Hoy aparecen varias notas de prensa refiriendo la reunión de presidentes y lo difícil que será el normalizar la situación en la frontera entre Colombia y Venezuela. Titulares como "La cara de Santos estaba llena de incógnitas y vacuidades…" reflejan el desconcierto por lo que pasará.
La frontera Colombia/Venezuela es ahora un hormiguero de gente que va de un lado para el otro. Un gigante puso su pié sobre ella y ahora los seres humanos que allí han hecho su vida (y ganarse la vida) ya no saben donde están. Eso es lo mismo que pasa con los refugiados de África y oriente medio: un peregrinar para ver donde vivirán al día siguiente.
En uno y en otro caso la responsabilidad cae sobre: 1) Los gobiernos nacionales; 2) La injerencia de la OTAN. Si Maduro y Santos fueran como el General De Gaulle, lo primero que hubiesen hecho, antes que nada, es EXIGIR LA EVACUACIÓN INMEDIATA de las siete bases que la OTAN tiene en Colombia.
De Gaulle, durante su gobierno, se dio cuenta que los bándalos de la OTAN querían convertir a Europa en un protectorado de EU e inmediatamente dijo –"Hay doce bases de la OTAN en territorio francés…bueno, ¡TIENEN DOCE MESES PARA EVACUARLAS!".
En este sentido, Chávez se acercó más a esta actitud digna asumida por el mandatario francés: durante su gobierno mandó pal carajo al grupito de gringos que tenían sede en Fuerte Tiuna, mandó pal carajo a las "Nuevas Tribus" y mandó pal carajo al embajador gringo. Es decir: fue hacia la raíz del problema y la fuente de muchos conflictos y financiamiento de conspiraciones. Lamentablemente no terminó el saneamiento que hubiese significado la aplicación, CON TIEMPO, de lo que hoy son las OLP (ya desde la captura del ejercito de invasión que consiguieron en Miranda, en la hacienda del mayamero asesino, han debido activar algo parecido a las OLP y cortar relaciones con el entonces gobierno de Uribe).
Algunas notas de prensa de hoy hacen referencia a la cara de indiferencia de Santos y a dudas sobre una posible solución del problema fronterizo. Y tienen mucha razón: el problema de la frontera, al igual que ha sido el caso del problema de la guerra en Colombia, está enrarecido por la injerencia de potencias extranjeras ajenas a nuestra región. Colombia, Paraguay, Chile y Perú (por poner algunos ejemplos) no son estados libres y autónomos: desde el momento que permitieron la instalación de bases militares, y de efectivos militares, de la OTAN, dejaron de serlo. Ahora son la Prusia de nuestro continente. Simplemente eso: estados militares de la OTAN y por tanto responden a los intereses de los miembros de esa organización. Cuando el gobierno venezolano va a la ONU a solicitar la asistencia del jarrón chino Ban Ki-moon está perdiendo su tiempo: tipos como ese son simplemente súbditos de una red trasnacional que busca el control de los recursos naturales estratégicos y que tiene el control total de lo único que mueve al mundo de hoy: narcotráfico, tráfico de armas, petróleo y los decretos como el que lanzó la administración Obama contra nuestro país (y que está aún vigente y el cual autoriza a la OTAN a emprender acciones que sus miembros consideren convenientes, como pasó en Libia, Irak y Siria). Al otro extremo de nuestro territorio, con Guyana podemos aplicar mismo razonamiento que hacemos con el caso Colombia.