A pocas horas, después de haber escuchado el discurso del presidente, Jairo, un vecino de Sta. Cruz del Este-Baruta, con voz baja, le preguntó a una supuesta líder de los Samanes-Minas, por cierto, mujer de ligero caminar, de perfil costeño, vestida rojito, rojito y de muy dudosa reputación política, pero bien protegida por su padrino de turno… ¿Qué quiso decir Chávez con eso del canto de las sirenas..?
Bueno…contestó: “camarada, gente como el presi deben cuidarse de coquetear con cualquiera mujer que se les presente, por muy bonita que sea o que cante muy bien, tu sabes, siempre las tentaciones hacen pecar a los hombres débiles de corazón…por eso es que me gustaría tener amarrado todo el tiempo al pechugo que me quita los sueños y me abre y estimula mi entendimiento..”
El hombre se quedó pensativo y confuso después escuchar a la presunta orientadora, toda vez que no lograba relacionar las aventuras amorosas, con el discurso del Presidente, el cual le parecía, apuntaba a hechos de gran trascendencia política ¿Le estaría diciendo la verdad esta habilidosa fémina, o le trató de esconder el verdadero fondo del asunto..? ¿Realmente esta Sra. Era socialista o más bien una peligrosa Quinta Columna que ya había logrado escalar algunas posiciones? ¿Eran sus conjeturas más bien traídas de los pelos o quiso plantear algo similar?
Fue así como al llegar a su casa, cargado de curiosidad, localizó en un libro (La Odisea), que una de sus leyendas hablaba sobre un tal Ulises. Este mítico personaje marinero y conocedor de las sirenas que devoraban a humanos, atraídos fuertemente por sus bellos cánticos, decidió tapar los oídos a la tripulación con cera y se hizo amarrar de un mástil para evitar la tentación de lanzarse al mar al escuchar las melodiosas sirenas. Dice la leyenda que esta acción salvó a la tripulación y a Ulises…
Al día siguiente, después de haber reflexionado, Jairo pensó haber comprendido a cabalidad el menaje que el Presidente intentó trasmitir a la gente de su partido y más allá, que es necesario evitar la tentación de acceder a los puestos de comando político y del gobierno, mediante la práctica de la corrupción, el clientelismo, la maliciosa negligencia, del crimen político disfrazado de procedimientos electorales dudosos y de la astucia barata en detrimento del avance del proceso de cambio vía socialismo. Comprendió, nuestro vecino, que todo lo truculento, conduce al final a la trampa mortal que muy hábil y bellacamente elaboran las sirenas del placer capitalista…
Esa noche, ya casi satisfecho, Jairo se acostó pensando sobre el final del discurso del Presidente, y a su mente le vinieron nuevas interrogantes: ¿Por qué en vez de recomendarle a los dirigentes que lo acompañan que “tienen que amarrarse o mandar a que los amarren”, más bien, si él como líder no actúa a tiempo y establece mecanismos severos proactivos, para evitar que algunos sigan cayendo en la tentación del dinero y otras prácticas perversas del poder? ¿Será que el nuestro Presidente, realmente cree que voluntariamente los corruptos van a renunciar a sus refinadas y elegantes prácticas mafiosas y gansteriles que ya hasta en los propios barrios han comenzado a sonar? ¿Habrá que esperar sacar la lista de corruptos y traidores para consumar su expulsión y penalización, cuando estos ya estén preparados y en capacidad de execrar hasta al propio líder del proceso de cambio revolucionario? ¿Fue por ignorancia o por disfrazar su silencio cómplice y culpable con la corrupción, que la vecina de los Samanes, intentó tapar el sol con una historia de amor?
Jairo, todavía no conjuró su incertidumbre, y acudió la noche siguiente al profesor Juan Javier, y le planteó sus dudas.
El maestro lo escucho con mucha atención y al final se limitó a preguntar: ¿Será verdad que los corruptos y sus asociados aíslan y anulan hasta donde pueden, a todos aquellos a quienes les sirven a sus intereses? ¿Es cierto, amigo Jairo, que la contraloría social hasta ahora no ha sido más que un saludo a la bandera? ¿Será que un cáncer pulmonar es más benigno en la vida de un humano que la amenaza de un enemigo nacional o internacional? ¿Será que en pleno siglo XXI, se sigue justificando como inteligente, el hacerse acompañar de Fouché y Talleyrand al mismo tiempo? ¿Qué quiso decir Mao, cuando afirmó: “El pueblo y sólo el pueblo es la fuerza motríz que hace la historia mundial?
Ante tan interesantes preguntas, Jairo exclamó ¡Maestro, Ud. con su sabiduría me deja ahora más perplejo!!, a lo que Juan Javier le respondió, no chico, en realidad yo no soy el maestro, maestros son la historia y los hechos…
Cuentan que nuestro vecino, no durmió esa noche con tantas interrogantes... Seguramente, muchos venezolanos tampoco dormiremos bien hasta tanto no se despeje semejante incertidumbre, que se manifiesta desde la implantación inoportuna de métodos electorales como la Cooptación, pasando por la exclusión de una parte de los revolucionarios de los puestos de comando y siguiendo con innumerables problemas ideológicos y políticos que intentan torcer el rumbo vía socialismo. En todo caso, todavía es tiempo, que Ulises y sus marineros honestos y revolucionarios, precavidos ante la tormenta devoradora de humanos, reconduzcan el barco por turbulentas aguas, pero de claro horizonte socialista.