Entrevista publicada en el número de julio de 2006 de la revista The Progressive

Entrevista a Hugo Chávez

(Esta entrevista apareció recientemente en el número de julio de 2006 de la revista The Progressive.)

Cualquiera pensaría que George Bush debía ponerse de rodillas y olerle el trasero a Hugo Chávez. No sólo Chávez ha entregado petróleo barato al Bronx y a otras comunidades pobres de Estados Unidos. Y no solo ofreció ayuda a las víctimas del Katrina. En mi entrevista con el presidente de Venezuela el 28 de marzo, él hizo a Bush la siguiente oferta asombrosa: Chávez disminuiría el precio del barril de petróleo a $50 dólares, “no demasiado alto, un precio justo”, dijo –un tercio menos que el de $75 el barril de petróleo en el mercado spot. Eso haría que el precio de gasolina en la bomba bajaría más o menos un dólar, de $3 a $2 el galón.

Pero nuestro presidente básicamente le ha dicho a Chávez que se meta su petróleo barato por el oleoducto. Antes de explicar por qué Bush ha hecho eso, permítanme explicar por qué Chávez tiene el poder para lograr esto y el método en la aparente locura de su negocio de “¡tome mi petróleo, por favor!”

Venezuela, me dijo Chávez, tiene más petróleo que Arabia Saudí. ¿Un loco alarde? Ni por mucho. Es más, su sorprendente aseveración proviene de una fuente aún más sorprendente: el Departamento de Energía de EEUU. En un informe interno, el departamento estimó que Venezuela tiene cinco veces más reservas que los saudíes.

Sin embargo, la mayor parte de este mega montón de petróleo está bajo la forma de petróleo “extra-pesado” –asfalto líquido– que es extraordinariamente costoso de refinar. El petróleo tiene que venderse a más de $30 dólares el barril para que la inversión en el extra pesado valga la pena. Una gran reducción en el precio del petróleo –y después de todo, el petróleo costaba $18 el barril hace seis años– sería la bancarrota de los inversionistas en el petróleo pesado. De aquí la oferta de Chávez: Bajar el precio a $50, y mantenerlo así. Eso garantizaría la inversión de Venezuela en el petróleo pesado.

Pero la ascendencia de Venezuela en la OPEP necesariamente significa la decadencia del poder de la Casa de Saud. A la familia Bush eso no le gustaría en lo absoluto. Tiene que ver con los “petrodólares”. Cuando George W. Bush paseó al entonces Príncipe Heredero (actualmente el Rey) Abdullah de Arabia Saudí en un carro de golf por el rancho de Crawford no era porque Estados Unidos necesitara el petróleo árabe. Los saudíes siempre nos venderán su petróleo. Lo que Bush necesita son los petrodólares saudíes. Durante las últimas tres décadas, Arabia Saudí ha reciclado amablemente el efectivo chupado de las billeteras de los propietarios norteamericanos de SUVs y enviado gran parte del botín de vuelta a Nueva York para comprar bonos del Tesoro de EEUU y otros activos norteamericanos.

Los potentados del Golfo comprenden que a cambio de prestar a la Tesorería de EEUU el efectivo para financiar el aumento de $2 billones de George Bush en la deuda interna, reciben protección. Ellos nos prestan petro-dólares, nosotros les prestamos la 82da. Aerotransportada.

Chávez pondría fin a todo eso. Él nos vendería el petróleo relativamente barato –pero tiene la intención de mantener los petro-dólares en Latinoamérica. Recientemente Chávez retiró $20 mil millones de dólares de la Reserva Federal de EEUU y, al mismo tiempo, prestó o se comprometió a prestar una suma igual a Argentina, Ecuador y otras naciones latinoamericanas.

Chávez, señala The Wall Street Journal, se ha convertido en un “FMI tropical”. Y ciertamente, como me dijo el presidente venezolano, él quiere abolir el Fondo Monetario Internacional con sede en Washington, con sus brutales dictados de libre comercio, y reemplazarlo con un Fondo Humanitario Internacional, FHI, o más acertadamente, un Fondo Hugo Internacional. Además, Chávez quiere que la OPEP reconozca oficialmente a Venezuela como el líder de reserva del cartel, lo cual no agrada mucho a los saudíes ni a Bush.

