Vamos avanzando, sin duda que vamos avanzando; aun en medio de las más terribles dificultades que enfrenta la propuesta de una nueva cultura política, donde la herencia que enfrentamos está orientada por la llamada sociedad del conocimiento, la competitividad y la productividad de unos expertos, es decir la tecnocracia instrumental del hombre y también de la mujer, enmascarando otras formas de conocimiento, hasta el organizativo.
A pesar de todo esto avanzamos y seguro estamos que para un futuro desaparecerá la vieja cultura de negociar contrataciones colectivas con grandes costas sindicales, vender reportes y aplicar operación colchón, por nombrar algunas menudencias.
Sería un error pensar que solo con el importante acto de nacionalización desaparecería la lógica del sistema capitalista, sabiendo que su base fundamental se estructura sobre diversos mecanismos, donde los más visibles son la acumulación individual de riquezas, explotación de los trabajadores, y trabajadoras, apropiación por parte de una elite de la materia prima, a costa de la destrucción del ambiente, de igual manera el lavado de dinero y el narcotráfico, pasando por la especulación y el desabastecimiento algunas veces de los bienes de servicio.
Venimos desde hace diez años cabalgando sobre el lomo de una herencia perversa, aun así venimos dándole palo al desempleo, a la inflación, a la pobreza extrema, a la injusticia y a todo tipo de discriminación, porque en el sistema capitalista no se produce para cubrir necesidades, sino para vender mercancías que satisfagan los intereses individuales, de los que pueden comprar; por ello desconectar progresivamente a nuestras fábricas y sus trabajadores de la lógica del capitalismo salvaje es una tarea a continuar.
No hay dudas seguimos avanzando: el imperio y sus socios internos han sido nuevamente debilitados, aunque persisten las mafias sindicaleras, se viene consolidando una fuerza de trabajadores favorables para profundizar el proceso bolivariano, se viene incrementando la conciencia antiimperialista de los trabajadores y trabajadoras, se viene desarrollando un proceso de empoderamiento de los sujetos sociales guiados por la función de las misiones, los Consejos Comunales y ahora los Consejos de Fabrica.
Creo que es bueno, o mejor dicho fundamental para seguir avanzando, crear instancias permanentes donde se discutan, analicen y socialicen aspectos teóricos- conceptuales, que permitan tener mayor claridad política e ideológica del proceso revolucionario, ya que es necesario identificar concepciones de derecha, reformistas gatopardianas o de izquierda. En ese orden considero necesario como aporte resolver los siguientes nudos:
-Atacar y dispersar las prácticas sectarias y grupalistas que atomizan y debilitan la concentración de las fuerzas de cambio.
-Combate sin descanso a las fuerzas burocráticas y corruptas que aún no ceden en sus posiciones.
-Identificar y declarar enemigos de la revolución a los grupos monopólicos y cartelizados que usufructúan la fuerza de los trabajadores y su producción.
-Armarse de una metodología implicante e incluyente, INVEDECOR (Investigar-Educar-Comunicar y Organizar) ha sido una buena experiencia que no hay que despreciar.
-comprender que el proceso de transformación, no debe circunscribirse al ámbito fabril, necesario es tener claro el desarrollo de las comunas, así igualmente recomiendo revisar el ensayo prefigurado de una comuna socialista “El Yanama Cumbé, de la Red de Centros de Formación Sociopolítica “Negro Primero”, a fin de trascender los valores del capitalismo que han marcado nuestra conducta individual y colectiva en nuestros barrios, ciudades y campos.
Esto es un primer comentario, buscando dejar alguna inquietud en algunas y algunos preocupados utópicos y constructores de sueños, profesionales de la esperanza.
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