Históricamente son los pueblos árabes los que más han soportado la agresión de todos los imperios que han existido hasta nuestros días, mongol, romano, persa y otomano, todos viejos imperios que en la actualidad tienen sus herederos.
En la primera guerra mundial, el imperio otomano fue derrotado y expulsado de las tierras árabes producto de las luchas heroicas emprendidas por nuestro pueblo, sus mártires y libertadores. Las manos traidoras de las potencias europeas, aquellas que alguna vez apoyaron con armas las luchas de liberación de los pueblos árabes contra los otomanos, expulsados estos últimos, invaden sin vacilación y el mundo árabe es repartido por las potencias triunfantes de la guerra: Francia e Inglaterra en el triste mente celebre acuerdo de Sykes-Picot, Inmediatamente los pueblos árabes se levantan en armas pagando con grandes costos en vidas liberaciones chucutas.
A mediados del siglo XX se hizo realidad el compromiso de Bolfor con la elite capitalista sionista, se le expulsa al pueblo palestino de sus tierras y se crea el Estado de Israel, iniciando un nuevo ciclo de agresiones contra los pueblos árabes.
En 1956 se produce entonces la agresión de las potencias imperialistas de Inglaterra, Norte América e Israel contra Egipto por haber nacionalizado el Canal de Suez. Años más tarde, en Junio de 1967 arremete nuevamente Israel con el apoyo de los EE.UU., ahora contra todos los pueblos árabes de la Orbe (Egipto, Siria, Jordania).
El siglo XXI nace contagiado de viejas enfermedades aun no superadas por la humanidad, la guerra imperial, la dominación política y la invasión militar, ahora el turno recae sobre Irak.
Las razones que en el pasado motivaron las invasiones imperiales correspondieron principalmente a la ubicación geoestratégica del mundo árabe, por ser punto de unión entre Europa, Asia y África, las razones actuales sobresaltan a la vista del mundo, El Petróleo.
El reordenamiento imperial luego de la segunda guerra mundial, llevo a la palestra viejos actores con nuevos disfraces. El nuevo imperialismo invasor dejaba de vestirse con el ropaje de la “Vieja Europa”, término acuñado por Donald Rumsfeld, para asumir hoy un nuevo disfraz, súper EE.UU. pero en el fondo su identidad está debelada, es “El Capital”.
Años de invasiones, guerras y saqueos han pretendido sumergirnos en la pobreza, la oscuridad, la enfermedad y el atraso. El terrorismo es propiedad registrada y patentada por los EE.UU. cuyas franquicias se encuentran diseminadas por todo el mundo, ellos experimentan con nuestros pueblos todas sus innovaciones armamentísticas, somos un mercado rentable para la muerte. Irak se ha convertido en un nuevo Vietnam para Norteamérica y en otra Palestina para sus socios sionistas. Irak resiste y ningún teatro o show electoral distraerá a su pueblo de seguir resistiendo y defendiendo sus tierras mientras permanezcan los invasores.
El mundo árabe tiene sed irritada de libertad y de verdadera independencia, ellos llevan en sus venas un sentimiento histórico antiimperialista.
la comunidad árabe que vive en Venezuela y en especial los que llegaron en la ultima mitad del siglo XX, vemos en el Presidente Chávez y la Revolución Bolivariana representada nuestros sueños y anhelos, una oportunidad de imprimir de dignidad y nuevas esperanzas a nuestros pueblos.
Las balas que en los días 11 y 12 de abril segaron muchas vidas de este noble pueblo, fueron lanzadas por los mismos enemigos que siguen segando las vidas de los pueblos árabes y del mundo.
Los que intentaron y persisten en privatizar a PDVSA y las Industrias Básicas, son los mismos que roban las riquezas del los pueblos árabes, los mismos que quieren privatizar la educación y la salud y sumergir en la ignorancia al pueblo venezolano.
Por eso decimos que el enemigo de la humanidad se alberga en la casa blanca, quien practica el terrorismo de estado a los pueblos del mundo, el representante de los intereses oscuros de los grandes capitales.
Por eso vemos a Chávez como nuestro, también, vemos en él, no solo un símbolo latinoamericano, sino también, un símbolo de dignidad para los pueblos en vías de desarrollo. Vemos en él a Ahmad Ben Bella y vemos en él a Yamal Abdel Naser. Vemos en él la esperanza de un mundo mejor donde reinen juntas la paz y la justicia social.
Los verdaderos árabe-venezolanos nunca estaremos en la acera del frente.