Comenzaré este artículo con una premisa básica: La construcción del socialismo, en el caso específico de nuestro país, debe contar con la participación activa y el apoyo irrestricto del pueblo trabajador, sin dogmatismos, ya que este es el único sector de la población que no tiene nada que perder y sí mucho qué ganar.
¿Por qué arranco con esta idea?
Porque lo logros alcanzados hasta el momento pueden perderse sino se tiene claro que la inmensa mayoría de los desposeídos son los grandes beneficiarios del proceso que se adelanta en el país, y sin son éstos los actores fundamentales también serán los defensores de todo lo hasta ahora logrado. Siendo así, hay que tener bien claro que los trabajadores (obreros y campesinos desposeídos por el capital) son los llamados a emprender la lucha por el socialismo.
Luego de la debacle en la CTV, los trabajadores han quedado huérfanos, sin una dirección política y sindical que oriente sus reivindicaciones sociales, económicas y sobre todo políticas. Ha habido intentos por crear algún tipo de organización que cumpla con estas funciones, pero al no nacer del propio seno de los trabajadores, estas organizaciones han quedado prontamente inoperativas debido a los conflictos internos que se desataron en ellas, a raíz de su debilidad ideológica, la lucha interna partidista y la falta de metas claras para ofrecer a sus afiliados. Una muestra de esto es lo ocurrido con los trabajadores en SIDOR, que unidos en sus justas reivindicaciones, fueron ignorados por parte del Ejecutivo Nacional y reprimidos por el Ejecutivo Regional, ¿dónde estaban las organizaciones obreras mostrando su solidaridad con ellos? ¿Por qué gobiernos regionales utilizan las fuerzas armadas para defender a sectores empresariales en contra de los trabajadores? ¿Cómo se entiende el silencio por parte de los medios de comunicación oficiales y comunitarios?
La lucha por el socialismo es la lucha contra el capitalismo, pero no en abstracto, sino en el diario vivir que en este perverso sistema se transforma en sufrimiento e invisibilización de la mayoría del pueblo. El capitalismo es el que todo lo despoja a los que poco tienen, hasta la vida se convierte en un producto que es posible vender y comprar; el socialismo en cambio es el único sistema social que otorga posibilidades reales de vida a todos los sectores de la población, incluyendo a la tan ególatra y egoísta clase media. El proceso de cambios que se lleva a cabo en Venezuela, es una lucha por la vida (socialismo) y contra la muerte (capitalismo), he aquí por qué decimos: ¡Patria y Socialismo o Muerte!
El socialismo no se decreta, no es una condición social que se puede imponer para comenzar a vivir inmediatamente sus beneficios. El socialismo es cotidianidad en los distintos aspectos de la vida; en los puestos de trabajo, en el hogar, en la calle, en las escuelas, en los consejos comunales, pero sobre todo es construcción perenne por parte de aquellos que saben cómo se sufre dentro del sistema capitalista, que no son otros que los trabajadores rurales y urbanos.
Ahora, esto se comienza a hacer realidad con la socialización de los medios de producción, de la salud y educación, con el control obrero de las fábricas, con la posesión social de las tierras para el cultivo, entre otras cosas y sin dogmatismos, la posibilidad de enfrentar la dura realidad de miseria que nos legó el sistema de producción deformado, que en nuestro país se dio en llamar Capitalismo de Estado, por un sistema muchísimo más justo y equitativo como es la conformación de un Estado Social que vaya aportando soluciones a los distintos problemas que nos dejó el neoliberalismo depredador globalizado y en el cual se cebaba para poder subsistir.
El fortalecimiento social y político de los trabajadores y campesinos en el proceso de cambios que se viene generando desde 1999, es la única posibilidad que tenemos para que la lucha por el socialismo no pierda su rumbo y se convierta, de una ilusión maravillosa en una esperanza real de vida, he aquí el por qué de la premisa al principio del artículo; y el PSUV, partido que debe orientar la lucha social e ideológica del proceso, debe entender esto y actuar en concordancia al discurso revolucionario, repito, no es dogmatismo es una necesidad histórica. Las preguntas que nos asalta son: ¿por qué no existe participación dentro del partido y en su dirigencia, de obreros y campesinos? ¿Por qué se desecha el estudio del marxismo como herramienta ideológica en el PSUV?
Los distintos organismos estatales, es decir el gobierno, deben velar por la formación ideológica de éstos sectores que son la vanguardia del proceso, y digo los órganos estatales porque entendemos que el Estado que estamos presenciando en Venezuela tiene un carácter muy distinto al que poseía anteriormente, no es ya un órgano supranacional que defiende a la burguesía en contra de la inmensa mayoría del pueblo, ya no, es un Estado Social, que no socialista, que se ha colocado al lado del pueblo y de los trabajadores, por lo tanto, una de sus tantas funciones debe ser la de educar al pueblo en aquellas ideas que ayuden a la construcción del socialismo, y sin dogmatismo el marxismo es una teoría que ayuda a entender muchos de los aspectos que están en discusión en la actual coyuntura, al igual que muchas otras ideas que dan aportes importantes para la empresa titánica que se ha iniciado.
Al lado de las ideas de Bolívar, Miranda, José Martí, Simón Rodríguez, Mariátegui, Gramsci, se debe contar también con las de Marx y Engels quienes nos legaron una metodología para poder estudiar y entender a la sociedad que en su tiempo caracterizaron y ubicaron en la vieja Europa; no podemos echar a un lado su aporte por pequeños grupos que se tildan de marxistas y que lo único que hacen es seguirle el juego al imperialismo, convirtiéndose en la llamada derecha endógena de la que tanto se habla.
Todavía queda mucha lucha por delante. El nacimiento del socialismo se enfrenta a las viejas prácticas cuartorepublicanas, capitalistas que pretenden cambiar todo para que nada cambie. La concepción ideológica de la derecha también se vislumbra dentro del proceso revolucionario, ya que este es un proceso dialéctico, que como tal, genera sus propias contradicciones permitiendo el avance y la profundización de los cambios. Aquí se inscribe la propuesta de las 3R, el estudio y análisis de lo logrado para evaluar y reemprender la marcha, esto es pura dialéctica, puro marxismo.
Pero el socialismo no puede ser sólo para empresarios y dirigentes políticos, quienes ya pueden estar viviendo su comunismo particular, sino también para aquellos que día a día se esfuerzan por alcanzar el paraíso aquí en la tierra. ¿Dónde queda el pueblo trabajador en toda esta construcción? ¿Dónde los obreros? ¿Dónde los campesinos?
Al pueblo debe dársele participación plena y real, no exclusivamente a través de los Consejos Comunales y de las organizaciones obreras y/o campesinas, sino también en la elección de los candidatos a los distintos cargos gubernamentales que una vez elegidos deberán continuar la labor apenas iniciada. Únicamente con la participación del pueblo en la elección de los candidatos por el bando revolucionario se podrá garantizar la construcción de un socialismo venezolano.
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