Washington 23 de junio 2010.- El cineasta Oliver Stone aseguró hoy que Colombia es el "títere" de Estados Unidos en Latinoamérica en su esfuerzo por controlar esa región. Pero según la experiencia en su último trabajo fílmico, "Al sur de la frontera", considera que América Latina se mantiene unida.
"Es una vergüenza mantener siete bases (militares de Estados Unidos) en Colombia", lamentó en su alegato por una estrategia de "respeto mutuo" y no una que convierta a este país en el "Afganistán o Vietnam" de América Latina.
En la presentación de su película en Washington, un documental sobre la asunción al poder de líderes de izquierda latinoamericanos, Stone retomó sus críticas a la política exterior de su país basada en ser "policía" del mundo.
La perpetuación de ese tipo de política choca con los nuevos líderes de Latinoamérica, quienes en su opinión están unidos por una agenda independiente, según concluyó de su serie de entrevistas al presidente de Venezuela, Hugo Chávez; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Bolivia, Evo Morales, y de Cuba, Raúl Castro.
Para comprender la verdad del continente, se refirió a un índice de relatividad para percibir las diferentes realidades que no retratan los medios de comunicación estadounidenses.
En ese sentido, Stone aseguró que Venezuela no es una dictadura y "no hay una tendencia de abusos" a los derechos humanos, pero sí que la hay en Guatemala y en México, y una "horrible, horrible historia de abusos de paramilitares en Colombia".
"Pero si hubiera un asesinato en Venezuela, sería la portada de todos los periódicos estadounidenses", cuestionó, reiterando sus críticas a los medios de comunicación de su país sobre la cobertura de las políticas de Chávez.
Ante las supuestas presiones a periodistas en Venezuela, como la condena a prisión de Francisco "Pancho" Pérez, convicto por difamación, o la orden de detención contra el presidente de la televisora Globovisión, Guillermo Zuloaga, prófugo por irregularidades en el manejo de uno de sus bancos comerciales, el Federal; Stone cedió la palabra al guionista del filme Mark Weisbrot, junto a Tariq Ali, quien argumentó que existe una "dura lucha entre los medios de comunicación privados y los Gobiernos" en Venezuela y muchos países del continente.