“Amigos, así como vamos no podemos avanzar, pues mientras el Presidente en cada alocución manifiesta ideas y propone un montón de cosas, quienes los rodean, al parecer, no oyen y si lo hacen, pareciera que no fuera con ellos, porque, caramba, no es posible que no se pongan en práctica las sugerencias del Presidente. No puede ser que esta gente, sean de cargo de elección popular o impuestos por el gobierno, no haga el mínimo esfuerzo para, por lo menos, hacer aunque sea un 20% de lo que quiere el Presidente. Es triste, es cruel y duro, pero es así.
Y no crean que exagero, pues realicen un paseíto por municipios y estados y oficinas dirigidas por personas, supuestamente que apoyan al Presidente, y observarán los más desolados ejemplos en dichos espacios (remember caso de Apure). Es lamentable, es lastimoso, pero es así.
Y ¿ustedes creen entonces que así se realiza una revolución? O sea, chamo, como dicen los muchachos, mientras hay un líder, quien trabaja de lunes a lunes con un proyecto de país que lo emociona y le corre por las venas, existen unos seguidores a quienes ni les da frio ni calor. Y así, repito no podemos avanzar.
Es angustiante como el Presidente se mueve como pez en el agua, con su visión de país y va zapateando con entusiasmo el joropo del proceso de cambios que reclama el país, mientras quienes lo oyen pretenden bailar un bolero, pero que no lo saben danzar ni siquiera.
Entonces, amigos míos, qué quiere que les diga, que estamos haciendo la revolución y que ésta va a paso de vencedores. No, hay que ser realistas y objetivos y autocriticarnos, no hacernos cómplices de unos infiltrados en el gobierno, quienes día y noche están jugando a la caída del Presidente, poniendo trabas y boicoteando lo que puede ser una bendición para este país.
Pero mejor no sigo. Lo dejo hasta aquí y reflexionen sobre estos lugares comunes que sabe todo el mundo”.
Dicho como tan hecho, Pedro Cachamay habló y se fue de largo por el camino.