14 julio 2015 - Hay hoy en EE.UU. el 25% de la población carcelaria mundial cuando sólo cuenta con el 2% del total de habitantes. Paralelamente han venido aumentando los porcentajes de afrodescendientes, latinos, drogadictos e inmigrantes.
En un proceso de privatización de los servicios penitenciarios que se viene dando desde hace unos 20 años, la reclusión se ha convertido en un negocio redondo: corporaciones que ya lucran por "quitar" al Gobierno la responsabilidad de hacer cumplir las condenas, fuerzan a trabajar a los internos bajo amenaza de aislamiento pagándoles mucho menos que el salario mínimo promedio.
En Venezuela los restos del neoliberalismo han dejado consecuencias de la desidia deliberada con que los gobernantes de la IV República trataron a los privados de libertad. Pero la Revolución Bolivariana ha llevado a los centros penitenciarios una esperanza que poco a poco ha empezado a transformar su realidad: mejoras en la infraestructura, trabajo justamente remunerado, acompañamiento de la familia, ataque al retardo procesal y profesionalización de los funcionarios encargados de la custodia, entre otras políticas forman parte del nuevo régimen penitenciario.
