La Asamblea del debate quebrao

La Asamblea Nacional cuyo período vence a comienzos de enero de 2011 ha sido, posiblemente, el congreso de diputados que con mayor habilidad se las ingeniaron para no entrar en discusiones estériles y mucho menos en debates medianamente productivos.

Gracias a la enorme imbecilidad de una oposición recalcitrante, todos los diputados electos en el 2005 pertenecían a los grupos revolucionarios del momento, los cuales juraron fidelidad y obediencia a los planteamientos del presidente Chávez.

Mi desconocimiento histórico me hace dudar, pero creo que nunca antes se dio el caso de una oposición integrada por aliados circunstanciales que acordaran el suicidio en masa, pensando tal vez que la ausencia de parlamentarios opositores desmoronaría de miedo a las huestes del Gobierno.

El estratega Sun Tzu relata en El arte de la guerra el caso ocurrido el año 518 aC, entre los ejércitos de Wu y Ch'u, cuando el primero ordenó a 3.000 condenados alinearse frente a su propia formación y cometer suicidio allí mismo, a la vista de la hueste enemiga, abriéndose las gargantas, ante lo cual el ejército de Ch'u huyó aterrorizado.

Quizás algo similar intentó lograr el ideólogo Ramos Allup, con la salvedad de que no intentaron cortarse las gargantas, sino los cambures. Aún así Ramos Allup y los demás abstinentes bien merecen figurar en algún libro que describa los más colosales sacrificios idióticos.

Naturalmente, poco faltó para que una Asamblea Nacional cuya característica resaltante era la unanimidad se dedicara a los juegos de salón o a obras benéficas mientras el Poder Ejecutivo legislaba mediante prácticas y expeditas leyes paraguas.

Los parlamentarios perdieron gradualmente capacidad para el debate, pues era innecesario. Pocas veces les tocó legislar por su propia cuenta, como cuando el presidente Chávez les pidió que se redujeran los salarios, lo que nunca pudieron aprobar, posiblemente por falta de pericia para sancionar las leyes.

Desde el 2011 la cosa cambiará, pues habrá adversarios de todos los colores. Veremos entonces cuáles diputados sacan la bola del cuadro cuando, finalmente, les toque su turno en el debate.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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