Cada vez que analizo y reflexiono mas sobre la importante iniciativa formulada por el Presidente Chávez para expedir por cuenta del sistema financiero estatal y sus bancos una Cédula del Buen Vivir, que le permita a millones de personas operar con un crédito pagadero a varios meses, con el fin de adquirir alimentos, medicamentos, electrodomésticos y viajes nacionales de turismo y descanso, me parece una extraordinaria idea. Inmejorable por donde se le mire.
Me parece que fue Toni Negri, en uno de sus tantos textos, quien ponderó los potenciales de la renta petrolera como instrumento de lucha antiimperialista, latinoamericanista y popular, obviamente con la mediación de un gobierno revolucionario, como sucede en la actualidad. En eso tiene toda la razón.
En el caso de la Cédula del Buen Vivir, se trata, ni mas ni menos, de poner al servicio de las mayorías sociales, los fondos financieros de las exportaciones de hidrocarburos, acumulados. El modelo socialista no puede ser ajeno a una gestión financiera que redunde en el bien común. Es verdad que el dinero plástico es un invento del capitalismo global, pero su utilidad, en mi parecer, está fuera de toda discusión. No se trata de replicar el esquema de los grandes bancos capitalistas y su manipulación de las expectativas de los consumidores para saquear sus bolsillos con intereses y cuotas desmesuradas; sin embargo, organizar créditos y pagos diferidos tiene muchas bondades económicas y sociales.
Una Cédula, como dinero plástico, para compras puntuales, al margen del dañino consumismo mercantilista, permitirá contrarrestar la inflación, gracias a que se congelan precios al momento de las adquisiciones. Digamos que se coloca un muro de contención al valor de cambio de la producción mercantil capitalista, fuente de los procesos inflacionarios.
Adicionalmente la Cédula tendría un efecto antirecesivo porque se estimula la demanda agregada. Al actuar sobre dicha demanda se promueve el aparato productivo para alcanzar tasas de crecimiento necesarias y racionales.
Esas dos circunstancias son merito suficiente para que el gobierno ponga en circulación esta herramienta económica y financiera en el menor tiempo posible.
Tildar la Cédula de populismo es otra emboscada de la oposición para sabotear su implementación. Mejor hacer oídos sordos a esta cantinela insulsa y echar a rodar la iniciativa del Presidente Chávez.
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