FeCal y Uribe, reyes en la narcopolítica, retribuyen a Washington favor recibido

El presidente mejicano Felipe Calderón, altamente agradecido por los servicios prestados por el Departamento de Estado para conseguir su triunfo electoral, por exigencias de Washington, sale disparado a darle un espaldarazo a su carnal Uribe. Es decir, caimanes de un mismo pozo tratando de sostener un mismo modelo de parapolítica. Ambos son representantes de narco-Estados, ambos son representantes de países destrozados por una desgarradora violencia impuesta por poderosos carteles de la droga, y que a final de cuentas controla el imperio. Colombia y México se parecen como dos gotas de agua en todo, en la horrible frivolidad de sus programas de televisión, en los frontales ataques a nuestro presidente Hugo Chávez a través de sus televisora locales; igualmente en la horrible imitación del modelo de vida gringa, en las trácalas electoreras, en el desmadre impuesto por el narcotráfico en la política; ambos Estados también están enfrentando una lucha contra sus propios pueblos, contra movimientos guerrilleros surgidos de espantosas injusticias sociales; ambos Estados están batallando a sangre y fuego contra sus etnias originarias, y ambos Estados se encuentran fuertemente plegados a la política intervencionista y criminal del imperio norteamericano.

Puesto que UNASUR podría representar en el futuro una poderosa entidad económica (tipo la ALBA) contra el ALCA, al cual están aliados México y Colombia, FeCal se ha movilizado presto para apoyar las siete bases norteamericanas de Uribe. Cuestión de vida o muerte.

Al mismo tiempo, en el encendido conflicto geopolítico de la región ambos gobiernos buscan darle un respiro a la dictadura del gorila Micheletti, y por eso también ha ido FeCal a Colombia. La orden del Departamento de Estado es quebrar una alianza popular con Chávez en Centroamérica, el backyard por excelencia del Norte. Apoyar a Uribe en esto de las bases, es también una declaración indirecta de guerra a Venezuela y Ecuador. Obsérvese cómo la prensa controlada por la SIP, pone de relieve las declaraciones del dictador Roberto Micheletti, quien afirma que un partido político y una organización sindical de su país (que no identificó) “reciben dinero” de las Farc. Simultáneamente a esta noticia salta esta otra: “Revelan supuesta reunión entre las Farc y policías venezolanos -Los uniformados intercambiaron con los insurgentes una camioneta robada a una ciudadana de su país por gasolina. Aparte, se tomaron fotos entre sí.” A ambas notas de prensa se le ha dado una gran notoriedad en el continente latinoamericano.

Todo esto se hace en nombre de una supuesta lucha contra el crimen organizado, crimen que nace del voraz consumo de droga instalado y propiciado por el propio sistema en Estados Unidos. Y aún FeCal tiene los descomunales nísperos (y estamos seguros que lo hace a petición de Uribe), de que como México ocupa actualmente la secretaría rotativa del Grupo de Río, va a trabajar por superar los roces diplomáticos actuales de Bogotá con Venezuela y Ecuador.

En todo caso fue FeCal enfático en lo clave: “nosotros respetamos la decisión que asuma cualquier país en función de la salvaguarda imprescindible de su soberanía y de la seguridad de los ciudadanos''. Pues, vete al demonio.

Así, que la estrategia global contra Venezuela, cierra y fortalece su círculo.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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