¡Chávez!

Comandante Hugo Chávez ¡larga vida! Tengo la edad de su Revolución, ya que a partir de ella puedo sin temor contar una historia, y gritarle a los molinos de viento alguna de mis quijotadas.  

A su regreso procedente de la tierra del médico de la eterna estrella, vi su rostro vigorizado, pero a su vez,  quizá un poco cansado, con semejante trajinar, quien no lo estaría. Nunca  había visto su aura tan conmovida, y, seguro estoy que no es por su experiencia vivida, ante un destino impío que pretendió arrebatarnos su vida, es por su patria querida y más allá que su alma llora en silencio, por si tuviese que dejar en contra de toda su voluntad un proyecto a mitad de camino. Gracias a Fidel Castro, viejo líder, que preocupado cuál padre por la salud de su hijo, le extendió su mano amiga. 

¡Pa’ lante señor Presidente! Para evitar que los zares de la guerra se salgan con la suya, al culminar su tratamiento clínico, humildemente le recomiendo que en lo adelante de forma religiosa, se traces una meta rigurosa y disciplinada, como lo es: un buen hábito alimenticio y ejercicio físico. Reduzca un poco la dosis de café, para que duerma lo suficiente; sepa usted, que la falta de sueño nos altera de forma negativa el reloj biológico. Sí, señor Presidente, yo nunca había visto a su tren Ejecutivo tan activo, y a un pueblo y un Ejército tan celosos y vigilantes de su patria, como en los días de su reposo médico. Eso demuestra cuanto han asimilado sus enseñanzas. Ojala, también hayan asimilado el más importante de los aprendizajes. la perseverancia.  

Comandante, al comienzo de cada jornada encomiéndese a Jehová de los ejércitos, para que santifique la espada, que ha de protegerle de las sombras hostiles que pudieran cubrir sus caminos por andar. 

Presidente Chávez, usted vivirá por mucho tiempo, así lo querrá Dios, así con el espíritu exaltado de fe lo desea su pueblo grande, para que pueda ver el fruto de su sacrificio; y, ese día no muy lejano, para felicidad de la patria, no habrá arquero de portería contraria alguna, que pueda parar tan faraónico y tan anhelado GOOOLLL!!! 

San Joaquín Edo. Carabobo

julio.cesar.carrillo@hotmail.com 
 


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Julio César Carrillo


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