Para comenzar, logró ubicar a la oposición interna en su exacto lugar: ladrando a la luna. En su empeño por ocultar y tergiversar los logros económicos y políticos de Chávez en esta gira es improbable que la Mud (Mesa de Unidad Democrática) tenga capacidad de persuasión más allá de su propia base en el sentido más restringido. Incluso existe la posibilidad de que una franja importante de votantes de la Mud en las elecciones del 26S, tome distancia de ella al ver la escasez de ese bloque sin principios, contrastada con lo que deberá ser una aceleración positiva de los cambios estructurales en Venezuela. La reiteración de acusaciones tales como que Chávez regala el dinero venezolano a gobiernos extranjeros es demasiado burda. Y sólo podría calar en la población si el drástico y sostenido proceso de transferencia de ingresos en favor de las mayorías se viera interrumpido.
Ocurrirá lo contrario: los pasos en materia de intercambio económico-técnico se verán a corto plazo con impacto sobre el conjunto de la población; y a la par de la reactivación económica ya en curso, redundarán en soluciones de problemas de diferente naturaleza: desde la lentitud en la producción de viviendas, hasta las penosas dificultades de transporte. Y si se cumplen siquiera la mitad de los acuerdos enhebrados por la cartera de Ciencia y Tecnología, apuntados todos, en última instancia, a aumentar la productividad media de la economía, se habrá iniciado una nueva fase en los esfuerzos por sacar a Venezuela del atraso en el que la sumió la dependencia y la corrupción de las clases dominantes durante la IV República. Sería engorroso hacer el listado de acuerdos económicos firmados en Moscú, Minsk, Kiev y Teherán (el informe completo aparecerá en la edición de noviembre de América XXI). Baste decir que la diversificación de exportaciones e importaciones de Venezuela le otorga una independencia jamás antes gozada en ese país. En cuanto a los efectos, no habrá que esperar para verlos en acción.
Eso no es todo. Las compras de material militar consolidan el esquema defensivo y disuasivo de la Fuerza Armada Bolivariana. Y el espacio geopolítico ampliado y reafirmado solidifica la sustentación del proyecto estratégico pluripolar, dando lugar a un suerte del glacís, apropiado para la transición hacia el socialismo del siglo XXI.
Este último aspecto no podrán contradecirlo los enemigos de Chávez: en Rusia quedó a la vista el afianzamiento de las relaciones con Vladimir Putin y Dmitri Medvedev; en Bielorrusia no sólo los acuerdos económicos, sino también los gestos inequívocos del gobierno presidido por Alexandre Lukachenco, aseguran un fortalecimiento notable de las relaciones políticas entre ambos gobiernos. El inicio formal de relaciones con el gobierno de Ucrania, prueba la dinámica de ampliación de la diplomacia venezolana. Con eso bastaría para afirmar que los cuatro países visitados constituyen una plataforma sólida para situar a Venezuela como socio y contraparte política latinoamericana en esa región clave en el proceso de recomposición geoestratégica planetaria.
Pero aún falta la concreción de la gira en Siria, Libia, Portugal y, una novedad de última hora aun no confirmada, Turquía.
La energía
como eje
Un punto de
particular relevancia es el anuncio formal de que Rusia colaborará con
Venezuela en la adquisición y manejo de la tecnología necesaria para el manejo
de la energía atómica con fines pacíficos. Tal vez es necesario detenerse un
momento a reflexionar sobre el hecho de que Rusia, la gran potencia
euroasiática con proyección mundial, acuerde sostener un objetivo del gobierno
bolivariano de tanta sensibilidad política en la actual coyuntura mundial. Una
primera medida del impacto puede tenerse al observar la reacción del
Departamento de Estado, que hizo declarar al propio Barack Obama al respecto: “Venezuela
tiene derecho” admitió el mandatario estadounidense, para inmediatamente
señalar que también deberes: “Tenemos una política que se aplica a todos los
países” subrayó Obama, quien utilizó un verbo provocativo para indicar que
Venezuela “debe obedecer” esas políticas que “tenemos”. El Departamento de
Estado preparó cuidadosamente esta demostración de vana altanería imperial,
como lo hizo con otra frase del mismo estilo pronunciada por Obama en la misma
conferencia de prensa: Raúl Castro “debe comportarse seriamente” antes de que
la Casa Blanca considere cambiar su política hacia la isla. Con demócratas así…
¿a quién le hacen falta republicanos?
Es de
máxima importancia que el presidente estadounidense haya admitido que Venezuela
(de hecho, cualquier país) tiene derecho a investigar y poner en práctica la
utilización de la energía atómica. La otra cara de la moneda debería dar lugar
a una discusión mundial: quién, cómo y dónde decide qué política tiene la
humanidad respecto del manejo de este instrumento tan vital como amenazante. En
todo caso, es obvio que esa capacidad no puede quedar en manos de quien tiene
el mayor arsenal atómico del planeta y pretende dominar al mundo mediante el
terror al holocausto nuclear.
Es
igualmente significativo el hecho de que Obama no haya podido iniciar el
tratamiento de este tema mediante una condena sin rodeos y las consecuentes
sanciones, esta vez enfiladas contra Venezuela. He allí una prueba del lugar
que ocupa la Revolución Bolivariana en el concierto mundial: el imperialismo
debe recorrer un sinuoso camino para llegar a su objetivo; la red de protección
político-diplomática de Venezuela le impide a Washington enfilar derechamente
contra el gobierno de Chávez sin pagar un carísimo precio, medido en deterioro
de su propia red diplomática y riesgo de ingresar a un camino que sólo le
traería mayor descrédito y aislamiento a la Casa Blanca.
Avanzará en
ese sentido, pese a todo. En el horizonte cercano se vislumbra una ofensiva
imperialista contra Venezuela, con el argumento falaz y ridículo de que su
gobierno pretenderá crear una bomba atómica.
A este
objetivo podrá esgrimir los resultados de la visita de Chávez a su par iraní
Mahmud Admadynejad. Los 11 acuerdos firmados en la tarde del miércoles 20, con
toda su formidable potencia en materia económica y tecnológica, empalidecen
frente al discurso con que ambos mandatarios clausuraron el encuentro. Chávez
moduló su línea estratégica conocida y tras describir el inexorable declive del
imperialismo, se solidarizó enérgicamente con Irán frente a las amenazas del
gobierno estadounidense. Ahmaynejad, no menos elocuente y enfático, denunció
los intentos desestabilizadores de Washington en Ecuador y Venezuela, explicitó
la necesidad de lo que denominó “un frente amplio desde América Latina hasta
Medio Oriente”, para enfrentar la amenaza estadounidense contra las
revoluciones en América Latina y contra su propio país, ratificando una vez más
la inconmovible decisión de su gobierno de no ceder ante la amenaza
estadounidense.
Como
novedad en el tablero mundial, reaparece con forma y contenido diferentes a los
que se pudo ver en otros momentos de la historia, un proyecto de frente unido
antimperialista a escala mundial.
Estos son
los datos del somero balance que puede hacerse en el trayecto entre Teherán y
Damasco, más largo de lo necesario puesto que el avión debe desviarse a fin de
no sobrevolar territorio iraquí.
20/10/10. En vuelo.