22 sept. 2015 - Un triunfo para la diplomacia pero una pérdida para el país, expresan analistas de diferentes facciones de Colombia luego de que el presidente Juan Manuel Santos y su par de Venezuela, Nicolás Maduro, se comprometieron a normalizar la frontera común -cerrada desde hace un mes- durante una reunión celebrada en Quito.
Varios medios de comunicación nacional, que durante la noche realizan programas de análisis y debate político, centraron su atención en las alocuciones que desde Quito realizaron los presidentes Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos, junto con los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa, y de Uruguay, Tabaré Vázquez, facilitadores del encuentro en sus papeles como presidentes de la CELAC y la UNASUR, respectivamente.
Al cierre del encuentro, y tras ser consultado en directo por el telenoticiero Noticias RCN, el periodista y ex senador Juan Lozano señaló que "el fondo de la reunión para Colombia sí es muy decepcionante, porque el asunto central que tenía que ver con el respeto de los derechos de los colombianos quedó aplazado".
Lozano destacó el hecho de que se pasaron por alto "las incursiones de la Guardia Nacional Venezolana a territorio colombiano para maltratar a nuestra gente" desde el pasado jueves, una situación respecto de la cual el Gobierno nacional no se ha pronunciado, y destacó que se habría esperado "una suspensión inmediata de estas agresiones" y "una condena a la violación de los derechos humanos".
Por su parte, el senador por el Centro Democrático (derecha) Alfredo Rangel calificó de "arrodillamiento y humillación frente al 'castrochavismo' de Venezuela" la conclusión del encuentro, al tiempo que destacó que "lo que está sucediendo es solamente producto de esta sumisión".
En el programa En Jaque, que transmite el canal Día TV, Rangel parafraseó al ex primer ministro de Reino Unido Winston Churchill: "'Quien se humilla para evitar la crisis, tendrá la humillación y tendrá la crisis', y eso es lo que le está pasando a Juan Manuel Santos", precisó.
La posición de Rangel fue seguida por el ex congresista Miguel Gómez, también presente en el programa, quien señaló que tras el encuentro entre ambos mandatarios, "está en jaque Juan Manuel Santos", toda vez que se encuentra "bloqueado con Nicaragua, bloqueado con Ecuador en la frontera por el intercambio comercial, desautorizado en la OEA, manipulado y manoseado por Unasur, y ahora atascado con Venezuela".
Gómez concluyó su intervención señalando que "se suponía que él (Santos) era el gran diplomático y el hombre que sabía de relaciones internacionales", y "que nunca habíamos estado peor y más aislados en materia internacional".
Mauricio Lizcano, senador por el Partido de la U (de Santos), fue más moderado en sus palabras, y al término del programa señaló que pese al anuncio de que habrá una progresiva normalización de la frontera, las dificultades persistirán en la región, "pero no sólo (para) los colombianos, sino también (para) los venezolanos, porque allá también están sufriendo por no poder tener comercio con Colombia".
El programa Hora 20, que transmite Radio Caracol, debatió las conclusiones del encuentro con cuatro de sus invitados, para quienes la sensación de derrota para Colombia fue marcada.
La senadora María del Rosario Guerra, del partido Centro Democrático, expresó en ese programa que el pronunciamiento hecho en Quito al término del encuentro entre mandatarios fue "vago, gaseoso y muy general", mientras que el analista y profesor de políticas públicas Jairo Libreros destacó que "Maduro sacó más provecho de este encuentro que Santos".
Solamente el abogado y columnista Ramiro Bejarano, otro de los invitados al debate en Hora 20, defendió el papel realizado por el mandatario colombiano en el encuentro con Maduro, al señalar que "el resultado de la reunión es bueno para el presidente Santos", y destacó que "el solo hecho" de que ambos dignatarios no se hubieran levantado de la mesa es un parte positivo para las relaciones bilaterales.
Colombia y Venezuela atraviesan por una agria controversia política y diplomática desde el pasado 19 de agosto, día en el que Nicolás Maduro decidió cerrar parcialmente la frontera tras aducir la infiltración de paramilitares colombianos que chocan con uniformados venezolanos.
Desde entonces, más de 1.300 colombianos indocumentados han sido expulsados de Venezuela, mientras que otros 19.000 abandonaron por cuenta propia por temor a ser expulsados.