El magnicidio

Para los que no creen la versión denunciada por el propio Presidente Chávez sobre planes para asesinarlo, les propongo hacer un paseíto por la historia.

El magnicidio siempre ha sido una alternativa en la lucha por el poder. Lo vivió la Roma imperial y nos ocurrió en la gesta independentista cuando Santander junto a otros traidores como Padilla, intentaron matar a Bolívar en Bogotá. ¿O acaso que fue el crimen de Berruecos? La muerte de Sucre es un caso de magnicidio.

Porque el magnicidio no solamente abarca el asesinato de un Presidente, también ocurre cuando la víctima es un alto funcionario o, incluso, una personalidad con fuerte influencia en la opinión pública. El fondo de la definición está en el hecho de que la intención de los asesinos es provocar efectos políticos; es decir, frustrar un proceso y favorecer unos intereses determinados.

La relación imperio y crimen político es añeja y se ha manifestado de diversas formas. Aún quedan dudas sobre la prematura muerte del hermano del actual monarca español, que el mismísimo Juan Carlos provocó con un tiro de escopeta siendo un jovenzuelo. En la historia del Vaticano hay mucho de crimen sin castigo y conspiración sin conspiradores. Cosas del más allá.

En Estados Unidos, el magnicidio ha sido frecuente. Cuatro Presidentes fueron asesinados en ejercicio. Lincoln, el 14 de abril de 1865. James Garfield, el 2 de julio de 1881. William Mc Kinley el 6 de septiembre de 1901. Kennedy el 22 de noviembre de 1963.

En todos los casos los autores materiales resultaron ser tipos extraños que rápidamente desaparecieron física y noticiosamente. Expedientes no quedaron ni para las oficiales estadísticas criminales.

Pero la mano asesina también quiere callar voces que se escuchan. Martin Luther King, John Lennon, eran opiniones incómodas para el sistema gringo.

Y más allá de sus fronteras, el imperialismo no vacila en atentar cientos de veces contra el líder cubano Fidel Castro y montar el plan del golpe y asesinato contra Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.

La mano del imperialismo también estuvo metida hasta el codo en la muerte de figuras políticas emblemáticas de la América Nuestra. Torrijos, el caudillo panameño que dirigió la recuperación del Canal muere en extraño accidente aéreo el 31 de julio de 1981. Meses antes, el 24 de mayo, muere con su esposa y parte de su gabinete el Presidente en ejercicio de Ecuador, el nacionalista de izquierda Jaime Roldós que, en defensa de los derechos humanos, se opuso a la política gringa de apoyar las dictaduras del Cono Sur.

En el marco de la Operación Cóndor montada por la CIA con los dictadores pro-gringos Pinochet, Stroessner, Bordaberry y Videla, mataron a Juan José Torres, ex presidente boliviano refugiado en Argentina, y a Joao Goulart, ex presidente brasilero a quien la derecha fascista derrocó en 1964 con apoyo de Estados Unidos. Ambos eran temidos por el liderazgo popular que tenían.

En Venezuela sabemos del magnicidio perpetrado contra Carlos Delgado Chalbaud, donde hoy es posible constatar la injerencia del gobierno norteamericano.

Ya lo hemos dicho antes: la derecha no perdona. Chávez está en la mira.



"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.

caciquenigale@yahoo.es



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Ildefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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