Hay una tradición muy arraigada en la cultura de los pueblos andinos de
nuestro país que consiste en “velar” a los muertos durante nueve días.
Obviamente al día siguiente de un deceso el difunto es enterrado. Sin
embargo, después del entierro, se continúa rezando en el hogar del
muerto durante nueve noches consecutivas. De hecho, se considera que un
fallecido fue muy respetado o querido por la cantidad de personas que asisten a
“La Novena”, más que inclusive los que vayan al sepelio.
En Venezuela hay un grupo que falleció y fue enterrado en diciembre de
1998, pero además han cumplido con todos y cada uno de los pasos de la
tradición hasta llegar a La Novena. Ese grupo de cadáveres son designados en la
actualidad como “líderes de la posición”.
Y es que el día en que murieron, cuando su enterrador, Hugo R. Chávez
F. pronunció las célebres palabras: “hoy ha muerto el Pacto de Punto
Fijo”, tuvieron dolientes que los siguieron velando. Al principio eran un
grupo numeroso. Asistían a las “urnas” electorales con el fin de poder ver
el rostro de sus inanimados líderes una vez más. (Aunque solo fuera en las
boletas electorales).
El día de su deceso fue el 6 de diciembre de 1998. De allí fueron
pasando los ocho “días” (ocho elecciones) de velorio hasta llegar a “La
Novena”, el pasado domingo 31 de octubre de 2004 cuando definitivamente quedaron relegados al olvido y de una manera ignominiosa, a tal punto que sus
allegados ni siquiera asistieron. No fue ninguno de sus dolientes,
demostrando que ya nadie los quiere ni respeta.
Así, perdieron todos los privilegios de los seres vivos. Están
sepultados en su ataúd cuadrado (léase: televisión) y ya nadie los oye, los ve, los
padece ni los siente. Quedaron relegados al olvido.
Casi me parece escuchar la siguiente conversación: “¿Vas a ir a la
Novena de la oposición?” “¡No vale!, ¿para qué? ¡Deja que los muertos entierren a
sus muertos!”.
Q.E.P.D.
