Escuela militar antiimperialista de Bolivia, por la vida no la muerte

El ministro boliviano de Defensa, Reymi Ferreira.

El ministro boliviano de Defensa, Reymi Ferreira.

Credito: PL

La Paz, 3 agosto - La Escuela Militar Antiimperialista que inaugurará el gobierno de Bolivia el próximo 17 de agosto en el departamento de Santa Cruz, contrarrestará la doctrina de la muerte de la Escuela de las Américas con una ideología por la vida.

En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el ministro boliviano de Defensa, Reymi Ferreira, anunció que ese centro con nivel de diplomado se inaugurará el Día de la Bandera por el presidente Evo Morales, con invitados de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Para este acontecimiento, explicó Ferreira, se invitó a ministros de Defensa y comandantes de las Fuerzas Armadas de los países del ALBA, con el interés de que esta escuela asuma los objetivos de la Alianza y esté abierta a recibir oficiales y civiles de países amigos

La Escuela Antiimperialista, precisó, es una iniciativa que nace de la necesidad de contrarrestar la formación, la doctrina e ideología inculcada por la Escuela de las Américas a oficiales latinoamericanos, una cultura de la muerte, que veía enemigos externos e internos.

Lamentablemente, agregó Ferreira, esa cultura podía asociar como enemigos al pueblo, como lo demuestran varias masacres en Bolivia, como las de Catavi, San Juan, Todos Santos, la de 1971, la de El Alto en 2003, Villa Tunari y la guerra del agua en Cochabamba, entre otras.

Frente a esa escuela de la guerra, la represión y la muerte, dijo, hay una escuela de la vida, del compromiso nacional, y es a lo que apunta este centro, con una visión doctrinaria que busca descolonizar la influencia externa que han tenido nuestras instituciones militares.

Influencia, puntualizó, que vino inicialmente de Europa y Estados Unidos, y que han instrumentado las Fuerzas Armadas para proteger, sostener y mantener privilegios económicos de potencias extranjeras, aliadas a grupos internos asociados a ellas.

Destacó el titular boliviano de Defensa que los verdaderos enemigos en este país nunca han sido los sindicatos, los campesinos, a los cuales se han reprimido y masacrado, sino aquellos que han estado detrás del robo de nuestro territorio.

Por ejemplo, enumeró, tras la invasión chilena de 1879 estaba el imperialismo inglés, en busca del salitre y el guano tan necesario en esa época para la industria militar.

Tras el cercenamiento del Acre en el norte en 1902-1903 estaban intereses de empresas imperiales inglesas, que fueron quienes influyeron en la secesión, división y finalmente la anexión de esos territorios bolivianos a Brasil, acotó el también politólogo y académico.

En la guerra del Chaco (1932-1935), agregó, los intereses de dos empresas petroleras rivales, una de Paraguay y otra de Bolivia, fueron quienes impulsaron una guerra sin sentido, fratricida, con más de 100 mil muertos de ambos bandos.

El imperio ha estado detrás siempre de nuestro cercenamiento territorial, pero también detrás de nuestros recursos naturales: los minerales, el petróleo, el gas, enfatizó Ferreira.

Quedan entonces muy claros, recalcó, los factores adversos a la nación, al pueblo, y frente a los cuales las Fuerzas Armadas deben constituirse en baluartes de la defensa de la soberanía del territorio, de sus recursos naturales y del desarrollo de nuestro país.

Creemos firmemente que nunca más ocurrirá que un tanque vaya a la calle a matar al pueblo, lo que antes era común y se tomaba como un deber militar, y subrayó la voluntad de cambiar la doctrina de la muerte que dejó la Escuela de las Américas por la de proteger la vida.

Quisiéramos, dijo, que el modelo de nuestros oficiales sean los militares German Busch, primer presidente antiimperialista; Gualberto Villarroel, quien abrió las puertas a la participación de campesinos; Juan José Torres y Hugo Ovando Candia, que nacionalizó el petróleo en 1969.

Ese es el objetivo de esta escuela, comentó, que tiene el nombre de Juan José Torres por ser quien expulsó a los llamados "Cuerpos de Paz" en 1970-1971; nacionalizó varias minas, entre ellas Mina Matilde y apoyó un pacto con los trabajadores y los universitarios.

Y pese a que Torres venía de la institución militar que combatió a la guerrilla de Ernesto Che Guevara, fue quien liberó a sus sobrevivientes y a los presos de la guerrilla en Ñancahuazú y Teoponte, en un acto de reconciliación histórica, concluyó Ferreira.


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