Una leyenda rosa sobre la invasión a America, nos cuenta de un grupo de hombres que trajeron a las tierras americanas una religión de amor, caridad y respeto. Ya que la religión o cultura aborigen les exigía a estos la adoración de dioses malignos los cuales les obligaban a realizar sacrificios humanos; se les impuso a los hombres de estas tierras esta nueva, amorosa y dulce religión para educarlos. Se sostuvo que no poseían una cultura real, ya que no era valiosa para ellos ni para los demás, y que los europeos trajeron la civilización y el progreso. Aún hoy los aborígenes americanos reclaman por los derechos que les quitaron en miras de lograr ese objetivo.
Dejando a un lado la leyenda y yendo directamente a la historia nos encontramos con el choque de culturas, con aborígenes exterminados, o expuestos a trabajos agobiantes, como las encomiendas, que los conducían a la enfermedad y la muerte. Poblaciones enteras diezmadas, a las que se les quitó la cultura, las ideas, la libre expresión, sometiéndolos a trabajos forzados y a aceptar una religión ajena. El suelo del territorio, tan amado por los nativos y cuidado por ellos, fue sometido a prácticas agrícolas extractivas que agotaron su productividad. La riqueza minera fue llevada a Europa, dejando en América un territorio a merced de las necesidades foráneas.
Una historia macabra y terrorífica donde no se sabe quienes fueron mas criminales si los soldados que por ordenes de los gobernantes, masacraban, empalaban, degollaban, secuestraban, torturaban; o los religiosos que por ordenes divinas torturaban, masacraban, quemaban, degollaban; pues es esto, sin más y sin menos, lo que los Conquistadores, llámense frailes, capitanes, gobernadores, misioneros o como quieran decirles, hicieron en America.
Pero Dejando las oscuras lejanías de esa oscura época, sin dejar de escuchar los gritos de terror de una raza desnuda que se vio diezmada por unos invasores acorazados, una raza que se defendió de un armamento militar desconocido poniendo como escudo las barrigas desnudas y el pecho descubierto; una raza que pudo pelear solo por que el instinto les decía que serian exterminados si no lo hacían y armados de valor, terror, impotencia y susto se enfrentaron a la primera potencia militar de la época para, inevitablemente pero con dignidad, ser definitivamente subyugados.
Ahora bien, dejando atrás las distancias y analizando las consecuencias actuales del colonialismo; una vez suplantada una raza por la otra y "mezclada" con el propósito de borrar la identidad, nos encontramos hoy con una confusión de razas donde la gran mayoría manipulada y sin identidad, se encuentra celebrando "El día de la Raza", "De la hispanidad" o como quieran llamarlo, en contraposición con un digno grupo que conmemora "El día de la Resistencia Indígena"; trágico día que cambio el rumbo de la America para siempre.
Es hora de retomar el rumbo, es hora de volver a las raíces de nuestra America, Es hora de que la sangre derramada de esa raza que sufrió el mas cruel e increíble holocausto reviva nuestras esperanzas y alimente nuestro espíritu en la crucial lucha por nuestra definitiva independencia.
Volvamos a nuestra America, dejémosle a nuestros hijos el camino de la libertad y la igualdad, para que sean ellos los que abrazados como hermanos disfruten de la paz y la tranquilidad que vivieron nuestros antepasados antes de aquel trágico 12 de Octubre de 1492.
Oscar A. Jimenez R.
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