Ciudad Guayana, 23 de Febrero de 2005.
Partiendo de la necesidad de establecer una Nueva Cultura Política para la República Bolivariana de Venezuela, abrimos la discusión sobre las elecciones de concejales y miembros de juntas parroquiales, pretendiendo elevar la conciencia electoral en estos tiempos de revolución.
En la IV república, las elecciones sirvieron para profundizar ideas contrarias a los principios de la revolución que lidera el comandante Chávez, ideas que todavía persisten; Sectarismo (el mas venenoso), zancadillas, amiguismo, divisiones, cacería de brujas y difamación entre otras inmundicias. Bajo esos criterios, no se puede esperar otra cosa: ¡Se desatan los demonios!.
Pues, en la revolución bolivariana, que se desaten las pasiones, como diría mi comandante. Pero a esas pasiones hay que darle un tratamiento revolucionario, en el debate amplio, para que no atenten contra la unidad. Allí esta el meollo.
El proceso electoral por el Poder Municipal es una tremenda oportunidad para iniciar el Salto Adelante hacia la Nueva Cultura Política.
Aquí no hay que enfrascarse en sacar cuentas absurdas: que cual fuerza tiene mas candidatos, cuantos candidatos me tocan por el método D´hont, quien va en los puestos salidores, que “nosotros” vamos solos, y que se yo cuantas cosas mas.
¡Coño, esa es la “cultura puntofijista”!.
Por allí no es la cosa.
Hay que desarrollar una estrategia electoral revolucionaria, que garantice el triunfo mediante la unidad, derrote la abstención y garantice el avance de la revolución hacia el municipio bolivariano.
Para salud del proceso de cambio y transformación, de las elecciones primaria debe salir un trabuco bolivariano para hacer la revolución en caseríos, vecindarios, comunidades, barrios y parroquias de Venezuela. Eso no es otra cosa que La Constituyente Municipal.
Ahora bien, un trabuco bolivariano no se forma de la nada, ni por obra y gracia del espíritu santo, tiene que salir de la elección por las bases del chavismo, estar armado con un plan de gestión revolucionaria forjado en el debate ideológico, estar probados y comprometidos con la revolución. Está prohibido equivocarse.
Para alcanzar esa profundidad y extensión en la estrategia electoral, se aprecian algunos obstáculos:
1. Hay muchos conduciendo, pero mirando solo el retrovisor. Por ejemplo, no quieren al PCV porque según saltó la talanquera cuando apoyo candidatos a alcalde que no eran de “la línea”. Por dios, ¿quien se atreve a dudar que el PCV sea revolucionario?. Ese proceso para el 31-O fue muy traumático y el análisis no puede ser tan simple.
2. Otros creen que este es un proceso de los partidos políticos. Eso era en “la cuarta” que los partidos eran dueños de la democracia y del poder. Ahora tenemos muchísimas organizaciones de poder popular y la democracia es participativa y protagónica. Sino saquemos la cuenta, Chávez sacó 6 millones de votos ¿Cuánto es el total de la militancia de todos los partidos del proceso?. ¿Dónde milita el resto?
3. Muchas propuestas de elecciones internas, Entonces cada organización tendrá un candidato y luego habrá que decidir en “la mesa”. Eso es un atentado contra la unidad y la soberanía de las bases del chavismo.
4. Encontramos gente sectaria que atiza la división de las fuerzas chavistas.
Hay que salir de ese atolladero y dar el salto adelante.
Las fuerzas chavistas están llamadas a actuar con madurez política. Eso pasa por que todos, entiéndase bien, todos los que aspiran se encuentren y ellos mismos definan la estrategia con franqueza, sinceridad y respeto:
• Campaña colectiva,
• elaboración del plan único de gestión
• y condiciones para las elecciones primarias del chavismo, sin exclusión. Todos deben ser electos en el mismo proceso.
Eso si, con las mismas oportunidades y recursos.
Se puede hacer la revolución dentro de la revolución.
No permitamos que las ideas de la IV se impongan en los procesos de la V.
Una estrategia electoral única. Ese es el reto revolucionario.
Compatriota usted tiene la palabra.
aadarfio@cantv.net