A su regreso
procedente de la tierra del médico de la eterna estrella, vi su rostro
vigorizado, pero a su vez, quizá un poco cansado, con semejante
trajinar, quien no lo estaría. Nunca había visto su aura tan
conmovida, y, seguro estoy que no es por su experiencia vivida, ante
un destino impío que pretendió arrebatarnos su vida, es por su patria
querida y más allá que su alma llora en silencio, por si tuviese que
dejar en contra de toda su voluntad un proyecto a mitad de camino. Gracias
a Fidel Castro, viejo líder, que preocupado cuál padre por la salud
de su hijo, le extendió su mano amiga.
¡Pa’ lante
señor Presidente! Para evitar que los zares de la guerra se salgan
con la suya, al culminar su tratamiento clínico, humildemente le recomiendo
que en lo adelante de forma religiosa, se traces una meta rigurosa y
disciplinada, como lo es: un buen hábito alimenticio y ejercicio físico.
Reduzca un poco la dosis de café, para que duerma lo suficiente; sepa
usted, que la falta de sueño nos altera de forma negativa el reloj
biológico. Sí, señor Presidente, yo nunca había visto a su tren
Ejecutivo tan activo, y a un pueblo y un Ejército tan celosos y vigilantes
de su patria, como en los días de su reposo médico. Eso demuestra
cuanto han asimilado sus enseñanzas. Ojala, también hayan asimilado
el más importante de los aprendizajes. la perseverancia.
Comandante,
al comienzo de cada jornada encomiéndese a Jehová de los ejércitos,
para que santifique la espada, que ha de protegerle de las sombras hostiles
que pudieran cubrir sus caminos por andar.
Presidente
Chávez, usted vivirá por mucho tiempo, así lo querrá Dios, así
con el espíritu exaltado de fe lo desea su pueblo grande, para que
pueda ver el fruto de su sacrificio; y, ese día no muy lejano, para
felicidad de la patria, no habrá arquero de portería contraria alguna,
que pueda parar tan faraónico y tan anhelado GOOOLLL!!!
San Joaquín Edo. Carabobo
julio.cesar.carrillo@hotmail.com