Destacó Delcy Rodríguez

Exsenador estadounidense advierte a Obama no intervenir en asuntos de Venezuela

El exsenador norteamericano Tom Hayden

El exsenador norteamericano Tom Hayden

Credito: Archivo

28-02-14.-El exsenador norteamericano Tom Hayden advirtió al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no intervenir en los asuntos de Venezuela, así lo destacó a través de la red social Twitter, la ministra del Poder Popular para la Comunicación e Información, Delcy Rodríguez.

“Ex Senador @TomEHayden advierte a Obama no intervenir en asuntos de Venezuela. En Huffintong Post, traducido en peq.cc/urgenciaven”, escribió la alta funcionaria en su cuenta @DrodriguezMinci.

Tom Hayden es un  Exsenador estatal en EEUU. Activista social y político norteamericano, muy conocido por su participación en los movimientos anti-guerra y de los derechos civiles de los 1960. Ha publicado “Ending the War in Iraq” (2007). Es el Director del Peace and Justice Resource Center.

 

A continuación el texto íntegro tomado de la página web Cubadebate:

 

LA URGENCIA DE VENEZUELA

 

Creo que la mano, la mano invisible de los Estados Unidos, está involucrado en la crisis venezolana. El presidente Obama debe indicar en palabras claras de que Estados Unidos se opone a cualquier intento de un golpe de Estado y los Estados Unidos no va a apoyar directa o indirectamente. Las fuerzas anti-Maduro están actuando para desestabilizar y finalmente derrocar al gobierno de Maduro, que nunca ha sido vencer en las urnas. Los Estados Unidos no debe fomentar este proceso por medio de palabras o acciones, a la intemperie o en secreto.” – Tom Hayden, en Telesur, 25 de febrero de 2014

 

Es difícil entender los hechos detrás de la turbia neblina que cubre la crisis venezolana. Basándose más o menos en intuiciones, pero también en documentos creíbles, algunos echan la culpan de gran parte de la crisis a la CIA. Algunos personajes de la Seguridad Nacional de EEUU, aborreciendo el populismo, afirman que el Estado venezolano está consolidando un poder dictatorial precisamente por ganar tantas elecciones. Otros, si bien son amistosos hacia Venezuela, culpan al gobierno de Caracas por no abordar los problemas de la delincuencia violenta y el malestar económico.

 

Puede que el presidente Barack Obama sepa o no lo que varios agentes estadounidenses están haciendo. Hemos visto evidencia de un “Estado dentro del Estado” antes, que se remonta a la época que iniciaron las operaciones de la CIA contra Cuba. En la era Obama, el presidente calificó correctamente el golpe de Estado de 2009 en Honduras como un “golpe”, y luego fue incapaz o quedó impotente para impedirlo. En su primera Cumbre de las Américas, un amistoso Obama estrechó la mano de Hugo Chávez antes de que los principales asesores de Obama trataran de sabotear la mejora en las relaciones.

 

Llámenme ingenuo, pero no creo que el presidente Obama quiera ver al presidente Maduro derrocado: se desataría el caos, la culpa caería en Estados Unidos y las relaciones con América Latina se congelarían a menos cero. Probablemente el Presidente piense que Maduro debería embasurarse con sus contradicciones internas.

 

Pero hay otro “gobierno” de Estados Unidos, una red secreta que trabaja sin descanso para socavar cualquier amenaza de América Latina al predominio del capital y y el poder militar estadounidenses. Ellos entienden que el presidente debe estar dotado de una “negación plausible”, por lo que mantienen a Obama desinformado. A veces operan a través de la CIA, a veces bajo la fachada de programas Republicanos-Democratas de “promoción de la democracia”, a veces a través de terceras partes, tales como la FTI Consulting con sede en Florida. Consultores y encuestadores políticos del Partido Demócrata han trabajado para la oposición de Venezuela. Es difícil incluso para un presidente mantener un control sobre todo. Siendo ese el caso, la transparencia desaparece para el Congreso y la opinión pública estadounidenses.

 

Las declaraciones públicas de Obama esta semana sin duda dieron apoyo moral a las manifestaciones callejeras. A la vez que incluye un llamado vago al “diálogo”, Obama está jugando con fuego. Obama necesita de inmediato frenar a todo el séquito de agentes desestabilizadores apoyados por Estados Unidos y expedirles un alto claro y una orden de cese, o él y el gobierno de EE.UU. serán culpados de lo que pueda ocurrir las próximas semanas. Tiene que solicitar y apoyar cualquier consenso que emerja esta semana por parte de los gobiernos electos de la región y de Naciones Unidas.

 

El Congreso y el público estadounidenses se están acostumbrando a las protestas callejeras que derrocan gobiernos elegidos, independientemente de la cuestión de la soberanía nacional. “La intervención humanitaria” en los asuntos de otras naciones significa deliberadamente ignorar la soberanía donde los abusos graves de los derechos humanos están en juego y no hay negociaciones posibles. El argumento es un poco atractivo hasta el punto en el que revive la Ley de la Selva. En el caso de Venezuela, no sólo la soberanía sino la democracia representativa están en riesgo, en una región que recientemente comenzó a despojarse del mandato de oligarcas y generales apoyados por Estados Unidos.

 

Los hechos olvidados en medio de la histeria creciente es que el presidente Maduro ganó la elección en Venezuela en abril de 2013 por poco menos de 2%, y su alianza salió victoriosa con un 10% en las elecciones municipales de diciembre pasado.

 

Los perdedores de esas elecciones en Venezuela se han convertido en “leninistas de la derecha”, y buscan crear una situación contrarrevolucionaria en la que el aparato de gobierno se desmorone y ellos tomen el poder. Los líderes quieren mártires en las calles. En su visión apocalíptica, un golpe de Estado en Venezuela se traduciría rápidamente en el colapso de los gobiernos de Bolivia, de Ecuador y de Nicaragua, que dependen del petróleo, y sería un golpe mortal a Cuba.

 

Si esta visión aterradora falla, las fuerzas anti-Maduro se reagruparán y retomarán sus estrategia de desestabilización sobre una base permanente, una guerra civil disfrazada de conflicto político, con las esperanzas cifradas en que un segmento del actual bloque de votantes de Maduro (un estimado de 50 a 56%) cambie de bando en una futura elección guiados por un simple deseo de “normalidad”.

 

El movimiento de justicia y paz en Estados Unidos, junto con sus aliados en el Congreso, cumplen un papel potencialmente importante para presionar a Obama y a los secretarios Kerry y Hegel, para frenar a los agentes de la guerra sucia estadounidenses. Una coalición congresista liderada por el Lobby Cuba-Miami ya está agitando para que asesinen a Maduro. ¿Dónde están los progresistas del Congreso?

 

*Ex senador y líder del movimiento de paz, justicia y ambiente de los sesenta. Director del Peace and Justice Resource Center.

 



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