(VIDEOS) La gran fuente de petróleo de EEUU se seca poco a poco: el temido peak oil de la Cuenca Pérmica

La revolución que comenzó a experimentar el mercado de petróleo en 2014 ha cambiado las reglas del juego para siempre. La fracturación hidráulica (fracking) y el shale oil (petróleo de esquisto) han convertido a EEUU en el mayor productor de petróleo del mundo, superando a Arabia Saudí y Rusia. No obstante, si se profundiza en los datos de producción de EEUU se puede ver como una sola región es la culpable de prácticamente toda esta revolución: la Cuenca Pérmica, situada entre Texas y Nuevo México, produce 6 millones de barriles de crudo cada día. Sin embargo, la frenética actividad en esta zona empieza a tener consecuencias. Son cada vez más los expertos que hablan de un proceso ya de consolidación (en lugar de crecimiento) o incluso que aseguran que la Cuenca Pérmica se está 'secando'.

La Cuenca Pérmica de EEUU es el gran icono de la industria petrolera del país. Una zona semidesértica en la que se atisban en lontananza bombas extractoras, torres de perforación y grandes camiones cisterna, que transportan crudo y los fluidos necesarios para implementar la fractura hidráulica (fracking) y extraer el petróleo no convencional, producido a partir de esquistos bituminosos. Esta región se ha convertido en el corazón petrolero del país. Esta cuenca, situada entre Texas y Nuevo México, presenta una formación geológica extremadamente favorable que ha permitido a las petroleras americanas disparar su producción en 'casa'.

Tal ha sido y sigue siendo la actividad que la Cuenca Pérmica está a punto de producir 6 millones de barriles de petróleo diarios, superando a la producción conjunta de Irak y Libia, dos pesos pesados de la OPEP. Si esta región fuera un país independiente, tendría el honor de ocupar el puesto de cuarto mayor productor de petróleo crudo (no tiene en cuenta derivados ni condensados) del mundo, solo por detrás del propio EEUU, Rusia y Arabia Saudí. Desde 2014, la producción de crudo en la Cuenca Pérmica se ha multiplicado por seis.

Esta región ha sido el escenario elegido por el fracking y el shale oil (petróleo de esquisto) para protagonizar el boom petrolero de EEUU. Aunque todo hace indicar que este 'show' está tocando techo (la capacidad para producir más crudo se agota poco a poco), las petroleras americanas van a intentar estirar el 'chicle' todo lo posible, lo que podría mantener la producción de petróleo en la Cuenca Pérmica en la zona de los 6 millones de barriles diarios por un tiempo. La gran pregunta es, ¿cuánto tiempo? Según el Departamento de Energía de EEUU, la Cuenca Pérmica tiene alrededor de 22.000 millones de barriles de crudo recuperables. Si el ritmo de extracción actual es de 2.200 millones de barriles al año (6 millones cada día), aún hay petróleo para rato.

Sin embargo, la extracción de esas reservas no es lineal en términos de costes y tecnología. Primero se van extrayendo los hidrocarburos más sencillos y asequibles (denominados de Nivel 1 o 1P). Al igual que esas personas que primero se comen la parte más jugosa del postre o de una pizza, luego nadie quiere quedarse con los bordes o con la parte más seca del pastel. En la Cuenca Pérmica podría suceder algo similar.

El shale oil cada vez pesa más en la producción de EEUU

Antes de alcanzar el pico de producción (lo máximo que se producirá en la cuenca), la productividad por pozo irá cayendo a medida que los operadores tengan que operar los pozos de menor calidad. "Esto podría estar empezando a pasar. Según nuestros modelos, esto demuestra que la industria ha perforado sus mejores pozos. Es probable que la disminución de la producción no deje a nadie indiferente. Como Eagle Ford y Bakken (otras grandes formaciones) no han podido recuperar el terreno perdido los últimos dieciocho meses, una vez que el Pérmico llegue a su punto máximo, la revolución del shale oil pasará de la fase de crecimiento a la fase del declive, y el Pico de Hubbert resurgirá con fuerza", asegura.

Adam Rozencwajg, socio director de la firma de inversión Goehring & Rozencwajg (G&R).

El petróleo y la teoría del pico de Hubbert

La teoría del pico de Hubbert es la teoría que explica cómo el petróleo alcanzará su punto máximo de producción en algún momento (esto aún está muy lejos de suceder a nivel global). Como el petróleo es un recurso no renovable, la producción mundial de petróleo crudo eventualmente alcanzará su punto máximo y luego entrará en declive terminal siguiendo una curva en forma de campana. Aunque este modelo se puede aplicar a muchos recursos, fue desarrollado específicamente para la producción de petróleo. Este pico, hoy, no tiene sentido a nivel global, puesto que la tecnología avanza rápido y aún hay mucho petróleo por extraer en campos ya explorados.

Además, los descubrimientos de petróleo en Guyana o Namibia retrasarán un peak oil global (o quizá nunca llegue porque el petróleo pasará a un segundo plano, ante el avance de las renovables, antes de que comience a escasear). Pero en zonas concretas sí podría suceder. De hecho, Alaska ya ha llegado a su propio peak oil. Adam Rozencwajg asegura que el 'peak oil' o el pico del petróleo en la Cuenca Pérmica está más cerca de lo que se piensa. "Con nuestros modelos y análisis, G&R proyecta que la última y última megacuenca petrolera de EEUU, la Pérmica, alcanzará su producción máxima en 2025. Y si lo hace, podría hacer sonar las alarmas dentro de EEUU y en todo el mundo, lo que podría traducirse en precios del petróleo mucho más altos".

"El acontecimiento más crucial en los mercados mundiales de petróleo es el agotamiento de la Cuenca Pérmica. Advertimos sobre esto por primera vez en 2018, prediciendo que el Pérmico alcanzaría su punto máximo en 2025. En retrospectiva, nuestro análisis fue demasiado conservador. Ahora creemos que la cuenca podría alcanzar su punto máximo en los próximos doce meses", asegura desde la firma de inversión Goehring & Rozencwajg en uno de sus informes trimestrales.

"Determinamos que el ritmo de fuerte producción no podrá continuar, sobre todo en Eagle Ford y Bakken (pese al leve despertar de este último). Nuestros modelos sugirieron que para 2018, el 60% de las zonas más productivas y rentables (denominadas como zonas de Nivel 1) en esas dos cuencas ya se había agotado, puesto que el estallido de esas dos zonas se produjo antes que en la Cuenca Pérmica. Por otro lado, la Cuenca Pérmica fue desarrollado en último lugar, por lo que aún le quedaban (en 2018) por perforar más del 60% de sus áreas de Nivel 1. Sin embargo, su situación ha comenzado a preocuparnos, dado su elevado ritmo de producción, ya que podría agotarse pronto", sostienen estos expertos.

Los modelos que prevén el agotamiento

Los modelos de estos expertos, sin embargo, no coinciden con los de otros participantes del mercado de petróleo que prevén que la Cuenca Pérmica aún tiene carrete para incrementar su producción durante varios años. La tecnología avanza rápido, mientras que la perforación lateral (llega mucho más lejos dentro de un yacimiento con una sola perforación) permite mejorar la producción en la extracción de petróleo. De cumplirse estas optimistas hipótesis, cuando la Cuenca Pérmica inicie su peak oil, la demanda de petróleo, probablemente, habrá comenzado a caer como consecuencia de la transición energética.

No obstante, desde G&R insisten: "Desafortunadamente, para los mercados petroleros mundiales, nuestros modelos nos dicen que la Cuenca Pérmica está a punto de llegar a una meseta en lo que a producción se refiere. Si estamos en lo cierto, entonces la única fuente de crecimiento de la producción notable fuera de la OPEP en los últimos 15 años estaría a punto de pasar del crecimiento al declive".

Después de varios años de una explotación agresiva de las zonas más ricas en petróleo, ahora sí se puede concluir que las petroleras han explotado ya más del 60% de las zonas de Nivel 1: "Cuando hicimos estas predicciones por primera vez en 2019, esperábamos que la Cuenca Pérmica tuviera un crecimiento notable hasta 2025 antes de alcanzar estos niveles, pero con el beneficio de la retrospectiva, probablemente éramos demasiado optimistas".

Con información de El Economista.



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