Las empresas automotrices en Venezuela si que son rapiñeras


Plantación adentro es donde se sabe la verdad, es donde se aprende la verdad…apropósito de suscripción de convenios entre el gobierno y las multinacionales del vehículo, hoy dedicaré este articulo a las contradicciones rocambolescas de esta industria y su deslealtad con el compromiso social de esta nación (soy trabajador automotriz).

Venezuela es un país que percibe desde hace 100 años una renta petrolera constante, con periodos alternos de escases y abundancia de divisas, producto de la misma renta, y es así como se formó una economía con ciertas particularidades. A raíz de la renta petrolera se configuró una clase capitalista, la cual basaba su concepto de acumulación de riquezas, a través de la apropiación de una parte importante de la renta petrolera del país.

En el capitalismo tradicional, los empresarios obtienen riqueza y pueden prosperar, por la explotación de sus trabajadores, por el arrebato de la plusvalía, pero en el caso del capitalismo rentístico, que es el caso venezolano, los empresarios son empresarios, cuando son subsidiados por el Estado, ya sea por medio de préstamos blandos de la banca pública, asignación de divisas preferenciales, escasas exigencias arancelarias, y el poco aporte o capital propio que invierten en sus propios proyectos.

Históricamente, las transnacionales llegan a países poco industrializados con el lobby del desarrollo económico, tecnológico y creación de empleo productivo. Lobos feroces disfrazados de ovejas, obnubilan a pueblos enteros con estas falsas primicias, y es obvio que estas multinacionales, no desperdiciarían la gran oportunidad de acumular riquezas a través de este pernicioso esquema económico-productivo, instaurado en Venezuela desde las políticas proteccionistas de sustitución de importaciones en la década de los 60.

En la década de los 90, ocurre un proceso de desindustrialización en Venezuela, como consecuencia de la implementación de políticas neoliberales, ocasionando el debilitamiento y desaparición de gran parte del parque industrial, conformado por pequeñas y medianas empresas, muchas de estas vinculadas con la producción de auto partes y sobreviven las grandes multinacionales respaldadas por sus casas matrices. Posterior a los años 90, las multinacionales del automóvil, se dedicaron a la importación desde sus propias casas matrices, no solo de su material CKD, sino también de lo que producían las autopartistas nacionales desaparecidas.

El compromiso de desarrollar la industria automotriz del país y la transferencia tecnológica, solo fue una quimera, y nunca ha sido prioridad de las multinacionales el desarrollo de la industria autopartista, principalmente, porque el verdadero negocio es importar a dólares preferenciales (renta petrolera de la nación), pero venderle a los consumidores a precio de dólar paralelo, es súper rentable para ellas, comprarse más piezas a sí mismas, es decir, Ford de Venezuela, GM de Venezuela, Chrysler de Venezuela, Toyota de Venezuela, anteriormente compraban espejos, rines, parabrisas, etc., de producción nacional con bolívares, ahora todo lo compran a Ford de Detroit, GM de Detroit, Chrysler de Detroit, Toyota de Japón con dólares subsidiados por el Estado …y me pregunto, no es la misma corporación la de Venezuela y la de Detroit o la de Venezuela y Japón?...podrían sobre facturar sus propias compras?...en otros términos, le podrían decir al Estado venezolano que un faro en Detroit tuvo un costo de 10 dólares cuando en realidad su costo fue de 2 dólares? Quien le mete la lupa a esta transacción? Y si nunca les ha importado el desarrollo de las autopartes nacionales por las razones obvias, mucho menos les interesa la producción de vehículos con componentes 100% nacionales, teniendo este país hierro, petróleo, aluminio y recurso humano capacitado y dispuesto a seguir aprendiendo. Si hay menos empresas autopartistas nacionales, que suministren piezas a las multinacionales y la inexistencia de políticas de Estado que las obliguen a incorporar un mayor porcentaje de piezas nacionales, estas poderosas empresas seguirán devorando las divisas de la renta petrolera.

Por otra parte, la incipiente industria automotriz venezolana, en el periodo 2004-2012 percibió del Estado venezolano la nada insignificante suma de 15.128 millones de dólares, siendo este el sector con mayor autorización y asignación de divisas, a pesar de que para el gobierno, era prioritario el sector salud y alimentos, quiere decir esto, que les dieron trato preferencial. Estos números, ubican a las transnacionales del vehículo, entre las primeras 15 empresas que más dólares recibieron del Estado (General Motors 1era, Toyota 4ta, Ford 5ta, Chrysler 7ma, MMC 13era), ni un dólar provino de afuera, cabe hacerse la pregunta…cuántos de esos dólares asignados fueron restituidos nuevamente a la nación por concepto de exportaciones de estas multinacionales?, porque de alguna forma, hay que restituir las divisas gastadas, y a su vez contribuir al PIB del país.

La cantidad de 15.000 millones de dólares otorgados a la industria automotriz durante estos años de control cambiario, equivale a una cantidad muy parecida a la que EEUU suministro a Europa en el plan Marshall. Es escandaloso que EEUU haya otorgado 13.000 millones de dólares para la reconstrucción de todo un continente, devastado por la guerra, y el Estado venezolano le entrego 15.000 millones a un solo sector del país, y hoy en día, este sector es incapaz de sostenerse por sí mismo. La industria automotriz se encuentra paralizada a la espera de más renta petrolera, y así continuar con el saqueo sistemático.

En la actualidad, las transnacionales desde sus casas matrices en el extranjero, exigen con fiereza su derecho a su parte del pastel de la renta petrolera, sin inmutarse a respaldar a sus filiales en Venezuela para arrancar a producir, pues ni locos que fueran para invertir su propio capital y someterlos a los riesgos de una crisis económica, así se paga la preferencia otorgada en años pasados por el Estado Venezolano.

Mientras tanto, la filiales venezolanas buscan fórmulas para no reportar perdidas en medio de la crisis a sus casas matrices, la idea tampoco es perder el mercado, claro, formulas a expensa de la clase trabajadora de este sector. Solicitud de despidos y procedimientos de suspensión de relación de trabajo ya reposan en el ministerio de trabajo, depositados por los departamentos legales de estas transnacionales.

Y por último, los trabajadores del sector, seguimos frustrados y desorientados por la crisis que nos golpea inmisericordemente como al resto del pueblo. Desde las organizaciones sindicales del sector, hemos sido incapaces de articular estrategias en conjunto, para enfrentar una crisis que nos conllevará a un conflicto laboral contra las multinacionales para las cuales trabajamos. La constitución de una federación para los trabajadores de este sector, como herramienta de lucha y protección (FUTAAC), se quedó solo en la intención, por la prevalencia de egoísmos y ansias de protagonismos de algunas individualidades, y que creen que desde Caracas vendrán a resolver nuestros problemas. A la clase trabajadora no la salvará ni los burócratas ni las multinacionales.

*Secretario de Reclamos de Sindicato de Trabajadores de FCA Chrysler


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