Nota: Antes de escribir este artículo hablé telefónicamente con Manuel Sutherland y con una alta directiva de la UBV en Caracas, para conocer las dos versiones referidas a la salida del camarada Sutherland de la nómina de esa universidad.
Como si no bastara con el despido del camarada Gustavo Martínez de su cargo como trabajador en la fábrica de Café Fama de América, en clara contravención a la verborrea "obrerista" de los gobernantes pseudochavistas, ahora proceden a despedir al economista Manuel Sutherland de su cargo como profesor en la Universidad Bolivariana de Venezuela, tirando por la borda el discurso incluyente, democrático y revolucionario sobre el que se construyó este proceso de cambios.
Las autoridades de la UBV aducen que no le renovaron su contrato por faltas al trabajo debido a viajes, y por una supuesta polémica o debate sostenido en el aula de clases con algunos alumnos. Manuel en su descargo me dijo que cuando viajó dejó encargado a un suplente debidamente calificado. Y agregó que el detonante de su despido fue una discusión digital sostenida con su jefe inmediato superior, referida a cuál debe ser la mejor política económica a ejecutar por el gobierno bolivariano en el momento actual.
Debatir con los alumnos en el aula, o con otros profesores en cualquier escenario académico, forma parte de la vida universitaria mundial. Las universidades no serían tales si no hubiera en ellas debates. Por tanto, concluimos que no existe ninguna razón valedera para despedir como profesor a Manuel Sutherland de la UBV, además de que violan su estabilidad laboral, principio consagrado en la CRBV y desarrollado por la LOTTT (tenía dos años y medio ejerciendo su cátedra de economía).
Pensamos que el despido de Sutherland es sin lugar a dudas un acto de retaliación política por parte de la cúpula burocrática del PSUV, debido a sus artículos críticos sobre la política económica del gobierno de Maduro y las denuncias referidas a la enorme fuga de capitales que se produjo en los últimos quince años, fuga de capitales que ha sido reconocida hasta por el propio Maduro.
Para la ultraizquierda pequeñoburguesa que dirige el PSUV no existe el menor respeto hacia la crítica revolucionaria, hacia la contraloría popular, hacia el debate teórico y la sistematización de las experiencias prácticas de la lucha de clases. Para ellos no está permitido pensar distinto a los "jefes" de la revolución. Prohíben pensar con cabeza propia, o simplemente prohíben pensar.
La burocracia chavista impone al pueblo una conducta de total sumisión, de "obediencia", de "lealtad", de "disciplina". El pueblo organizado está, según ellos, para cumplir órdenes, para hacer bulto y aplaudir en los actos, mítines y movilizaciones. Pero nadie debe traspasar la línea roja y asumir posiciones críticas o denuncias específicas sobre errores, irregularidades, vicios, delitos y otras fallas que revientan por todas partes en la administración pública bolivariana.
La casi absoluta impunidad que ha generado la revolución hacia los grandes corruptos, traidores y tránsfugas del proceso, como sucede con todos los militares huidos al imperio luego de robar bastante en altísimos cargos del estado venezolano (como Eladio Aponte Aponte, Alejandro Andrade, Rafael Isea y Hebert García Plaza, para nombrar sólo a los más conocidos), contrasta de manera brutal con el ensañamiento fascista con el cual el gobierno la emprende contra quienes mantienen posiciones críticas dentro del campo de la revolución.
Para estos burgueses ultraizquierdistas es muy fácil acordarse con el otro extremo del espectro político, con la ultraderecha que domina la Asamblea Nacional, como acaba de demostrarse con el pacto secreto que les permitió repartirse a dedo los cargos de diputados al Parlatino (distribuidos en un 60% para la MUD y un 40% para el PSUV). Pero es imposible ver en ellos conductas propiciadoras hacia el debate interno, la confrontación de ideas, la reflexión crítica y la tolerancia hacia la diversidad de enfoques teóricos sobre el proceso revolucionario que existen en el movimiento popular venezolano.
Resaltando además que esta conducta negadora de todo debate, de toda discusión, de cualquier asomo de críticas, proviene de individuos que lejos de poseer una adecuada cultura política y amplio conocimiento del marxismo como sistematización de la lucha obrera mundial, son prácticamente unos analfabetos que se manejan con puros clichés y consignas rimbombantes, que no salen de las frases generales y los lugares comunes.