Políticamente Venezuela se debate entre dos posiciones. La “revolución bolivariana” de Chávez, una réplica muy similar del Nuevo Trato de Roosevelt –impuesto progresivo sobre los ingresos, obras públicas, seguridad social, electricidad barata– lo hace inmensamente popular con los pobres. Y la mayoría de los venezolanos son pobres. Sus críticos, una elite blanca de cuatro siglos, desacostumbrados a compartir la riqueza petrolera, lo consideran un anti Cristo adorador de Castro.

El gobierno de Chávez, que no hacia caso a estos críticos, se ha vuelto agresivo con ellos. Cuestioné varias veces a Chávez acerca de las acusaciones realizadas a Súmate, su principal grupo opositor. Los dos fundadores de la organización no gubernamental, que lideraron la campaña de destitución de Chávez, se enfrentan a ocho años de prisión por haber aceptado dinero de la Administración Bush y del Instituto (Partido) Internacional Republicano. Ninguna nación permite el financiamiento extranjero de campañas políticas, pero las acusaciones (ninguno está en la cárcel) parecen una espada de Damocles para castigar las pequeñas infracciones de estos patéticos tábanos.

La reacción de Bush ante Chávez ha sido una mezcla de hostilidad y provocación. Washington apoyó el intento de golpe de estado contra Chávez en 2002, y Condoleezza Rice y Donald Rumsfeld lo han denunciado repetidamente. La Estrategia de Seguridad Nacional (revisada) de Estados Unidos de América, dada a conocer en marzo, dice: “En Venezuela, un demagogo rebosante de dinero del petróleo está socavando la democracia y buscando desestabilizar la región.”

Así que cuando el Reverendo Pat Robertson, un aliado de Bush, dijo a sus fieles en agosto de 2005 que Chávez tiene que desaparecer, no era irrazonable asumir que estaba pronunciando un deseo de la Administración. “Si él cree que estamos tratando de asesinarlo”, dijo Robertson, “creo que entonces debemos hacerlo. Es mucho más barato que hacer una guerra… y no creo que se vayan a detener los embarques de petróleo”

Solo hay dos maneras de detener el ascenso de Chávez como el nuevo Abdullah de las Américas. La primera, la opción no atractiva: hacer bajar el precio del petróleo por debajo de los $30 dólares el barril. Eso dejaría al crudo de Chávez sin valor. O la segunda opción: matarlo.

P: Sus opositores dicen que usted está comenzando una dictadura en cámara lenta. ¿Es eso lo que sucede?

Hugo Chávez: Llevan diciendo eso hace mucho tiempo. Cuando se quedan sin ideas, cualquier excusa sirve como vehículo de mentiras. Eso es totalmente falso. Quisiera invitar a los ciudadanos de Gran Bretaña y a los ciudadanos de EEUU y a los ciudadanos del mundo a que vengan aquí y caminen libremente por las calles de Venezuela, que hablen con quieres quieran que van la televisión, que lean los periódicos. Estamos construyendo una verdadera democracia, con derechos humanos para todos, derechos sociales, educación, cuidados de salud, pensiones, seguridad social, empleos.

P: A algunos de sus oponentes se les ha acusado de recibir dinero de George Bush. ¿Los meterá en la cárcel?

Chávez: No soy yo quien decide eso. Tenemos instituciones para eso. Esas personas han admitido que recibieron dinero del gobierno de Estados Unidos. Depende de los fiscales decidir qué hacer, pero la verdad es que no podemos permitir que EEUU financie la desestabilización de nuestro país. ¿Qué sucedería si financiáramos a alguien en EEUU para que desestabilizara el gobierno de George Bush? Seguramente irían a prisión.

P: ¿Cómo responde usted a la acusación de Bush de que usted está desestabilizando a la región e interviniendo en las elecciones de otros países latinoamericanos?

