Porque en todo proceso de transformación progresista, ocurre una larga confrontación dialéctica entre los elementos de la sociedad naciente y los de la sociedad moribunda, no existe revolución “químicamente pura”. Ante esta realidad histórica, debemos advertir que se encamina hacia la frustración, toda unión política basada en el silencio de sus miembros frente a las desviaciones internas, pues esto impide la depuración, fortalece a los infiltrados, y malogra la posibilidad de avanzar hacia objetivos colectivos superiores. De allí que sea una obligación revolucionaria, caracterizar a las fuerzas internas en conflicto, abrir el debate y someter al juicio del pueblo a quienes entre las sombras se resisten al desarrollo del Poder Popular, la profundización de la Democracia Participativa y Protagónica, y en definitiva, al Socialismo.
En nombre del interés superior del pueblo, debemos presentar un análisis revolucionario enmarcado en la Lucha de Clases, que no es una confrontación entre individuos aislados a causa de enemistades o envidias personales. Sino que se trata de un enfrentamiento histórico entre grandes conjuntos de personas, es decir, clases sociales. Un antagonismo que ha dividido a la sociedad en opresores y oprimidos: esclavistas y esclavos, patricios y plebeyos, señores feudales y siervos de la gleba, terratenientes y campesinos, burgueses y trabajadores. Una contradicción que ha sido el motor de la historia de la humanidad.
Hoy parecen aspirantes a caudillos, y no a militantes, quienes desde hace muy poco exclaman abrazar el Socialismo como su nueva fe, y al mismo tiempo hacen campañas que le inyectan al pueblo venezolano un Socialismo Tóxico, completamente distinto al que nos predica nuestro Presidente Chávez. Estos profesores de cuello blanco, manipulan la ideología revolucionaria como si fuese su Biblia de bolsillo, e introducen ideas populistas y partidarias del orden burgués y la explotación del obrero. Asimismo, ejercen una forma de dirección política excluyente de la clase popular, que se abraza cada día más con la Oligarquía y sus agentes, porque conciben el actual proceso sociopolítico como la gran oportunidad de constituirse en la Nueva Burguesía, como la que se conformó en sus tiempos de AD y COPEI, que por nostalgia y finanzas no logran olvidar.
Los Falsos Profetas, ansiosos por borrar de la escena a las fuerzas que enfrentan la explotación capitalista, apelan a su gran imaginación para afirmar que el mayor peligro que enfrenta la Revolución Bolivariana, no es el Imperialismo Yanqui, ni sus lacayos, tampoco la corrupción, el desempleo, la pobreza o la delincuencia; sino una banda de radicales de izquierda, llamados COMUNISTAS, herederos de un tal Stalin, que pretenden eliminar todo tipo de Propiedad Privada e imponer un Comunismo, como se hizo en la antigua Unión Soviética.
Yo pregunto ¿Deben representar estos personajes la Vanguardia que guíe al pueblo hacia el Socialismo? No lo creo. Hay algo que ellos callan, pero que los comunistas seguiremos difundiendo: La historia de las luchas populares determina claramente la esencia del Socialismo, un sistema social donde el colectivo popular toma el control de los medios de producción y desde esa posición, ejerce el poder político. Sin duda este modelo implica la destrucción del Capitalismo, donde una minoría es dueña de los medios de producción, explota la fuerza laboral de los obreros y se apropia de los bienes que estos producen.
Ahora bien ¿Qué son los medios de producción? Son las unidades económicas que el trabajo humano utiliza para producir la generalidad de bienes que la sociedad adquiere en el mercado. Nos referimos entonces a las fábricas, maquinarias, instrumentos, tierras y materias primas del área industrial; lo cual nada tiene que ver con los bienes de uso personal que a su vez no tienen por objeto producir otros bienes o servicios, sino atender las necesidades directas de quienes los demandan, tales como vivienda, muebles, vehículo de transporte, etc. De allí que debamos precisar que la reducción progresiva, y la posterior eliminación de la propiedad privada ha estado siempre planteada estrictamente sobre los medios de producción dentro de una sociedad futura y avanzada, y jamás sobre los bienes de uso personal. Pero es el caso, que han sido siempre las clases explotadoras, y sus agentes, quienes eternamente han pretendido confundir y embrutecer a las masas en cuanto a estos conceptos. Considero que al hablar de los Falsos Profetas del presente, solo cabe una conclusión: Si los revolucionarios nos dormimos y les cedemos espacios, no se sorprenda nadie cuando estos señores, a la vuelta de unos años, montados en altos cargos y ya viéndose con los bolsillos repletos de dólares por obra de la corrupción, pacten con el sucesor de Bush para profundizar su “Socialismo Tóxico " y metan a nuestro camarada Hugo Chávez en su lista negra de comunistas que deben ser exterminados.
(*)Abogado
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