Cuando uno accesa a los medios de comunicación en búsqueda de información, e incluso dar información, sobre el acontecer laboral en la fábrica; en primer lugar, le inquieta a uno el cúmulo de flagrantes y cotidianas VIOLACIONES AL ESTADO DE DERECHO COMO CIUDADANO Y COMO TRABAJADOR, denunciadas de mil maneras por sus víctimas, bien sea de manera directa en instancias de MIN TRABAJO o con acciones de protesta y movilización por intermedio de los sindicatos y su dirigencia que activan en los centros de trabajo, tanto públicos como privados.
En segundo lugar, es aún más preocupante EL ESTADO DE INDEFENSION DOBLE DE LA MUJER TRABAJADORA, que no solo lo refleja la denuncia diaria, sino que la vive la mujer cotidianamente en la fábrica de manera vejatoria e impune. Lo cual le genera un nivel de desesperanza en la credibilidad en las publicitadas instituciones del Estado que deberían protegerla de LA VIOLENCIA; pero cuya decepción se la produce al verse tratada también a las patadas en las diversas instancias u oficinas de PROTECCIÓN A LA MUJER creadas por la revolución. Pues las oficinas de una DEFENSORÍA, una FISCALÍA, una CONTRALORÍA; parecieran más bien SITIOS DE RELAX de una burocracia que se dan cita temprana en ellas para contarse sus confidencias mientras desayunan, se hacen las uñas y atienden a sus entornos familiares o amistosos; para finalmente, si las conversas anteriores le resultaron buenas, oír con cierta paciencia la problemática de la trabajadora; pero si llegó indispuesta ó indispuesto y/o el preámbulo a su labor no le fue ameno, seguro que la atención a la obrera o al obrero será como peón de hacienda y a los carajazos. Es decir, con toda la algarabía de bombos y platillos con los que celebra la burocracia la creación de leyes e instancias para PROTEGER A LA MUJER CONTRA LA VIOLENCIA, hasta ahora, con conocimiento de causa lo he criticado mil veces y siguen igualitas- funcionarios e infraestructura son vulgares enclaves burocráticos para despilfarrar un presupuesto nacional que en nada está favoreciendo, por lo menos en el campo laboral, a la mujer que es DOBLEMENTE VIOLENTADA EN SUS DERECHOS. Primero, se le violan sus derechos laborales como trabajadora, segundo, trato infame, vejatorio y excluyente por su condición de mujer. Cuando la intolerancia del vejamen le hace recurrir a una DEFENSORÍA o una FISCALÍA, el calvario burocrático, leguleyo y probatorio, a veces es peor que el que recibe en la propia empresa en el tratamiento del problema. En otras palabras, en ESTAS OFICINAS DEL PODER MORAL LA INDEFENSIÓN DE LA OBRERA Y DEL OBRERO SIGUE SIENDO UNA REMORA DE LA CUARTA REPUBLICA Y UN DESHONOR A LA REVOLUCION BOLIVARIANA QUE LA SOCIEDAD DE COMPLICES DEL SISTEMA BOLIVARIANO DE COMUNICACIÓN E INFORMACIÓN SIBCI- TIENE LA TAREA DE PUBLICITAR MEDIÁTICAMENTE.
Camaradas, compatriotas y amigos del PODER MORAL, disculpen la irreverencia. El problema es que no podemos tapar el sol con un dedo. En el centro de trabajo de la ciudad, el campo y en las riveras de nuestros ríos, lagos y mar territorial; y muy particularmente en los centros fabriles de sobre explotación industrial de las trasnacionales y del capitalista explotador hay un potencial extraordinario de mujeres y hombres a los cuales no les llega los conciertos, caminatas, bailoterapias, foros y eventos culturales que el PODER MORAL planifica para elevar el nivel cultural de la gente y prepararla CONTRA LA VIOLENCIA. Hay dos cosas inaplazables que el PODER MORAL debe hacer para saldar la DEUDA MORAL CON LA MUJER TRABAJADORA: 1) IR A LA FABRICA Y UTILIZAR SUS RECURSOS EN COMBATIR DIRECTAMENTE LA VIOLENCIA LABORAL CONTRA LA MUJER, EN UNIDAD DE ACCIÓN CON EL MOVIMIENTO SINDICAL; Y 2) EJERCER SU FUNCIÓN PROTECTORA HACIENDO SU GESTION FACILITADORA PARA GARANTIZAR QUE LA VEJACION PATRONAL IMPUNE CONTRA LA TRABJADORA TENGA LA PENALIZACIÓN QUE LA LEY PRESCRIBE.
CASIANO DIAZ /Val. 26-11-13/ lavozdelostrabajadores@gamil.com
