David Hernández o el pueblo pensante

David Hernández Oduber, el entrañable compañero de luchas de tanta gente a lo largo y a lo ancho de este mundo por hacerlo otro, ha fallecido en Barquisimeto el pasado domingo 17 de abril.

No es difícil decir cosas buenas, hermosas y hasta rimbombantes de David. Su vida fue una esforzada y ardiente lucha por la liberación del pueblo que era, además, su propia liberación. Eso hizo que David desbordara permanentemente la sensación de esa felicidad íntima que proviene de la coherencia.

Los intereses del pueblo en lucha contra la explotación capitalista fueron incorporados a su visión del mundo desde la experiencia del niño que tuvo que limpiar zapatos, vender hallacas y apoyar a su madre en la crianza de sus hermanos. Trabajador y estudiante, su incorporación a la producción coincide más o menos con el inicio de su militancia en la Juventud Obrera Católica (JOC) a mediados de la década de los años sesenta. Su liderazgo en el conflicto de la empresa Promelca lo lanza a tareas de coordinación de la JOC a nivel nacional, y su excepcional capacidad de trabajo lo conduce a asumir destacadas -y muy delicadas- responsabilidades a nivel de la JOC internacional. Esas responsabilidades, que se desplegaron a lo largo de más de la mitad de la década de los años setenta, lo enfrentan a severísimas situaciones de represión en un continente plagado de dictaduras militares. Está en Chile, cuando se produce el golpe fascista contra el gobierno de Salvador Allende. David atesora en su vida un cúmulo de experiencias que hacen de él un cuadro muy especial.

Al término de sus responsabilidades internacionales con la JOC, David regresa a Venezuela, en concreto a Ciudad Guayana, donde hace un curso en el INCE y posteriormente se incorpora a SIDOR.

Su participación activa en las luchas de los trabajadores sidoristas no sólo no lo aparta, sino que lo impulsa aún más a las tareas relativas a la formación de los trabajadores. Se mantiene como asesor adulto de la JOC y forma parte del Consejo Consultivo del Equipo de Información, Formación y Publicaciones (EFIP).

Militante permanente de la solidaridad, en los tiempos más duros de las luchas textileras, concretamente durante el año de 1980, cuando la Toma de la Catedral de Caracas por los trabajadores despedidos de Telares Palo Grande y durante toda la Huelga Nacional Textil (agosto-octubre 1980), algunos de nosotros tuvimos la oportunidad de recibir su permanente gesto de solidaridad activa, sus atinadas opiniones.

El despegue del proceso de cambios a raíz de la llegada al Gobierno del Presidente Chávez en 1999, encuentra a David con toda su capacidad y toda su experiencia, asumiendo desde el principio tareas de gobierno entre las que destaca la realizada como miembro del equipo de la entonces Ministra del Ambiente, Dra. Ana Elisa Osorio.

Para dar una idea de la fecundidad y plenitud de la vida de David, y siguiendo el trillado aforismo chino, David seguirá viviendo en Tania Tamara y Sergio, las hijas y el hijo que tuvo con esa luchadora social que es Rosa Herrera, su compañera y esposa de toda la vida; en los árboles que sembró, que fueron muchos, pues David trabajó en PROFORCA que es la empresa de la reserva de coníferas de Uverito al sur del Edo. Monagas, y en los textos y libros que escribió, que es el aspecto sobre el cual quisiera hacer un énfasis particular.

Lo que me parece obligatorio decir, porque creo que es lo que más justicia le hace, es que David Hernández fue un insigne pensador del movimiento popular venezolano. Que si contra un preconcepto insurge la figura y la obra de David Hernández, es contra ése que supone a lo popular como lo superficial, lo carente de reflexión y de profundidad.

Su intensa dedicación política arriba reseñada, nunca fue obstáculo para la lectura y el estudio permanente de todos los temas que tuvieran que ver con la vida del pueblo. David fue una convocatoria permanente a la discusión reflexiva, a la sistematización de las experiencias para transformarlas en fuerza colectiva, en nervio, a la formulación de las propuestas y proyectos populares desde una profunda comprensión e incorporación de su propia historia.

David Hernández fue un rescatador de vidas del pueblo que, de no haber sido por su pluma, habrían permanecido silenciadas y su historia no hubiese sido contada. David Hernández es uno de los historiadores populares más importantes, y sus aportes en ese sentido es lo que más pronto y más profundamente vamos a echar en falta.

En estos tiempos de confrontación vamos a tener mucha necesidad de su espíritu crítico, de su habilidad para desenrollar el kilo de estopa que a veces pareciera ser la coyuntura gracias a su poderosa capacidad de análisis, de su ejemplo de tolerancia para con quien estuviera en descuerdo, de su fe en la discusión asamblearia y el liderazgo colectivo. Permanecen con nosotros su ejemplo y su memoria que nos alientan a continuar la lucha hasta la victoria siempre.

santiago_arconada@yahoo.es


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Santiago Arconada Rodríguez


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