La paz en Colombia es la guerra con Venezuela

La paz en Colombia es la guerra con Venezuela

Simón Rodriguez

Artículo este que desde hace tiempo he querido escribir pero no queriendo ser un elemento mas en el desencuentro colombo-venezolano esperé hasta hoy para expresar mi posición con respecto a nuestra relación con el susodicho país hermano.

Tengo la plena convicción que la firma de la paz del estado colombiano con los legítimamente alzados en armas, valga decir las FARC y el ELN, significaría casi inmediatamente el inicio de las provocaciones santanderistas contra los hijos de Bolívar.

No es necesario ser un futurólogo para visualizar la indeseada confrontación fratricida. Un historiador cubano, cuyo nombre no acude a mi memoria, escribió un libro en el cual hace referencia al significativo número de veces que Santander nombra en sus misivas de una manera incisiva, a los norteamericanos. Gracias a Chávez sabemos como desde los inicios de nuestra gesta emancipadora los "señores imperialistas gringos" se aliaron a los "señores imperialistas españoles". Así pues que a nadie le quede la menor duda que la oligarquía neogranadina, hija del mas grande traidor que ha parido la tierra americana, está asechandonos .

La cancillería colombiana bien lejos de ser ingenua en contraste con la nuestra, ha sacado con mucha frecuencia provecho de nuestras debilidades y del comportamiento de los apátridas cuarto-republicanos. Para muestra valga un botón: ¿Cuanto territorio hemos perdido con nuestros vecinos desde la abortada patria Colombiana?. ¿Porque no reclamar el glorioso nombre creado por Miranda, que por derecho nos pertenece?.

Estoy algo persuadido que desde hace algún tiempo nuestra actitud ha cambiado frente a la cínica hermandad profesada por los "non santos", ha cambiado para bien. Creo que cometimos un error muy grande cuando aceptamos restablecer, casi a cambio de nada, las relaciones con Colombia cuando el recién electo presidente , copropietario del periódico "El Tiempo", llegó al "Palacio de Nariño". Ese personaje de rancio abolengo cachaco siendo "ministro de guerra" del "paraco mayor" se dió el lujo de decir, palabras mas palabras menos, que si tuvieran necesidad volver de invadir a Ecuador lo harían.

¿Cuantos paramilitares han entrado en estos últimos 6 años a esta tierra de gracia después que restablecimos las relaciones con los que tradicionalmente nos han agredido?

La clase poderosa colombiana se dio cuenta del gran error que cometió al usar paramilitares para tratar de ganar la añeja guerra civil, hasta el punto que tuvieron un paraco como presidente, con pretensiones de perpetuarse directa o indirectamente en el poder. Así pues que pactaron diabólicamente con Uribe y sus secuaces una supuesta inmovilización que implicaba dejar el territorio que los vio nacer para instalarse en el nuestro. Pero lo mas insólito es que nosotros hemos coadyuvado en el mencionado plan cuando, entre otras cosas, les hemos permitido un ilícito negocio con mucho mas margen de ganancia que la droga y sin ningún riesgo: "NUESTRA GASOLINA" y paro ahí para no redundar. Eso verdaderamente ha sido un "AUTOSUICIDIO".

El gobierno colombo-yankee no ha hecho uso de las siete bases norteamericanas contra nosotros porque tienen temor a que los guerrilleros se les metan hasta el palacio presidencial y acaben con su fallido estado.

Así pues, compañeros que me hacen el honor de leer estas letras, sepan que cuando colaboramos para que hagan la paz con la guerrilla les estamos preparando la soga para nuestro propio cuello. Imaginen el negocio del milenio: Les damos recursos para que instalen una quinta columna colombiana con los "paracos" en nuestras ciudades, les ayudamos a hacer la paz con los que podrían ser nuestros mejores aliados y de paso les facilitamos la entrada a su fuerza militar a nuestro sagrado suelo. ¿Cuantos de esos seis millones de colombianos que viven entre nosotros estarían en nuestra contra a la hora de una confrontación con la tierra que los vio nacer?.

Cuando acuerden la paz con la guerrilla aparecerán los amos del norte a cobrar con creces su inversión en el "Plan Colombia", la complacencia en la violación de todas las normas de convivencia humana y producción de droga. A guerrear con Venezuela sea dicho para apropiarse de nuestras riquezas, entre ellas el petroleo y los recursos hídricos; sin olvidar la correspondiente propina que cobraría el caínico gobierno de los hermanos colombianos.

Hace algunos años en un viaje que hice a Colombia, hubo un día en el que tuve la oportunidad de compartir con algunas personas y por supuesto que me convertí en un blanco de sus ataques cuando descubrieron mi apoyo a nuestro proceso liderado por el comandante eterno. Uno de ellos aludiendo a mis antepasados colombianos me preguntó de que lado estaría si estallara un conflicto entre los dos países (pregunta hecha con mucha ironía), les dije que bajaran la cabeza porque tenía buena puntería, no hubo mas ironía y cambiaron el tema.

Conozco de primera mano como nos odia la clase media santanderista, basta leer lo que a diario lo que dicen en sus periódicos, redes sociales, emisoras de radio y TV. No ocultan la envidia sobre la riqueza petrolera y no nos perdonan que Bolívar haya nacido en esta tierra. Los medios de comunicación colombianos han sido exitosos en sembrar el odio hacia los venezolanos. "No se puede hacer la guerra contra quien no se odia". En contraste, nosotros predicamos la solidaridad y el afecto por ellos. Para hacer honor a verdad creo que esa maliciosa campaña no ha penetrado tanto las clases sociales de menos recursos.

En este momento cuando se han tomado algunas medidas soberanas para protegernos de su malévolo plan, parece que han sido tomados por sorpresa y los aparentes rivales han protestado al unisono. En estos momentos nuestros vecinos se preparan para una contienda electoral y las dos partes rivales sacan provecho de nuestra poco controlada frontera. En el caso particular de Santos, ve amenazado su proyecto de pacificación, somos acompañantes u observadores, que podría ser un activo para que su clase social siga prevaleciendo, amén de su proyección personal que podría significar hasta un viciado premio novel de la paz.

Hay que poner los pies sobre la tierra y ser realistas. Dejemos de ser ingenuos y hagámonos muy pro-activos en la defensa de nuestra patria para que no nos agarren con los pantalones abajo. Un gran abrazo bolivariano.

eriktitan357@gmail.com



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