Muy recientemente tuvo lugar en el Palacio de Miraflores, casa presidencial de Venezuela, una nueva reunión entre el Presidente Chávez y el lobby pro-israelí representado por el presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, Salomón Cohen, entre otros acompañantes. El objeto de la reunión, según señala la agencia de noticias EFE, el día 17 de septiembre de 2010, solicitada por el lobby fue para mostrarle al presidente Chávez “un dossier sobre informaciones de corte antijudío en Venezuela” y por la necesidad de “restituir las relaciones con Israel, rotas desde hace casi dos años” [1]. Llama la atención la insistencia del lobby pro-israelí en reunirse constantemente con el Presidente Chávez. En años pasados similares encuentros han tenido lugar en Miraflores y en otros lugares. Sus frutos no han sido los más esperados. De allí el único recurso que mantiene el lobby pro-israelí es el chantaje.
Los sionistas
señalan a la Revolución Bolivariana de “antisemita”. Valga decir,
una acusación ridícula y absurda que forma parte de una estrategia
históricamente utilizada por los sionistas y que pretende victimizar
a los criminales y difamar a quienes señalan los delitos de la entidad
israelí cometidos contra Palestina y en el mundo. A esta calumnia,
el Comandante Chávez ha salido al paso y ratificado, con la claridad
y contundencia que lo caracteriza, su misma posición manifestada en
todas las reuniones suscitadas previamente: “Los
revolucionarios no pueden ser antisemitas”, porque nos mueven
verdaderos sentimientos de amor, igualdad y de justicia social. Y agregó:
“Los judíos asentados en Venezuela
“gozan de nuestro respeto, eso sí, por supuesto, en el marco de la
Constitución y las leyes (…)” [2],
además, el Presidente Chávez no dio muestra publica por restituir
las relaciones rotas con Israel mientras esa entidad no cambie sus políticas
criminales contra el pueblo de Palestina y los pueblos de la región.
Es importante recordar que la Revolución Bolivariana ha mantenido esta
firme y justa posición luego del genocidio cometido por la entidad
sionista en su guerra contra el Líbano, año 2006, y Gaza, enero de
2009, en las que murieron más de 700 libaneses y 1.400 palestinos respectivamente,
en su mayoría civiles: mujeres y niños. La digna posición del Presidente
Chávez ha colocado a Venezuela en el altar de los pueblos árabes y,
naturalmente, en la mirilla de los criminales sionistas. Venezuela siempre
ha cobijado a todos los pueblos que han emigrado de sus tierras en busca
de bienestar, paz y armonía. La revolución protege a todos los pueblos
sin excepción.
Pero el antisemitismo
no es lo mismo que antisionismo. El término “Semita” tiene que
ver con el origen étnico y cultural de los pueblos árabes del Medio
Oriente, por ende el antisemitismo es xenofobia; es racismo. Es una
aberración de las clases dominantes que nace en Europa muchos siglos
antes de la aparición del nazismo, y se agudiza por la resistencia
de los pueblos árabes a las expansiones libradas por occidente en varios
periodos históricos (por el imperio Romano y las posteriores cruzadas
entre los años 1095 y 1291 d.C). En cambio, los revolucionarios si
tenemos poderosos motivos para plantarnos contra el imperialismo y el
sionismo, que es muy distinto. ¿Por qué? Porque
este ultimo, al igual que el imperialismo,
es una organización criminal, segregacionista y de ideología supremasista,
hermana gemela del nazismo e hija la burguesía europea de religión
judía que dispone de mucho poder económico e influencia política
dentro del imperio norteamericano para el chantaje por medio del lobby
pro-israelí. Porque el judaísmo, a decir del historiador israelí
Shlomo Sand, “no constituye un pueblo sino una religión, pues, no
existe un tal “pueblo judío” como tampoco existe un pueblo cristiano
o musulmán, sino pueblos árabes, europeos, asiáticos, africanos y
latinos que poseen diferentes religiones y culturas” [3]. Porque “el pueblo elegido” y “la
tierra prometida” son mitos hábilmente explotados por los sionistas,
construidos por trastornados patriarcas de la antigüedad quienes inventaron
un Dios malvado y segregacionista que elige a un pueblo sobre otro y
le promete un pedazo de tierra previamente ocupada por otro pueblo,
y, no bastando con ello, ordena a sus “elegidos” asesinar en su
nombre a los ocupantes originarios de “la tierra prometida”.
Porque las persecuciones emprendidas en el pasado por las
élites europeas cristianas contra sus hermanos de religión judía,
gitanos y comunistas fueron motivadas por la lucha de clases desatada
en la época del auge del capitalismo y la aparición de los nacionalismos.
El sionismo nace y se nutre del nacionalismo
nazi-fascista europeo. Porque Venezuela no escapa a su amenaza.
Con esta absurda
acusación el lobby pro-israelí de Venezuela también pretende evitar
que el pueblo venezolano y todas las comunidades extranjeras residentes
en el país reconozcan la otra faceta oculta de su enemigo de clase;
al enemigo interno que actúa en nombre de los judíos. Mientras el
lobby sionista no obtengas lo que buscan: callar a los antisionistas
y abrir nuevamente las puertas de Venezuela a Israel, nada es de extrañar
que siga utilizando la vieja carta del antisemitismo para continuar
con el absurdo y ridículo juego del chantaje contra la Revolución
Bolivariana y el presidente Chávez.
Hasta ahora,
el lobby sionista en Venezuela no ha logrados sus objetivos. Pero como
dijo el viejo filosofo Jean Paul Sartre: “Nunca las noticias son malas
para los elegidos de Dios”. Ellos insistirán.
¡Los revolucionarios
somos por esencia antiimperialistas y
antisionistas! Son dos términos complementarios, que se nutren entre
ambos. Por lo tanto, dejar de definirse como antisionista es el primer
paso con el que dejaríamos de ser revolucionarios para convertirnos
en simples cómplices del Capital y sus crímenes.
Referencias: