Eran las ocho de la mañana del 3 de agosto de 2010, y en su casa, en Colinas de Bello Monte, Teodoro Petkoff veía la tarjeta de invitación para los 67 años del diario El Nacional. “Lo que falta es que este hombre me ponga a firmar a favor del Movimiento 2 D. Allí tiene a todos los que le paga como asesores del periódico”. Pensó el viejo ex_ministro de Planificación del Dr., Rafael Caldera.
En otro lugar de Caracas, quien se encontraba feliz era Simón Alberto Consalvi. “Hoy será la fiesta del twitter en El Nacional”. Se dijo, y le gustó tanto la frase y le pareció tan original y tan inteligente que se sentó en su computadora y la escribió en su Twitter. Y al final anotó una frase invitacional que le parecía muy importante: “No faltes”. El ex-ministro de Relaciones Exteriores de Carlos Andrés Pérez, e implicado en el caso de los Jeeps, se sintió feliz, y viéndose en el espejo dijo: “Ahora sólo me falta escoger la pinta que me voy a poner más tarde para la fiesta del Twitter Awars”.
Ese mismo día, 3 de agosto, en la página Web de Aporrea, apareció un artículo de Roberto Hernández Montoya que tituló: El Nacional era una fiesta, parodiando el título de la novela de Ernest Hemingway, París es una fiesta. Allí, Hernández Montoya planteaba: “Uno reencontraba en la fiesta anual de El Nacional, tal día como hoy, ese tipo extraño de amigos entrañables que no veía nunca, salvo allí. Una vez al año uno reponía afectos no solo personales, sino que celebraba un nuevo año de esa otra obra maestra de Miguel Otero Silva que fue El Nacional”. Y al final terminaba apoyando una esperanza o un sueño, y decía. “Los seres humanos no reviven, pero las instituciones sí. Guardo siempre esa esperanza en relación con El Nacional”
En otro lado, en su casa, el historiador y presidente de la Academia de la Historia, Elías Pino Iturrieta, quien había escrito un Twitter diciendo que “me acaba de nacer un nieto en Miami, ahora ¿me llamaran traidor a la patria?”, también se preparaba para la fiesta histórica. Ya antes había dejado bien claro que se oponía a la traída simbólica de los restos de Manuela Sáenz al Panteón Nacional, y también se había declarado enemigo de la exhumación de los restos de Simón Bolívar. Ahora estaba esperando el momento para asistir a la fiesta de El Nacional
En su casa, ahora no en la Quinta Macondo, porque esta quinta fue demolida el año pasado para dar paso a otra construcción, Miguel Enrique Otero se medía la camisa que se iba a poner en el 67 aniversario de su periódico. Se quejó de que la impresión en el bolsillo no se leía bien: El Nacional. 67 años. Pero ya estaba impreso y no había nada que hacer. Se puso la camisa y al momento ya estaba en la sede en Los Cortijos. La periodista de Globovisión lo vio y él dio su típica declaración. “El régimen tienen los dais contados”. La periodista le preguntó acerca del periódico y no dijo nada. El sabe que el tiraje cada día es menor y que las devoluciones cada día son más y más.
Vio a lo lejos a Teodoro Petkoff y a Simón Alberto Consalvi y a la Elías Pino Iturrieta que se acercaban, y tuvo un momento de lucidez, y dijo. “Nosotros los de entonces ya no somos los mismos”.
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