Durante todo el siglo XX los Golpes de Estado tuvieron la característica común de ser promovidos, financiados y planificados por el Departamento de Colonias estadounidense; los ejecutores: la satrapía militar adiestrada por la famosa Escuela de las Américas y el Comando Sur norteamericano. ¿Por qué éste no?
Variadas son las causas de las asonadas militares, aunque común un siniestro protagonista: la Embajada de los EE.UU. En América Latina no se recuerda un Golpe de Estado sin la aviesa participación de ese enclave diplomático. Desde que EE.UU resolvió de una vez por todas en erigirse como imperio y ensanchar sus fronteras apoderándose de la mitad del territorio de México, Puerto Rico, Cuba, Hawai y un largo etcétera, una frondosa ficha delincuencial enriquece el patrimonio político y militar de los huéspedes cuatrienales de la White House.
Si apremiados por la ingente necesidad de garantizarse materia prima segura y fuentes de energía accesibles y baratas, EE.UU despliega sus fuerzas y/o la de sus lacayos hacia los territorios al sur del Río Grande, se encontraría con la resistencia y patriotismo centenares de miles de indígenas, campesinos, obreros y estudiantes que, como los padres de la Nacionalidad Latinoamericana y Caribeña, estarían dispuestos a brindar sus vidas en pos de la victoria y la redención definitiva de nuestros pueblos.
Hay aspectos que merecen ser considerados en torno del Golpe de Estado en Honduras. Como se sabe, EEUU ha utilizado con desenfadada frecuencia este país como su portaaviones centroamericano, y la incorporación de Honduras en la ALBA no ha de haberle simpatizado. No es aventurero, por tanto, arriesgar alguna “suspicacia” sobre su participación.
Washington evalúa con preocupación la proliferación acelerada del izquierdismo en Latinoamérica y el Caribe, lo que supondría el resquebrajamiento de su hegemonía en la tradicional fuente de materias primas y mano de obra barata para sus empresas transnacionales y su complejo militar industrial. Antes de que la insurgencia latinoamericana se les vaya de la mano, urgía salirle al frente a esa escalada, ´por lo que escogieron al supuestamente más débil de los pueblos que, recién hacía pocos días, se había adscrito a la ALBA, organización que ya suma nueve países reunidos de la región, con posibilidades evidentes de crecimiento acelerado en el corto plazo. Y es que el suministro de energía barata, carencia secular de estos países, es el mejor de los alicientes. La presencia de los líderes de Bolivia, Cuba, Ecuador, Honduras, Nicaragua, San Vicente y Las Granadinas, Antigua y Barbuda, y Venezuela, coincidiendo en el Tratado de Seguridad Energética del Caribe significa, además un real espaldarazo a la agresiva política de transformaciones constitucionales en apoyo a sus pueblos que se adelanta en la región.
Volviendo a lo de Honduras, lo que sí es difícil de creer es que el Golpe de Estado se haya producido para evitar una encuesta. Porque, aunque los medios de “incomunicación” la presenten como "un referéndum para reelegir indefinidamente a Mel", este llamado a las urnas se reduce a una mera "Encuesta de opinión" (su nombre oficial) para saber si el pueblo hondureño estaría de acuerdo en que el próximo mes de noviembre, se añada una cuarta urna cuyo resultado decidiría si se convoca una Asamblea Constituyente que, a su vez, legislaría (o no) sobre los plazos presidenciales.
Otros detalles hacen abonar la hipótesis del golpe semi-narco, como los secuestros de Mel, de la cancillera Patricia Rodas y de los embajadores de Nicaragua, Cuba y Venezuela, que tienen la marca narco, en especial el asalto a tiro limpio y el maltrato por encapuchados.
Hay que observar con mucho detenimiento los movimientos que se presentan, tanto en el teatro real de los acontecimientos políticos, económicos, militares y diplomáticos, como en los teatros alternativos de los medios de comunicación, capaces de provocar opiniones divergentes, pero siempre aviesas y malintencionadas.
Muchas otras conjeturas abundan, en cada una de las cuales aparece la “mano peluda” de la CIA.
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