Chávez: El Sr. Bush es un presidente ilegítimo. En la Florida su hermano Jeb borró a muchos electores negros de los registros electorales. Así que este presidente es el resultado de un fraude. No solo eso, actualmente está aplicando una dictadura en EEUU. A la gente pueden meterla en la cárcel sin acusación. Intervienen teléfonos sin orden judicial. Revisan qué libros saca la gente de las bibliotecas públicas. Arrestaron a Cindy Sheehan debido a que una camiseta que tenia puesta exigía el regreso de las tropas de Irak. Abusan de los negros y de los latinos. Y si vamos a hablar de intervenir en los asuntos internos de otros países, entonces EEUU es el campeón de la intervención en los asuntos de otros pueblos. Invadió Guatemala, derrocó a Salvador Allende, invadió Panamá y la República Dominicana. Estuvo involucrado en el golpe de estado de Argentina hace treinta años.

P: ¿Está interviniendo EEUU en sus elecciones aquí?

Chávez: Ha intervenido durante 200 años. Ha tratado de evitar que ganemos las elecciones, apoyó el golpe de estado, dio millones de dólares para los complotados en el golpe, apoyó a los medios, periódicos, movimientos proscritos, intervención militar y espionaje. Pero aquí el imperio está derrotado y creo que antes de que termine este siglo, estará derrotado en el resto del mundo. Veremos el funeral del imperio del águila.

P: ¿Usted no interviene en las elecciones de otras naciones de Latinoamérica?

Chávez: En lo absoluto, Mi preocupación es Venezuela. Sin embargo, lo que sucede ahora es que algunos movimientos de derecha me están transformando en un peón de la política interna de sus países haciendo comentarios sin sentido. Acerca de candidatos como Morales (de Bolivia), por ejemplo. Dijeron que yo financié la candidatura del Presidente Lula (de Brasil), lo cual es totalmente falso. Dijeron que financié la candidatura de Kirchner (de Argentina), lo cual es totalmente falso. Recientemente en México el partido de la derecha ha usado mi imagen sen su propio beneficio. Lo que sucede es que en Latinoamérica hay un viraje a la izquierda. Los latinoamericanos se han cansado del consenso de Washington –un neoliberalismo que ha agravado la miseria y la pobreza.

P: Usted ha gastado millones de dólares de la riqueza petrolera de su nación por toda Latinoamérica. ¿Está usted ayudando realmente a otras naciones o sencillamente está comprando apoyo político para su régimen?

Chávez: Somos hermanos y hermanas. Esa es una de las razones para la ira del imperio. Usted sabe que Venezuela tiene las mayores reservas petroleras del mundo. Y las mayores reservas de gas de este hemisferio, la octava del mundo. Hasta hace siete años, Venezuela era una colonia petrolera de EEUU. Todo nuestro petróleo se iba al norte, y el gas lo usaba EEUU, no nosotros. Ahora estamos diversificando. Nuestro petróleo ayuda a los pobres. Le vendemos a la República Dominicana, Haití, Cuba, algunos países centroamericanos, Uruguay, Argentina.

P: ¿Y el Bronx?

Chávez: En el Bronx es una donación. En todos los casos que acabo de mencionar antes, es comercio. Sin embargo, no es libre comercio, sino un comercio justo. También tenemos un fondo humanitario internacional como resultado de los ingresos del petróleo.

P: ¿Por qué George Bush rechazó su ayuda para Nueva Orleáns después del huracán?

Chávez: Usted debiera preguntárselo, pero desde el inicio del terrible desastre de Katrina, nuestra gente en EEUU, como el presidente de CITGO, fue a Nueva Orleáns a rescatar a personas. Estuvimos en estrecho contacto telefónico con Jesse Jackson. Contratamos autobuses. Conseguimos alimentos y agua. Tratamos de protegerlos; son nuestros hermanos y nuestras hermanas. No importa sin son africanos, asiáticos, cubanos, lo que sea.

P: ¿Quiere usted reemplazar al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional como el Hada Madrina?

Chávez: Quisiera que el FMI y el Banco Mundial desaparecieran pronto.

P: ¿Y sería entonces el Banco de Hugo?

