra propia contribución a la avaricia y glotonería. Excepto que esta acción que el gobierno tomará no resolverá problema alguno, y tan solo proveerá un pequeño respiro tanto para los bancos domésticos como los extranjeros que han sido afectados por nuestro malabarismo vendiéndoles hipotecas sobre valoradas; claro está que los compinches de los que llevaran este asunto sacaran buena tajada. Bueno, digamos que todo este conjunto que se reunió este domingo para buscar una solución, tanto los ignorantes como los gandules, saben muy bien que la verdadera solución es demasiado triste, e inaceptable para la nación.
Intentando micro analizar la situación nos perdemos la totalidad del problema. En primer lugar tal problema no radica solo en los préstamos hipotecarios a alto riesgo, y más bien a la cuantificación de riesgo sin regulación alguna que ha estado existiendo y que ha convertido a todas las principales instituciones financieras del país en casas de puta. Y esos $700.000 millones que se exprimirán del ciudadano irán a un pozo sin fondo, o mejor dicho a los bolsillos de los ladrones que llevan las riendas económicas de la nación… otra distribución más del pobre al rico. El problema es mucho más grave que todo eso, dada la cantidad estratosférica, entre $350 y $500 billones en papel financiero estructurado (derivativa), que circulan por las cloacas bancarias del país.
En 1999, Alan Greenspan, jefe del Banco Central, en una conferencia a Future Industry Association (los apostadores y quinielistas de este sistema) dijo: “Según llegamos a este siglo 21, tanto bancos como no-bancos deben continuamente reconsiderar si las practicas de riesgo instituidas van al paso de las actividades en evolucion y con los cambios que puedan existir en la dinámica del mercado y hacer los ajustes necesarios. Si lo hacen con éxito, confío en que los participantes en el mercado continuaran confiando en la derivativa como riesgo sin atar y de esa forma mejorar el proceso en la creación de riqueza”.
Señor Greenspan… ¿se le ocurrió a Vd. que esa auto-regulación que directa o indirectamente el Banco Central promovía, el haz lo que te de la real gana en lo que concierne a riesgo, iba a ser toda una mentira y que el mercado de la derivativa iba a crecer en un múltiple de 10 o mas? El proceso de crear riqueza fue mejorado, es verdad, pero solo para unos cuantos ladrones. ¡Menudo fraude el suyo, Greenspan!
Y ahora, con nuestra economía en estado de pronóstico reservado, tenemos a los curanderos del hospital dando su prognosis; los mismos que ayudaron a curar esta bacteria con el núcleo sin regular: una administración gubernamental dedicada a la redistribución de riqueza del que tiene un poco al que lo tiene casi todo; un congreso en manos de grupos de presión; y un Banco Central a disposición de la Casa Blanca.
Nuestros depredadores económico-políticos de la especie Republicano-bípedo han logrado quitar todas las regulaciones que existían, además de no permitir que otras nuevas entren juego que puedan traer orden y equidad al mercado; y de esta forma “privatizar” ganancias para unos pocos, el consabido dogma del conservatismo. Ahora que todo se viene abajo, el bipartidismo favorece la “socialización” de las perdidas.
Si la crisis económica de Japón (1989-1992), cuyas repercusiones continúan hasta la fecha, es un modelo cercano al fiasco estadounidense, podemos deducir que el índice Dow bajará en el próximo año a un nivel de 6.500, mas o menos, y se estancará ahí por toda una década. En cuanto a la especulación en bienes raíces, aunque la historia siempre parece repetirse, pasará por lo menos una generación hasta que este juego del tulipán vuelva a repetirse… en el caso de que optemos por no hacer nada.
¡Dios nos ayude! Dos grandes quiebras en una sola década: en política exterior y en la economía. Tristemente este país se ha convertido en los Esclavos Unidos de América.
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