15 de marzo 2010.-La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, calificó en una entrevista con la CNN de "insultante" la actitud de Israel durante la reciente visita del vicepresidente, Joe Biden, cuando se aprobó la construcción de 1.600 viviendas para colonos judíos en Jerusalén Este. Insultante es un término inédito en el diccionario diplomático de Estados Unidos con respecto a Israel, y aún más insólito es que Clinton lo vaya aireando a los cuatro vientos.
El pasado martes parece haber marcado el inicio de una nueva política de EEUU en relación a su aliado. Por primera vez un alto representante de la Casa Blanca, Biden, utilizó el verbo "condenar" para referirse a la expansión de las colonias judías en los territorios ocupados, y más específicamente en Jerusalén.
Lo que se ha visto desde entonces muestra que los responsables estadounidenses están coordinando sus manifestaciones en una misma línea. Además, Clinton mantuvo el viernes una conversación telefónica muy franca con el primer ministro, Binyamin Netanyahu, para ahondar en el tema.
No se trató de una conversación breve, ni de una escena de vino y rosas. La secretaria retuvo a su interlocutor al otro lado del hilo durante 43 minutos y poco después un portavoz del Departamento de Estado, P. J. Crowley, reveló que Clinton le dijo a Netanyahu que el anuncio de construir las 1.600 viviendas fue "una señal profundamente negativa".
También le dijo que "no podía entender cómo pudo ocurrir eso, particularmente a la luz del robusto compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Israel". Y exigió a Netanyahu "acciones concretas", y no sólo palabras, que muestren un compromiso claro con el proceso de paz. Washington considera, además, que Netanyahu es el responsable último de cada una de las decisiones de su Gobierno.
Intervención presidencial
Lo ocurrido en la última semana ha sido seguido de cerca por el presidente Barack Obama, quien incluso ha intervenido directamente en la crisis y muestra a Estados Unidos más implicado que nunca en el proceso de paz. Habrá que esperar para ver si se trata de una acción coyuntural o de una actitud firme, determinada y constante con Israel, necesaria para obtener algún avance.
La permanente expansión en las colonias es el meollo de la cuestión y, si EEUU no pone en orden este asunto, será imposible lograr un acuerdo. La actitud tradicional de Israel, que se ha agudizado desde que Netanyahu es primer ministro, es desoír todos los requerimientos de la comunidad internacional, incluidos los de los más estrechos aliados de Israel.
