Pepe Rodríguez, el hombre que más sabe de las intimidades de la Iglesia, debería venir a Venezuela

Agua Bendita

El primer encuentro que quien escribe tuvo con la iglesia católica a través de un sacerdote fue en Bachaquero, en la costa oriental del lago de Maracaibo, y a mis 7 años de edad. Mamá había sido había enviada al grupo escolar John Dewey (que no sé si todavía existe) y una mañana me pidió que fuera a la iglesia a buscar Agua Bendita. Llegué a la iglesia y tocando por la puerta de la sacristía salió el sacerdote. Le di la botella que madre me había dado y el gentil sacerdote entró con ella y salió con el envase lleno de agua bendita. Entonces me dijo: Cuesta un bolívar. Yo no cargaba dinero. Madre no me había dado. El cura no fue capaz de darme el agua bendita ni siquiera fiada. Así que entró, vació la botella, y me la dio. Cuando conté esto a María Yolanda, no hizo ningún ademán de darme el bolívar requerido. Lo tenía pero no me lo dio. Fue al chorro, puso agua en la botella, le hizo la señal de la cruz, rezó padre nuestro, avemaría y gloria y luego, le dijo a Dios todo lo que había pasado con el cura. Ella bendijo el agua y yo siempre tuve la certeza de que era agua bendita, y gratis. Porque imaginen si San Juan el Bautista se hubiera puesto a cobrar…

A todos sus hijos mamá los bautizó tardísimo. A mi me tocó a los 9 años y yo seguí la tradición con el mío, quien recibió bautismo a los 20 años de manos de un jesuita maravilloso a quien queremos muchísimo y quien nunca tuvo reparos en ver que la madrina de mi hijo cargaba los collares de Yemayá. Jamás nos cobraron nada y mas bien el padre Pedro nos obsequió desayuno ese día en la casa de Jesús Obrero, en Catia.

Estudié con Dominicas Terciarias en Colombia y a ellas debo mucho de mi información y mi formación, pues había unas súper críticas a asuntos eclesiásticos y el padre Camilo Torres ya había sido asesinado sin que por eso se acabara la teología de la Liberación. Todavía me escribo con Sor Clara Emilia, quien está anciana y muy lúcida y recordamos cuando me tocó cantar la misa completa en latín delante del cardenal que visitaba por primera vez a Pamplona.

Volví a tratar con un sacerdote de los otros cuando llegó la hora de mi casamiento. Había que pagar. Y siempre me quedé pensando cómo hacía una familia que no tuviera ningún recurso, para una extremaunción o un bautizo, o un casorio… A la izquierda yo no llegué por Marx sino por preguntas como esa.

Cuando Juan Pablo II vino por primera vez a Venezuela a mí casi me botan del Diario de Caracas por escribir que la “Casta Paloma” estaba entre nosotros. Yo me refería al tema guayanés, pero…

Y en esos días recibí un ejemplar de la primera edición de “En nombre de Dios” de periodista David Gallop, en el que evidenciaba pistas en torno al ‘fallecimiento’ de Juan Pablo I, aquél inteligente y crítico italiano hijo de obreros que apareció muerto el mismo día en que había convocado la primera rueda de prensa de la historia de El Vaticano.


La música y la religión

La música del Caribe está llena de religiosidad y también de reclamos y preguntas, amén de mucha diversidad. Hemos sido libres dentro de las cadenas que nos trataron de imponer al imponer nosotros nuestra resistencia a través de la música, man que fuera. Desde “Ayúdame Dios mío” hasta “Juan en la ciudad” pasando por “Santa Bárbara”, “El Peregrino”, “Agúzate” y los hermosos cantos de todas las misas criollas de nuestro continente, el tema religioso ha estado ahí, y las preguntas también. “Si Dios fuera negro mi compay…”

Por esas cosas de la música en el periodismo esta negra obtuvo un premio Monseñor Pellín. Y me contaba un pana periodista que cuando los curas estaban debatiendo las postulaciones uno de ellos dijo “Pero ella pone cosas de changó y santería en sus programas de radio” y otro cura dijo: “pero qué estamos premiando: ¿la devoción o el profesionalismo? Y me lo dieron. Cuando lo recibí, como ya me sabía el cuento, el dije al sacerdote que me entregó el premio “mucho aché para usted, vaya” y él se echó a reír…

Por esa vía de hurgar fue que la querida Sandra Zapata me llamó un día para decirme: “Lil, viene un periodista español que creo que es bueno que conozcas” y así fue como nos conocimos y nos prendamos uno del otro Pepe Rodríguez y esta negra. (Él de mí por la música y yo de él por la metodología). Pepe, un gran metodólogo de la investigación había dedicado todos sus esfuerzos a desenmarañar la vida íntima de la iglesia católica, esa que no nos enseñaron pero que algunos como yo vivimos. Ya había sido atacado (mucho más que Saramago) por todos los estamentos de la iglesia y su red periodística. La amistad se mantiene, y toda la obra de Pepe está en casa. Así leímos “Mentiras fundamentales de la iglesia católica”, “La vida sexual del clero”, “Mitos y ritos de la navidad”, Dios nació mujer”, “Pederastia en la iglesia católica” y “Adicción a Sectas”. Tiene otros nuevos. Cuando la tragedia de Vargas enlutó nuestra vida, Pepe Rodríguez fue de los que más ayudó para recomponerla y hasta volvió a Venezuela por ese motivo. Luego la desgracia lo iría a buscar acabando con la vida de gente querida por él, y también con el desempleo, pues fue tanta la presión sobre su obra que hasta las casas editoriales le cerraron las puertas por un lapso. ¿Por qué?


La Taxa Camarae

Pepe se metió con unos documentos muy secretos emitidos por el papa León X (1513-1521) en los que estaban consignadas las tarifas para vender indulgencias o perdonar culpas. No había delito, por horrible que fuese, que no pudiese ser perdonado a cambio de dinero. León X declaró abierto el cielo para quienes, clérigos o laicos, hubiesen cometido desmanes de todo tipo pero tuviesen a bien el ser generosos con las arcas papales. Bueno, eso desató la furia de muchos que acusaron a Pepe de usar documentación falsa y por hacer sensacionalismo periodístico. Recientemente le han acusado de antisemitismo porque en su más reciente libro titulado “Los pésimos ejemplos de Dios” afirma que grandes varones de la Biblia eran auténticos bandidos.

El tarifario de León X puede ser visto en “Mentiras fundamentales de la iglesia católica” (ediciones B paginas 397 a 400).

Pepe tiene su página Web: www.pepe-rodriguez.com. Ahí pueden tener una mas amplia documentación de su perseguida obra. Personalmente pienso (y ojalá alguien del gobierno me lea, que le ayudo) que sería muy bueno traer a Pepe Rodríguez a Venezuela (Conferencias, Talleres y/o hasta una Cátedra, que de eso sabe y hace) ahora que el tema de la pederastia y también de la política eclesial ha saltado a la palestra. Mientras tanto, con Maelo y “El Nazareno” de fondo les cuento que no volví nunca más a una sacristía a buscar agua bendita.

lilrodriguez@cantv.net



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Lil Rodríguez

Periodista. Defensora de los valores culturales venezolanos y latinoamericanos.

 lilrodriguez@cantv.net      @lildelvalle

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