Chávez: No. El Banco Humanitario Internacional. Estamos creando ahora una forma alternativa de realizar el intercambio financiero. Está basado en la cooperación. Por ejemplo, enviamos petróleo a Uruguay a su refinería y ellos nos pagan con vacas.

P: Leche por petróleo.

Chávez: Así es. Leche por petróleo. Los argentinos también nos pagan con vacas. Y nos dan equipamiento médico para combatir el cáncer. Es una transferencia de tecnología. También cambiamos petróleo por tecnología de software. Uruguay es uno de los mayores productores de software. Estamos rompiendo con el modelo neoliberal. No creemos en el libre comercio.

Creemos en el comercio e intercambio justos, no en la competencia, sino en la colaboración. No estoy dando el petróleo gratuitamente. Solo que estoy usando el petróleo, primero para beneficiar a nuestro pueblo, para aliviarlo de la pobreza. Durante cien años hemos sido uno de los mayores productores de petróleo del mundo, pero con una tasa de pobreza del 60 por ciento, y ahora estamos cancelando la deuda histórica.

P: Hablando del libre mercado, usted ha exigido impuestos atrasados a compañías petroleras norteamericanas. Usted ha eliminado contratos de compañías petroleras norteamericanas, británicas y europeas. ¿Está tratando usted de eliminar a las compañías petroleras norteamericanas y británicas de Venezuela?

Chávez: No, no queremos que se vayan, y no creo que ellas quieran dejar el país. Necesitamos el uno del otro. Sencillamente es que hemos recuperado nuestra soberanía. Ellos no pagaban impuestos. Ellos no pagaban regalías. No rendían cuentas de sus acciones al gobierno. Tenían más tierra de la que estaba prevista en los contratos. No cumplían el intercambio tecnológico acordado. Contaminaban el medio ambiente y no pagaban nada para la limpieza. Ahora tienen que cumplir la ley.

P: Usted ha dicho que imagina que el precio del petróleo llegará a $100 dólares el barril. ¿Va usted a utilizar esa nueva riqueza petrolera para exprimir al planeta?

Chávez: No, no. No tenemos ninguna intención de exprimir a nadie. A nosotros sí nos han exprimido y mucho. Quinientos años de que nos expriman y nos asfixien a los pueblos del Sur. Creo que la demanda está subiendo y la oferta está bajando, y las grandes reservas se están agotando. Pero no es culpa nuestra. En el futuro deberá haber un acuerdo entre los grandes consumidores y los grandes productores.

P: ¿Qué sucederá cuando se acabe el dinero del petróleo? ¿Qué sucederá cuando caiga el precio del petróleo, como siempre pasa? ¿Se desplomará la revolución bolivariana de Chávez porque no hay dinero para pagar por el gran viaje gratis?

Chávez: No creo que se desplome, en el caso improbable de que se acabar hoy el petróleo. La revolución sobrevivirá. No depende solo del petróleo para su supervivencia. Existe una voluntad nacional, existe una idea nacional, un proyecto nacional. Sin embargo, hoy estamos implementando una programa estratégico llamado Plan Petrolero de Siembra, usando la riqueza del petróleo para que Venezuela se convierta en un país agrícola, un destino turístico, un país industrializado con una economía diversificada. Estamos invirtiendo miles de millones de dólares en infraestructura: generadores de electricidad que usan la energía térmica, un gran ferrocarril, caminos, carreteras, nuevos pueblos, nuevas universidades, nuevas escuelas, recuperando tierras, fabricando tractores y dando préstanos a los agricultores. Un día no tendremos más petróleo, pero eso será en el siglo veintidós. Venezuela tiene petróleo para otros 200 años.

P: Pero la revolución puede terminar si hay otro golpe y tiene éxito. ¿Cree usted que Bush aún esta tratando de derrocar a su gobierno?

Chávez: A él le gustaría, pero lo que uno quiere es una cosa. Y lo que no puede obtener en realidad es otra.

El reportero investigativo Greg Palast, que entrevistó al Presidente Hugo Chávez para la British Broadcasting Corporation (BBC), es el autor de Manicomio armado: despachos desde el frente de la guerra de clases [1], de donde fue adaptado este material.

Publicado en The Progressive (http://progressive.org)


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Greg Palast


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