Conocí personalmente a JESUS ROMERO ANSELMI, siendo director del Canal del Estado VTV. Me hizo llamar a su oficina y la razón de tal invitación, estribó en descubrir quién era esa curiosa persona que se había atrevido a escribir un artículo en el desaparecido Diario EL GLOBO, cuya línea editorial por cierto no era precisamente favorable al actual Gobierno, donde expresé mi opinión a propósito de un aniversario más del CARACAZO (27F) y en cuyo escrito enfrentaba la “enfermiza y nada objetiva” posición de activistas de los DDHH como LILIANA ORTEGA dueña y Señora de esa especie de “franquicia” en la que han terminado convertidas ong como COFAVIC cuando hacían y aún hacen juicio para calificar al presidente HUGO CHÁVEZ FRIAS casi como la gestión más violadora de los DERECHOS HUMANOS de la historia contemporánea en Venezuela.
La entrevista fue corta, informal pero muy cálida, y versó sobre la lectura que el día anterior en su acostumbrado programa Televisivo, hizo sobre mi artículo de opinión, quien para beneplácito mío, despertó un elocuente interés en el equipo de redacción del Globo al extremo que su titulo fue destacado en el sumario que en primera pagina acostumbraban sintetizar para recomendar a sus lectores.
Romero Anselmi, en lo que después debí reconocerle como una importante virtud de esa consecuente pero casi olvidada generación de periodistas comprometidos de verdad con su profesión y mas que ello, con la imperiosa necesidad de indagar y mostrar la información veraz, con los riesgos y sacrificios que sobre todo en tiempos pasados significaba asumirla, quiso conocerme y descubrir si había o no fortalezas en las duras pero sinceras afirmaciones que mi artículo describía sin dejar de reconocer la rémora que en materia de violaciones a los DERECHOS HUMANOS aun persisten en nuestro País, y por tanto, las justificadas razones de formular las criticas objetivas, sinceras y necesarias para que esos hechos no sólo no ocurran sino que cuando se expresen no desmaye la mano del Estado para juzgarlos y sancionarlos sin vacilación alguna.
Desde entonces, ambos descubrimos que teníamos no sólo posiciones radicales ante la vida, ante nuestros semejantes, ante la forma de hacer política, ante la critica necesaria de quienes son nuestros partidarios, a admitir incluso que podemos estar equivocados, que a veces nuestras pasiones no traicionan, que estamos dispuestos a dar el todo por el todo para hacer valer principios, a que nada nos detiene, a no reconocer el miedo y dejar que el coraje ante la injusticia nos ciegue y expongamos nuestras vidas por nuestros ideales, a ir hacia adelante y sembrar la esperanza para un mejor futuro, a reconocer sin afanes ni protagonismos que podemos aportar para los cambios necesarios pero sólo uniendo esfuerzos, nos reconocimos bastiones modestos de un porvenir mejor, y desde entonces en silencio cómplice nos reconocimos sin aspavientos y sin declaratorias previas, como unos testarudos seres humanos dispuestos a apuntalar una sociedad sin discriminaciones, donde impere la justicia, donde no haya mediocridad, donde practiquemos la decencia y se cultive la moralidad y la ética, donde no haya hambre, y exista el trabajo digno y bien remunerado, donde seamos respetados y aprendamos a respetar, donde priven los valores supremos de una patria libertaria y soberana, con justicia social y económica, una patria como la que soñaron nuestros libertadores, una patria libre de dominios extranjeros y de apátridas, nos reconocimos afluentes de un mismo cauce de un mismo rio…
Hoy, asistí a tu funeral, a acompañarte una vez más, porque eres de esos seres que te siembras en el sentimiento y en el pecho de la gente, lleno de mucha bondad y fraterno incluso con tus enemigos, y que por tanto, seguirás como antes desde tu trincheras marchando muy cerca de nosotros, clamando por un Socialismo Libertario y promotor de la paz en la Humanidad, me conseguí como muchas personas que tuvieron el honor de compartir contigo tus angustias y pesares, tus ideales y tus luchas, que te recordaban con alegría y sin pesar, como un amigo que sigue en ellos, que no te has ido, te recordaban como lo que realmente fuiste hasta el último momento: Un inagotable buscador de la verdad y la justicia a través del periodismo que fue tu razón de vida.
Puedo decir finalmente, que después de ver y escuchar el programa especial trasmitido esta noche del 27 de Enero en este canal que tanto amaste, VENEZOLANA DE TELEVISION, con un libreto muy sobrio, muy humano, muy delicado, y muy merecido, donde te describieron con mucho respeto y amor, quienes fueron tus más queridos alumnos, porque fuiste su “TAITA”, como gustaban decirte, puedo confesarte en el silencio de esta noche cuando escribo esta modesta elegía, que esos pasajes de tu vida resultaron ser la vida azarosa pero fecunda de un roble de la escritura comprometida y revolucionaria que adivine en ti, aquella mañana reunido en tu oficina de nuestro querido Canal de los todos los Venezolanos cuando charlábamos como seres signados por la misma angustia y la misma esperanza, que se cruzó por un artículo de opinión que nos reconoció pertenecer a un mismo bastión de lucha…
(*) Abogado
Presidente de la FEDERACION NACIONAL DE DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS DE VENEZUELA