El presidente Calderón ha reiterado que la situación que vive México por los cárteles de la droga se debe principalmente al tráfico de armas desde la frontera norte, por lo que ha hecho un llamado a movilizar a la opinión pública e internacional para señalar "la irresponsabilidad de los estadounidenses" por la venta ilegal de armas que está "fomentando los niveles de violencia'' en ese país
20 agosto 2010 - El presidente de México, Felipe Calderón, calificó de irresponsable al Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) por la venta de armas para una industria que es "voraz y ambiciosa" y criticó que no se ha esforzado por reducir el consumo de drogas dentro de su territorio.
En un foro con legisladores en el que se debatió sobre el combate al narcotráfico, Calderón dijo este jueves no creer "honestamente que Estados Unidos haya hecho un esfuerzo significativo en reducir las adicciones, francamente, por más que se anuncie y por más buena voluntad que pueda tener el presidente Barack Obama".
"Más de 100 millones de personas (en Estados Unidos) han fumado o han utilizado drogas ilegales en algún momento", señaló Calderón y detalló que 32 por ciento de los jóvenes de entre 15 y 25 consumen alguna droga.
Con respecto a la venta de armas, Calderón señaló que "los americanos empezaron a vender armas para una industria que es voraz, ambiciosa, como es la industria armamentista americana", para la que "es negocio venderles armas a los criminales".
El mandatario mexicano en reiteradas ocasiones ha atribuido la violencia de los cárteles de drogas en México al tráfico de armas desde la frontera norte.
En este sentido, el presidente Calderón dijo que "necesitamos movilizar no sólo a la opinión pública (mexicana) y estar unidos, sino a la opinión internacional para señalar la irresponsabilidad de los americanos una y otra vez, por mucho que se molesten y por mucho que les estorbe en sus campañas, pero no es posible que la voracidad de la industria armamentista esté fomentando precisamente los niveles de violencia que tenemos aquí".
Consideró que la venta de armas estadounidenses también "provocan un conflicto en un país pobre y en atraso como África, que están lucrando igualmente con esta situación como la que vive el pueblo de México. Para ellos (los estadounidenses) es negocio venderles armas a los criminales".
El 16 de agosto pasado, el presidente de México había afirmado que la delincuencia organizada en México adquiere con facilidad armas en EE.UU. por lo que valoró la "nueva etapa de cooperación" que desarrolla su nación con Washington en la frontera, de la que espera una disminución de los asesinatos.
Calderón indicó que el fortalecimiento de las acciones de narcotraficantes en su país radica en "la facilidad con la que las organizaciones delictivas pueden adquirir armas en ese país", en referencia a Estados Unidos.
El pasado 30 de junio, el especialista mexicano en temas de seguridad, José Reveles, aseguró que la legislación de EE.UU., al no limitar el acceso de los ciudadanos de ese país a las armas de fuego, facilita el tráfico ilegal en la frontera que comparte con México.
La violencia del crimen organizado en México se ha traducido en el asesinato de más de 28 mil personas desde diciembre de 2006, cuando Calderón lanzó una ofensiva contra los carteles de las drogas.
Calderón ha argumentado que el combate para su Gobierno no ha sido fácil porque cuando llegó al poder en el año 2006, se encontró con unas instituciones de seguridad y justicia "debilitadas por la intimidación de las organizaciones criminales".
Desde el año 2006 hasta mayo de 2009, unos 573 servidores públicos de las instituciones de seguridad y justicia mexicanas fueron detenidos por presuntas vinculaciones al narcotráfico, según un informe de la dirección del momento de la Procuraduría General de la República (PGR).
La relación de cooperación entre México y Estados Unidos en materia de combate al narcotráfico se ha modificado en los últimos años.
En 2007 ocurrió un cambio en la cooperación de estas dos naciones cuando se lanzó la llamada Iniciativa Mérida, un plan de financiamiento tecnológico que Washington promueve con el pretexto de disminuir el crimen organizado y el narcotráfico, tanto en México como en Centroamérica.
Este operativo ha sido criticado por su parecido con el Plan Colombia, instalado hace más de 10 años activos y que pretende combatir el narcotráfico, el crimen organizado y las guerrillas en ese país suramericano, sin hasta ahora haber arrojado resultados positivos.