03 de septiembre 2009. - En su nuevo documental “Sur de la Frontera”, Oliver Stone se muestra abrazando calurosamente a Hugo Chávez, mordisqueando hojas de coca con Evo Morales y bromeando gentilmente con Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner sobre el número de pares de zapatos que posee.
Estas amables tomas “fuera de protocolo” de los presidentes de Venezuela, Bolivia y Argentina, respectivamente, contrasta con la manera en la que son representados a menudo estos líderes de izquierda en los medios masivos y políticos de los Estados Unidos. Esto, especialmente con Chávez, el ex militar que se convirtió en líder socialista democráticamente electo, que se ha convertido en el heredero ideológico de Fidel Castro y la “bestia negra” de los funcionarios en política exterior de la administración Bush.
En la creación de “Sur de la Frontera”, que se espera tenga su premier mundial esta semana en el festival de Venecia, Stone, una luminaria de la mejor parte de las últimas tres décadas, dijo que quería suministrar un contrapunto a la imagen dominante de Chávez en EE.UU., la que es frecuentemente representada en una serie de fragmentos políticos y caricaturizado como un dictador belicoso.
“Yo pienso que él es una figura de extremo dinamismo y carisma. Él es abierto y de buen corazón, así como un personaje fascinante”, dijo el director de “JFK” y “Wall Street”, vía telefónica desde New York, donde trabaja en una secuela de la bien publicitada “Wall Street”. “Pero cuando vuelvo a EE.UU. sólo escucho estas historias sobre el ‘dictador’, ‘mal hombre’, ‘amenaza para la sociedad americana’. Pienso que el proyecto comenzó como algo sobre los medios americanos demonizando a líderes latinos. Se volvió más eso, mientras más nos involucrábamos”.
Además de Chávez, Stone llevó a la pantalla a varios líderes suramericanos cuyas políticas y personalidades generalmente reciben escasa atención de los medios de Estados Unidos y Europa: Morales; Cristina Kirchner y su esposo el ex presidente argentino Néstor Kirchner; Rafael Correa de Ecuador; Raúl Castro de Cuba; Fernando Lugo Méndez de Paraguay; y Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil.
“La prensa en América, se habrán dado cuenta, ha dividido al continente Latinoamericano en la ‘mala izquierda’ y en la ‘buena izquierda’”, dice Stone. “Han marcado a Correa como la mala izquierda, junto a Morales y Chávez. Ellos llaman a Lula, la buena izquierda. No sé que han dicho de Kirchner hasta ahora, porque van hacia adelante y para atrás, pero creo que cada vez van más en contra de Kirchner. Yo creo que estas diferencias son erróneas”.
Junto a Stone el escritor, historiador, novelista y comentarista paquistaní-británico Tariq Ali, dijeron que el documental de 90 minutos no pretende ser un análisis exhaustivo de las actuales tendencias políticas de América del Sur. No se trata de analizar los puntos de vista radicalmente divergentes de una figura tan polarizante como Chávez. Tampoco enfrentar las críticas en curso a su retórica incendiaria (una vez llamó a Bush el diablo), sus frecuentes impasses con los medios de oposición en Venezuela (que apoyaron un golpe en su contra en 2002), o su discutido rol de apoyo a grupos rebeldes en enfrentamiento al gobierno de la vecina Colombia.
“No proponemos el espíritu de hacer de éste un debate polémico”, dijo Stone, que se encontró por primera vez con el Presidente de Venezuela en 2007. “Al intentar entrar en todos los argumentos de derecha en contra de Chávez, nunca vas a ganar. Vas a aburrir a la audiencia”.
En lugar de eso, los cineastas decidieron hacer lo que Ali llama “una película política de carretera”, visitando a los compañeros de Chávez alrededor del continente preguntándoles que opinan de él. Stone y su equipo viajaron desde el Caribe hasta la cordillera de los Andes tratando de explicar el fenómeno Chávez y contar sobre la reciente ola de izquierda en el continente.
Gran parte de la explicación que el film adelanta es que las políticas de libre economía de mercado lanzada por los Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional en los últimos años, ha fallado ampliamente en aliviar los crónicos ingresos desiguales de Latinoamérica. El film sugiere que las calamidades tales como el colapso del peso argentino en 2001, combinado con las sospechas Latinas hacia los esfuerzos de erradicación de droga de Estados Unidos y el resentimiento por la venta de recursos naturales a través de compañías trasnacionales, también han contribuido al surgimiento de líderes socialistas y social-demócratas a lo largo de toda la región.
Ali cree que muchas políticas exteriores oficiales de los Estados Unidos están operando bajo un paradigma de guerra fría que los previene de cambiar las realidades sociales que han llevado a una nueva generación de políticos al poder.
“Estos cambios que se están llevando a cabo no están llegando a través de la lucha armada o guerra de guerrillas del Che Guevara”, dice Ali, hablando desde Londres. “Todos estos cambios se han dado a través de elecciones democráticas. Y eso lo hace un desarrollo muy importante en el continente”.
Para algunos observadores y críticos, los matices políticos en “Al sur de la frontera” pueden registrar menos que la vista de Stone pateando un balón de fútbol juguetonamente con Evo Morales o escuchando empáticamente como Chávez articula su sueño de regar lo que el llama su “Revolución Bolivariana” por todo el continente. Stone fue criticado varias veces por tomar un tono my social con Fidel Castro en su documental de 2003 “Comandante”. Él entonces produjo una secuela mas afilada, “Buscando a Fidel”, en donde presiona al líder cubano acerca del trato de disidentes y otros temas sensibles.
En una era cuando pocos directores de Hollywood se molestaban en lo absoluto en tratar con temas históricos o políticos, Stone frecuentemente ha sido señalado por ser muy suelto con hechos históricos en películas como “JFK” y “Alexander”, sobre El Gran Alejandro. En este marcador, él defiende su registro vigorosamente.
“Tú haces tu tarea, haces tu investigación, siempre lo hacemos, no importa lo que piensen de mi trabajo”, dice. “Incluso retrayéndome hasta ‘JFK’, siempre hemos investigado tanto como pudimos. Y se han cometido errores, pero hay mucha verdad, sabes, tanto como podemos poner en estas películas”.
Él está alerta a las acusaciones de “ser corazón-blando o corazón-humano” con políticos con quien simpatiza. Pero reconoce libremente donde yacen sus simpatías en “Al sur de la frontera”.
“Estoy arraigando este movimiento bolivariano”, dice. “Estoy arraigando su independencia porque creo que Estados Unidos tiene un nuevo papel que emplear en este mundo, y ese no es el de un opresor, sino de un socio cooperativo y, llamémoslo equitativo”.
El director dice que el tema principal en “Al sur de la frontera”, y muchos de sus otros trabajos fílmicos, es la cuestión de “Porqué Estados Unidos llega a hacer enemigos”. Él planea desarrollar este tema en un documental serial de televisión por cable de diez partes llamado “La Historia Secreta de Estados Unidos” cuyo estreno está programado para 2010.
Estoy fascinado por ese tema, bien sea el Taliban, bien sea Irán o bien sea Vietnam del sur, retrotrayéndonos a esos días”, dice Stone. “Como un hombre joven me lavaron el cerebro para creer que teníamos enemigos por todos lados. Y ahora he viajado por todo el mundo, quiero decir que tienes que preguntarte ¿por qué? ¿Por qué constantemente hacemos esto? ¿Dónde nos nació esta paranoia?”.