Fueron los astrónomos mayas quienes alertaron acerca de 2012, señalando que era el año del fin del mundo o, en su defecto, el último de un largo ciclo cuyo desenlace ocurrirá el 21 de diciembre. Los sabios de ese enigmático imperio centroamericano no pueden descartarse a la ligera, pues en lo relativo a descifrar misterios celestes les llevaban ventaja a los europeos y tal vez ni los chinos fueron capaces de superarlos como fiscales de estrellas.
Los científicos de la Nasa y otros expertos en galaxias han anunciado que no se debe temer por la integridad de nuestro planeta, pero esos tecnócratas trabajan para la CIA y uno no sabe si lo dicen en serio o se trata de una nube de algodón.
Lo cierto e innegable es que 2012 viene cargado de momentos cruciales, al menos para los venezolanos.
Abundarán las fechas históricas y también las histéricas o electorales. Estas últimas se inician con las primarias de la MUD para elegir candidato presidencial. Cierto es que hay una candidata, pero hasta ahora ninguna encuesta anuncia que María quedará como finalista.
Lo curioso de la elección primaria del 12 de febrero es que los perdedores deberán reconocer al ganador y proclamarlo candidato único de la oposición así no les produzca ninguna nota. Ahora uno entiende por qué los reyes se casaban sin conocer a las novias y también por qué sus hijos con frecuencia eran idiotas.
Por el lado oficial, el máximo evento será que Chávez llegue duro y curvero al 7 de octubre, o meta la coba, que para el caso da lo mismo. Los encuestólogos señalan que el candidato del Polo Patriótico gana la reelección aunque llegue en muletas al centro de votación. De hecho, hay quienes opinan que la noticia de la enfermedad le añadió puntos de ventaja, los cuales no ha perdido en el proceso curativo. Además, veremos qué impresión causa cuando tenga la cara deshinchada y el pelo le crezca para hacerse un corte de última moda.
Y, hablando como los locos, el 26 de marzo se cumplirán dos siglos del terremoto del Jueves Santo, que mató a la cuarta parte de los caraqueños, amén de extender la mortandad a Barquisimeto, Mérida, El Tocuyo, San Felipe y La Guaira.
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