Que tienen la cachaza además de presentarse como los "verdaderos revolucionarios que resuelven los problemas prácticos", en supuesto contraste con "los teóricos que sólo critican" y "nada aportan a la revolución". Si se toma una por una la trayectoria "militante" de esta vanguardia burocrática se podrá constatar su muy escasa experiencia práctica en la verdadera lucha de clases, salvo la de haber ocupado todo tipo de cargos directivos en el gobierno, cargos para los cuales en no pocas ocasiones no poseían perfil para ejercerlos (por ausencia de formación profesional y desconocimiento elemental de la realidad específica del cargo asumido).
Unos repetidores de mentiras que han embaucado al pueblo aprovechándose de la confianza y los cargos que Chávez les diera, y aprovechándose también de la nobleza e ingenuidad popular que ha tardado en reconocer la falsedad de sus discursos y los contrastes con su vida práctica.
La UBV que hoy despide a Manuel Sutherland fue construida reivindicando la democracia participativa en las universidades, como se establece en su documento rector (página 40). Allí se habla de un "gobierno universitario de talante democrático", que se orienta a "concebir y practicar la dirección de los asuntos universitarios con claros sentidos de igualdad y justicia". La UBV estaba concebida como un espacio para "la investigación, la enseñanza e inserción social, cruzado por la reflexión como ejercicio de pensamiento libre, de comprensión y crítica frente a cualquier forma de encuadramiento y de disciplina normalizadora de los sujetos".
La UBV en sus definiciones conceptuales sobre cultura organizacional (página 121 de su documento rector) establecía que "se sustentará en los principios de solidaridad, respeto a la dignidad humana, igualdad, responsabilidad y respeto a las diferencias". Para ello se supone que la UBV promueve la creación de espacios de reflexión para erigir "una cultura de convivencia democrática". Todo un conjunto de definiciones violentadas y en las cuales evidentemente no creen.
En la UBV que hoy despiden a Manuel Sutherland de su cargo docente, figuran muchos intelectuales revolucionarios que hoy emplazo a que se pronuncien repudiando este despido y exigiendo la inmediata restitución a su condición profesoral. El mismo Luis Salas, de reciente y fugaz tránsito por el gabinete económico de Nicolás Maduro, es profesor de economía en la UBV, y debería explicar de manera pública si comparte o repudia el despido del camarada Sutherland.
Quienes hoy despiden a profesores marxistas por mantener posiciones críticas hacia las políticas gubernamentales, se hunden en el estiércol de la historia. Nunca podrán justificar ante el país, ante los pueblos de América y ante los movimientos revolucionarios de todo el mundo, que en Venezuela se despiden profesores cuando la corriente de pensamiento que defienden no coincide con las ideas que predominan en la casta gubernamental.
Lamentablemente en pleno siglo XXI se revive el estalinismo dinosáurico de unos fósiles cuyo pensamiento político mantiene un siglo de atraso. Aunque supe de persecuciones y despidos a docentes de izquierda en la época de la renovación universitaria (1969), en lo que me tocó vivir de la cuarta República como universitario, y mi propia experiencia como docente en una universidad controlada totalmente por la derecha, no recuerdo haber visto un caso similar a este.
Triste papel histórico de estos pseudorevolucionarios que hoy dirigen la UBV y el sistema universitario venezolano, al aplicar políticas de represión académica que son propias de una dictadura militar al estilo de Pinochet, Franco, etc.
Le recomendamos al amigo y camarada Manuel Sutherland a que recurra a los mecanismos legales contemplados en las leyes laborales y universitarias del país para salvaguardar sus derechos como docente universitario. Esperamos que los abogados verdaderamente clasistas y revolucionarios de Caracas lo acompañen en esas gestiones. Desde Maracaibo expresamos nuestra solidaridad y promoveremos una campaña por su reintegro al cargo de profesor en la UBV.
¡ SOLIDARIDAD CON MANUEL SUTHERLAND Y EXIGIMOS SU INMEDIATA RESTITUCIÓN COMO DOCENTE DE LA UBV ¡
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 19 de febrero de 2016