22 de abril 2008. - El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba acusó hoy al gobierno de Estados Unidos de fabricar y promover provocaciones contrarrevolucionarias y campañas mediáticas contra la isla.
Una declaración de la Cancillería cubana señala que el imperio, impotente ante el indetenible avance de la Revolución, ha decidido intensificar su plan subversivo.
Con ese objetivo, precisa el texto, entre 1996 y 2006, suministró a la contrarrevolución interna 385 mil libras de medicinas, alimentos y ropa, más de 23 mil radios de onda corta, y millones de libros, boletines y otros materiales informativos.
El documento agrega que solo en el presente año, el gobierno de Estados Unidos dispone de 45,7 millones de dólares para pagar a sus grupos mercenarios en Cuba y para montar provocaciones como la del pasado día 22.
En esa fecha, la administración norteamericana emitió un comunicado de prensa, distribuido a través de su Sección de Intereses en La Habana (SINA), en el cual "deplora" el rechazo inmediato y espontáneo que el pueblo cubano propinó al intento de un reducido número de elementos contrarrevolucionarios de realizar una provocación burda y descarada en los alrededores de la Plaza de la Revolución, recuerda la declaración.
La SINA, puntualiza el comunicado, ha devenido puntal de la política subversiva del gobierno norteamericano y ha fortalecido su papel como Estado Mayor de la contrarrevolución interna, reseñó Prensa Latina.
De acuerdo con un informe publicado por la Oficina de Auditoría del Gobierno de los Estados Unidos el 15 de noviembre de 2006, entre 2000 y 2005 las importaciones de la SINA aumentaron casi en un 200 por ciento, y el 50-70 por ciento de éstas correspondió a materiales para entregar a los grupos mercenarios en Cuba.
Uno de los grupúsculos que ha sido particularmente apadrinado, respaldado y financiado por la SINA es el de las llamadas "Damas de Blanco", elegido en estos momentos por el presidente George W. Bush y sus servicios especiales como punta de lanza contra Cuba, indica el texto.
Añade que el mandatario norteamericano, en su más reciente diatriba contra el pueblo cubano del pasado 7 de marzo, reconoció abiertamente, una vez más, el papel de ese grupúsculo como instrumento priorizado de su política contra la isla.
Cuba, resalta el documento, reafirma su derecho a impedir, neutralizar y responder a las acciones provocadoras concebidas, financiadas y estimuladas por el gobierno de Estados Unidos y su Sección de Intereses en La Habana.
Concluye que ni el más poderoso imperio conocido por la Humanidad debería dudar de la capacidad del pueblo cubano de aplastar cualquier intento de arrebatarle el futuro que con tanto esfuerzo, dignidad y sacrificio ha conquistado.