La trinchera
opositora del escualidismo retrogrado es la Mesa de Unidad Democrática
que congrega un conjunto de personajes, propietarios de las maquinarias
electoreras y clientelistas tradicionales.
La Mesa no es más que
un club de notables, viejo modelo de partido analizado en su momento
por Mitchels, Duverger y Sartori. Es el tipo de organización política
del régimen censitario que excluia del voto a las mayorias sociales por
considerarlas no idoneas para tomar decisiones políticas. Los partidos
de notables son organizaciones políticas elitescas, a las que concurren
las aristocracias de la tierra, la industtria y la banca para tomar
decisiones contrarias a los intereses de toda la sociedad. Se trata de
formaciones políticas sin programas, sin principios políticos.
Estructuras pragmáticas moldeadas para gestionar intereses privados y
despojos del Estado, ejecutados por las facciones que proliferan.
El
surgimiento posterior de los partidos de masas, con la expansión del
movimiento obrero, y la organización de la socialdemocracia, intentó
superar las limitaciones de tal esquema político mediante la
organización de militantes, la adopción de programas ideológicos y la
formulación de propuestas políticas para orientar la gestión estatal.
Desafortunadamente este socialismo conciliador terminó capturado por el
capitalismo global que lo condujo a terceras vias y neoliberalismos
depredadores como el de Blair, el español, el frances y el de Obama.
La
Mesa de Unidad Democrática, campo de agramante donde se da la rapiña
despiadada de connotados caudillos del puntofijismo, no es más que una
fachada política que oculta
la ambición y la codicia de reconocidos gestores del clientelismo, la
politiqueria y el fraude. La retorica de fementida democracia de sus
personeros no pasa de ser una cruda distorsion de sus verdaderos
intereses al servicio del capitalismo, el rentismo y el imperialismo,
que los financia a manos llenas, a traves de fundaciones y otras ongs,
detras de las cuales está la CIA, la Dea y otros mecanismos de control
del Estado Norteamericano.
La organización, el funcionamiento y
la plataforma ideológica del Partido Socialista Unidos de Venezuela,
verdadera estructura política, en la mejor tradición del movimiento
revolucionario, con cuadros, militantes y disciplina consciente, ponen
en evidencia la naturaleza regresiva e impopular de la Mesa de Unidad,
absolutamente disociada de la modernidad, la democracia y los intereses
populares.
Francamente que un empresa de esas dimensiones amerita
ser barrida en las
próximas elecciones del 26 de septiembre. Sus candidatos no son mas
que vulgares agentes de los intereses corporativos, empresariales,
latifundistas y clericales.
La potencia del PSUV y sus alianzas
políticas alcanzará nuevos niveles con su convocatoria electoral en la
presente coyuntura, toda qvez que para la ciudadania va quedando clara
la amenaza de la Mesa de Unidad.
El PSUV, con las inevitables
dificultades de toda organización social, se está posicionando como un
nuevo paradigma en América Latina en cuanto a organización moderna de
partidos y movimientos políticos. La Mesa de Unidad es el fiel reflejo
de la vieja partidocracia exlcuyente de la democraca liberal
terrateniente y burguesa. que aun impera, desafortunadamente, en ciertos
regímenes politicos conservadores
de sudamerica.
benitez.3334@yahoo.com.co