E.U. mira con recelo gestiones del presidente Hugo Chávez por un acuerdo humanitario en Colombia

Credito: El Tiempo

Los presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe enviaron un mensaje de mucha cercanía y compromiso mutuos durante su encuentro del pasado jueves.Según expertos consultados, cualquier avance de Chávez es visto con malos ojos por la administración Bush, y más si es de la mano de su mayor aliado en la región, el presidente Álvaro Uribe.

Este escepticismo es compartido por funcionarios de Gobierno, republicanos en el Congreso y hasta algunos demócratas.

Según Michel Shifter, del Diálogo Interamericano, de ser exitosa la labor de Chávez, y si por ella salen libres además los tres estadounidenses, la influencia geoestratégica del mandatario venezolano se catapultaría.

El fondo radica en saber que cualquier avance de Chávez en la región es un retroceso de E.U., pues son obvias las ambiciones del presidente venezolano de ganarle terreno a la influencia a E.U. en el área.

Pese a ello E.U., a regañadientes, probablemente permanecerá en silencio. Por un lado nadie entendería que se oponga a gestiones que conduzcan a la liberación de los tres estadounidenses retenidos por las Farc. Y por el otro, criticar el rol de Chávez sería criticar al amigo, a Uribe, que ya está muy debilitado en Washington por los escándalos de la 'parapolítica'.

Los más pragmáticos en la administración sostienen que la relación con Chávez ayuda a "suavizar" su imagen, pues emerge como un líder dispuesto a todo, incluso a otorgar concesiones a enemigos ideológicos, con tal de alcanzar la paz.

En otras palabras, Washington ve más daños en el fortalecimiento de Chávez que beneficios por la liberación de los estadounidenses y los secuestrados. Aún así, se mantendría al margen.

Pocos creen que detrás del gesto de Uribe exista la doble intención de castigar a los demócratas por la oposición al Tratado de Libre Comercio y por el maltrato al que ha sido expuesto en sus recientes visitas a la capital.

Los analistas explican que el acercamiento obedece más al pragmatismo que ha caracterizado a Uribe en sus relaciones con Venezuela. Especialmente el que ha mostrando en temas económicos y comerciales. También subrayan como Uribe ya siente la presión de Europa, Francia en particular, donde el nuevo gobierno de Sarkozy ha convertido la liberación de Íngrid Betancourt en una prioridad.

El consenso general es que tanto Uribe como Chávez, pase lo que pase, saldrán beneficiados del episodio.

Uribe, dice Shifter, no cederá mucho. Pero solo el hecho de usar la carta Chávez en el caso del intercambio lo muestra como un líder dispuesto a tomar riesgos con las Farc. Si de carambola las Farc desisten de su demanda por el despeje de Pradera y Florida, el beneficio sería doble.



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