Leopoldo es un falso positivo

A medida que la penetración colombiana en Venezuela coge vuelo a
través de sus telenovelas, sus lavadores de dinero invirtiendo
ganancias en nuestras empresas quebradas y sus variados aportes al
argot carcelario, la forma de hablar criolla adopta nuevos términos.

En el vecino país, por ejemplo, casi nadie tiene un nombre verdadero
y las noticias se refieren al comandante bandolero alias Amaranto
Jaironelo o al traficante alias don Fabiolo Echeto. De milagro los
candidatos políticos usan nombre auténticos, aunque algunos, como
Antanas Mockus, parecen falsos y grotescos.

Naturalmente su terminología ha mejorado en forma considerable
gracias a la ayuda estadounidense, cuyos expertos en asuntos de
inteligencia militar han salpicado el idioma con palabras pintorescas,
intraducibles o colombianizadas a los carajazos.

Es posible que ese sea el meollo del asunto, es decir, que la
presencia de los asesores gringos en sus bases militares y navales,
haya creado un nuevo léxico que, gracias a los éxitos
político-militares, va cogiendo cuerpo en las cúpulas de la hermana
república, otrora conocida por su lenguaje refinado.

Uno de los grandes aportes es el ‘falso positivo’, un retruque
idiomático para matar a un inocente y presentarlo como un bandido dado
de baja, acto digno de una recompensa, para lo cual le cortan una mano
o tal vez la cabeza. Se trata de una técnica adecuada para pacificar
un sector ocupado por presuntos enemigos.

Lo cierto es que la aplicación de la ‘seguridad democrática’ durante
el gobierno de alias Varito Uribe, rindió pingües resultados mediante
matanzas indiscriminadas. Además los capos del narcotráfico se
evaporaron pues en buena parte pasaron al congreso y al gabinete
ministerial.

Gracias a esos indiscutibles aciertos fue que el precandidato
presidencial Leopoldo López, protegido por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos frente a las arbitrariedades de Hugo Chávez, decidió
asesorarse con el mentado expresidente para liquidar bandoleros sin
darles derecho a pataleo.

A tal fin los expertos colombianos en fosas colectivas comenzarán por
brindar sus conocimientos a la Alcaldía de Chacao, donde se ocuparán
de habilitar rellenos sanitarios que podrían ser empleados con
propósitos variables.

Los furibistas venezolanos recibirán entrenamientos para realizar
‘chuzasos’ o interceptaciones telefónicas, en particular a los
magistrados judiciales, como en Colombia.

Todo parece indicar que el precandidato Leopoldo López dio un paso
positivo en la dirección correcta, o sea, un falso positivo.

augusther@cantv.com


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Augusto Hernández


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