La decepción y la desesperanza despuntan en el movimiento obrero del país, producto de la pulverización del salario, amenazas de despido, desmejora y en otros casos desconocimiento de beneficios legales y contractuales. Escenario deprimente que desmoraliza e indigna la conciencia de aquellos que creemos en un modelo de país distinto del rentismo petrolero, imposición histórica de las transnacionales y sus imperios sobre Venezuela.
El presidente Nicolás Maduro, hace un llamado para combatir la guerra económica invitando a todos los sectores del país, siendo muy enfático en su llamado a la clase trabajadora. Este asunto no es cuestionable, pero hay sectores productivos nacionales en los que sus trabajadores han sido ignorados, excluidos y satanizados. Es el caso de los trabajadores del ramo automotriz, que casualmente algunos funcionarios del gobierno los catalogan de fastidiosos y pedigüeños compulsivos.
Con que fuerza moral los trabajadores de este sector, iremos a un frente de batalla cuando el adversario burgués tiene como aliado las instituciones del Estado, que casualmente son administradas por un gobierno obrero. No hay motivación para entrar a una guerra, cuando se desconocen derechos contractuales y legales a través de decretos presidenciales, y que además, se ejecutan despidos masivos de trabajadores ante el accionar cómplice del ministerio del trabajo, demostrando efectivamente la conciliación con la burguesía parasitaria y reflejando el abandono en combate.
La guerra económica ya da cuenta de los primeros abatidos en combate. En la ciudad de Valencia Edo. Carabobo, las multinacionales del ramo automotriz despiden a diestra y siniestra trabajadores, sin que nada ni nadie las haga retroceder. El caso más reciente, es el despido 466 trabajadores de la planta General Motors; en el mes de diciembre se ejecutó del despido de 76 trabajadores de la entidad de trabajo Chrysler y Ford Motors está en el ojo del huracán, sin olvidar los despidos ocurridos en las auto partistas.
Esta situación se venía denunciado hace dos años desde la vocería de la FUTAAC (Federación Unitaria de Trabajadores Automotrices Autopartistas y conexos) y la base de los trabajadores del sector, por medio de distintas formas mediáticas y acciones de calle. Estas gestiones emprendidas, consiguieron la interpretación errónea de los funcionarios públicos que en su momento las atendieron, tergiversando el contenido de la denuncia y achacándole otro tipo de intereses en un teatro de operaciones distinto, como la solicitud de divisas para los patronos y el pedimento de cupos para alimentar las mafias especulativas del mercado de automóviles.
Reinó el egoísmo y las alertas y propuestas que se lanzaron desde el movimiento obrero de este sector, nunca llegaron a tierra fértil, solamente se oyó pero no se escuchó el clamor, preocupación y el riesgo que se corría de no atender al llamado de los trabajadores automotrices.
Señor presidente Maduro, ministro Jesús Martinez, gobernador Francisco Ameliach, esta emboscada sella la derrota de un triste capítulo, en la historia de los trabajadores automotrices, y que ella por sí misma, ojala no se refleje en procesos venideros, que puedan hacer retroceder los avances de la revolución Bolivariana. Los trabajadores somos la carne de cañón de esta guerra económica, no es justo que la crisis la volvamos a pagar nosotros como ocurría en la cuarta República.
Los trabajadores rescatan a los trabajadores!!!
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