El ambiente donde se desarrolla un individuo determina las bases de su pensamiento y ciertamente resulta difícil creer que en esta sociedad individualista, la superstición, el idealismo o la metafísica tengan mayor influencia en la historia del hombre que esas condiciones derivadas de la lucha diaria por la supervivencia. Por ello, hasta que no superemos el actual sistema de explotación del hombre por el hombre e instauremos una sociedad superior donde todos gocemos de una igual situación para el desarrollo, el mundo sufrirá, como hasta el presente, permanentes desigualdades y conflictos. En Venezuela, décadas de dominación oligárquica causaron el adormecimiento ideológico de las masas oprimidas por el capitalismo y una acentuada dispersión en el movimiento obrero. Resulta visible que entre muchos trabajadores aun abundan quienes depositan esperanzas en la "piedad" del patrón que los ultraja, creyendo que algún día les permitirá vivir mejor. No obstante, hemos convivido con una mayoría de la masa proletaria que ha despertado políticamente en los últimos años aunque su plena reivindicación social siga pendiente. Se trata de un inmenso colectivo que lucha sin forma orgánica debido su ruptura con el clientelismo de los viejos partidos y las federaciones sindicales. Es esa masa trabajadora que hoy rechaza a las "falsas vanguardias", la misma que ha protagonizado la defensa de la Revolución Bolivariana en tantos procesos electorales y en los nuevos espacios de participación política, así como frente al terrorismo mediático, los golpes de Estado y demás agresiones antidemocráticas. Ese conglomerado social está integrado por quienes hemos asumido la obligación ética de resistir dignamente contra los explotadores y en absoluto repudio contra la adulancia hacia los "caudillos", tanto los del viejo capital privado como los del nuevo burocratismo burgués.
A su vez, estos últimos diez años reflejan que las ansias por fama, dinero y poder han estremecido lo más alto de la "farándula" política venezolana, pues una larga lista de encumbrados personajes que hasta ayer se decían leales a Chávez (antiguos compañeros de armas, ex-izquierdistas, íntimos confidentes, entre otros) han ido, uno a uno, formalizando su mudanza al hogar de sus verdaderos afectos: la oposición pro burguesa. Visto que el compromiso con una revolución socialista se basa en la identidad clasista, no nos sorprenderá que mañana otros renombrados actores emulen con la misma garrocha el salto de talanquera de sus ambiciosos colegas. Definitivamente que al reflexionar sobre la lealtad de los que no tienen nada material en contraste con la traición de quienes se embriagan de privilegios, no podemos menos que ratificar nuestro profundo amor y compromiso con el admirable pueblo del que somos miembros. Es al rigor de las batallas sociales que nos hemos emancipado ideológicamente y consolidado nuestra identidad revolucionaria. Nuestra formación no fue espontánea o decretada, sino construida a partir de las experiencias y el análisis. Solo cuando adquirimos ese nivel de conciencia, pasamos de afiliados a militantes, y finalmente a cuadros políticos. A tantos "busca puestos" que dicen ser "socialistas" por vestir un carnet rojo, les advertimos: Frente al abuso del burgués haremos valer el derecho del obrero.
http://jesusmanuelsilva.blogspot.com
(*) Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario.